Los bomberos apuntan a la falta de preparación, fallos de comunicación y al clima extremo por el devastador incendio de Maui

Un informe denuncia que se ignoraron alertas por el mal tiempo, la falta de fiabilidad de los sistemas de telecomunicación de la isla durante la crisis y recomienda numerosos cambios para evitar otra tragedia.

La falta de preparación y los fallos de comunicación, junto con fenómenos climáticos "excepcionales" fueron los principales factores detrás de los devastadores incendios que arrasaron Maui el pasado agosto y costaron la vida a unas 100 personas, según un Informe de la Asociación de Jefes de Bomberos Occidentales publicado el pasado miércoles. El mismo día también salió a la luz la primera parte de la investigación independiente encargada por la fiscal general de Hawai, Anne López, en el que el Fire Safety Research Institute recogió una gran cantidad de datos para poder reconstruir lo sucedido antes, durante y tras el fuego.

Más de 100 personas fallecidas y daños por valor de $6.000 millones

Mientras que el informe encargado por la fiscal es meramente descriptivo, sin tratar de encontrar o analizar las causas de los sucedido o evaluar la gestión, el reporte de los bomberos sí entra a valorar lo sucedido y propone varios "retos" para evitar que vuelva a suceder una tragedia de las dimensiones de ésta: 101 personas fallecidas, cerca de 2.200 edificios destruidos y muchos más dañados -el 86% de ellos residenciales-, más de 6.721 acres arrasados y la pérdida de importante patrimonio histórico y cultural, con una estimación de daños superior a los 6.000 millones de dólares.

Entre los factores previos que señalan los bomberos se encuentran el cambio del uso del suelo de humedales a barbecho entre 1970 y 1990, que permitió que el suelo quedara cubierto de hierbas que se suponen un riesgo para los incendios. Especialmente, si, como sucedió el pasado verano, se sufrió un clima "anormalmente seco", con zonas con sequía severa, que contribuyó de manera notable en la rápida propagación del fuego. Para completar la tormenta perfecta, el Servicio Meteorológico Nacional (NWS) emitió un aviso de bandera roja el 5 de agosto "debido a la baja humedad relativa y los fuertes vientos asociados con el huracán Dora, que pasaba a unas 600 millas al sur de Maui". Sin embargo, las autoridades no dieron una importancia especial al anuncio -lo que habría permitido tener en alerta a más personal y recursos- puesto que tales situaciones son relativamente frecuentes en Maui.

Los bomberos de Maui no estaban en condiciones de enfrentarse a un incendio de esas características

El fuego pronto se salió de control, alcanzando niveles catastróficos, demostrando que los bomberos de la isla no estaban en condiciones de hacer frente al desastre al que se enfrentaban, según reflejan los informes. No había suficiente personal, ni camiones de bomberos o camiones cisterna para poder controlar el incendio. Algunos de los profesionales se vieron obligados a usar sus vehículos personales -incluso motos- para rescatar y evacuar a los residentes de los edificios en llamas.

Tampoco ayudaron los fallos de comunicación y coordinación, o el bloqueo de rutas de evacuación -los bomberos solicitan la creación de nuevas- con camiones de bomberos atrapados por cables impidiendo el paso y dejando a profesionales atrapados sin poder contribuir a la extinción del incendio y poniendo en riesgo sus vidas y las de sus compañeros. Por ejemplo, se destaca la actuación de un bombero que rescató a siete compañeros, incluyendo a uno que se encontraba inconsciente.

Fallos en las telecomunicaciones e infraestructuras de Maui

A los errores humanos se sumaron los fallos técnicos. El fuego se expandió hasta el océano, pero las tuberías de agua fallaron, provocando considerables escapes de agua  que bajaron la presión en las tuberías principales hasta el punto de que los bomberos se encontraron con hidrantes sin líquido en localizaciones críticas para la extinción del incendio.

Una de las recomendaciones clave de los bomberos para el futuro es la revisión de las telecomunicaciones de la isla, en especial el sistema de telefonía móvil. Durante la crisis,  ni los móviles ni internet fueron fiables, lo que dificultó la búsqueda de ayuda o de información actualizada sobre la evolución del fuego, incluidos los avisos de evacuación.