Google no quiere que usted piense de forma diferente o por usted mismo. Lo que quiere es que los usuarios callen y escuchen a la Gran MUM.

Olvídese del Gran Hermano: la Gran MUM es la nueva herramienta de Google para reprimir a los conservadores.

MUM, o Multitask Unified Model, fue anunciado el año pasado como el nuevo algoritmo de aprendizaje automático de la compañía. En un principio se describió como una forma innovadora de permitir que el moribundo servicio de búsqueda de Google respondiera a preguntas en lenguaje natural recurriendo a múltiples fuentes.

Aunque las solicitudes de MUM parecían inicialmente apolíticas, eso cambió rápidamente.

Google lanzó MUM para luchar contra lo que consideraba "desinformación" sobre el covid, a fin de que todo el mundo viera "información de alta calidad y oportuna procedente de autoridades sanitarias de confianza como la Organización Mundial de la Salud". Al reducir el número de fuentes a sólo aquellas que se alinean con su agenda, Google es capaz de ofrecer resultados rápidos y a la vez dejar de lado puntos de vista diferentes.

En un artículo de Forbes se describía cómo MUM "comprobaría la información a través de múltiples fuentes fiables" para que el sistema llegase a un "acuerdo general". Google hizo descansar su sistema de búsqueda en la vasta diversidad del internet de aquellos tiempos, pero se ha pasado la última década socavando la diversidad y sustituyéndola por un consenso fabricado y superficial en torno a su propia agenda.

Hace tiempo que Google dejó de ser un medio para encontrar diferentes respuestas, y los resultados que arroja son deliberadamente repetitivos. La búsqueda es una añagaza. El usuario cree estar navegando por internet, cuando en realidad está dando vueltas en el jardín amurallado de Google. Esto es especialmente evidente en las compras y en la política, dos áreas en las que Google tiene fuertes intereses y trata de manipular a los usuarios haciéndoles creer que están explorando diferentes opciones cuando en realidad les está dando variaciones sobre unas pocas.

Como escribió Pandu Nayak, vicepresidente de búsquedas de Google, en un post reciente:

Al utilizar nuestro último modelo de inteligencia artificial, el Modelo Unificado de Multitarea (MUM), nuestros sistemas pueden entender la noción de consenso, que es cuando varias fuentes de alta calidad en la web coinciden sobre un mismo hecho.

Lo último que necesita el mundo es otro sistema informático centralizado que imponga un consenso.

Google no coincide con muchos de sus usuarios sobre lo que son "fuentes fiables" o "de alta calidad". MUM ayuda al monopolio Big Tech en materia de búsquedas a fabricar un consenso sobre lo que afirma es un hecho universal, y a promover snippets en su propio site que promueven dicho consenso.

El monopolio no ve su servicio de búsqueda como una forma de clasificar los distintos sitios. Como los demás monopolios, el de las grandes empresas tecnológicas no quiere que los usuarios abandonen sus sitios, y desea imponerles una respuesta consensuada en su motor de búsqueda. MUM es otra herramienta para mantener a los usuarios en su plantación digital. La noción subyacente a MUM es una redefinición continua de la búsqueda, no como una exploración de una pluralidad de fuentes, sino como una forma de ofrecer una única respuesta instantánea.

Los googlers llevan tiempo obsesionados con la idea de replicar la computadora de Star Trek, que ofrecería una respuesta a cualquier pregunta con una femenina voz robótica. MUM es el siguiente paso en esta búsqueda de la Gran Hermana. "La computadora de Star Trek no es sólo una metáfora que utilizamos para explicar a los demás lo que estamos construyendo. Es el ideal que pretendemos construir, la versión ideal materializada de forma realista", presumía Amit Singhal, entonces jefe del equipo de clasificación de búsquedas de Google.

Posteriormente, Singhal se vio obligado a abandonar la empresa tras ser acusado de acoso sexual.

"Era el motor de búsqueda perfecto", dijo con entusiasmo sobre el ordenador de Star Trek. "Podías hacerle una pregunta y te decía exactamente la respuesta correcta, una respuesta correcta, y a veces te decía cosas que necesitabas saber (...) antes de que pudieras preguntarle".

En 2022, la búsqueda de Google está irremediablemente desbaratada porque la empresa ya no tiene ningún interés en proporcionar el servicio de búsqueda que la convirtió en un monopolio, dando una lista clasificada de diversos resultados, sino que quiere que todo el mundo hable en sus teléfonos y reciba una única respuesta. El consenso.

Los snippets y paneles informativos de Google desplazan los vínculos a sitios reales y proporcionan lo que el monopolio afirma que es la respuesta definitiva. Su asistente de búsqueda está igualmente configurado para ofrecer una única respuesta. Google no quiere que usted compare las respuestas, sino que escuche a MUM.

Y a veces Google quiere darle la información antes de que se la pida.

Internet fue revolucionario porque puso patas arriba los sistemas centrales de propaganda de masas que permitían a un gobierno y a un puñado de hombres imponer su consenso a un público indefenso a través de los medios de comunicación de masas de periódicos, emisoras de radio, cines y televisores. La Web 2.0 de las grandes tecnologías mató la revolución y restauró la oligarquía.

Si tiene un teléfono Android avanzado, puede que descubra que Google Assistant interrumpe las conversaciones para ofrecer sus propios insights. Google también persigue el prebunking de lo que considera "desinformación" con campañas de propaganda preventiva.

Jigsaw, el brazo más explícitamente político de la empresa, está investigando lo que denomina prebunking, o ataque a las opiniones a las que se opone, antes de que puedan siquiera ganar tracción. Actualmente, Jigsaw está probando de forma experimental el prebunking para combatir la "desinformación" en Polonia y otros países de Europa del Este contra los inmigrantes ucranianos. Esto es sólo una prueba y Jigsaw espera que las técnicas de información que sus investigadores están desarrollando tengan una aplicación mucho más amplia.

YouTube, también de Google, ya cuenta con un amplio conjunto de prohibiciones que abarcan todo, desde cuestionar el calentamiento global a contradecir a los expertos médicos o cuestionar los resultados de las elecciones de 2020. Se trata de una ventana a las agendas políticas de la empresa y a la forma en que trata de imponer la conformidad política.

Mientras intenta reducir la esfera de la información aceptable en sus plataformas, Google trabaja con el izquierdista Poynter Institute, uno de los diseminadores de spam fact-checker más sesgados, para desarrollar la "alfabetización mediática". La compañía afirma haberse gastado 75 millones de dólares en la lucha contra la "desinformación". ¿Y quién determina qué es la desinformación? El que controla los algoritmos.

Mientras se acercan las elecciones de mitad de mandato, la portavoz de YouTube, Ivy Choi, prometió que las recomendaciones de la plataforma de vídeos están "destacando de forma continua y prominente el contenido relacionado con las midterms de fuentes informativas autorizadas y limitando la difusión de desinformación perjudicial (...)". El término técnico para esto es propaganda de masas. Eso es lo que hacen las Big Tech.

Internet fue revolucionario porque puso patas arriba los sistemas centrales de propaganda de masas que permitían a un Gobierno y a un puñado de hombres imponer su consenso a un público indefenso mediante los medios de comunicación de masas: los periódicos, las emisoras de radio, los cines y las televisiones. La Web 2.0 de las Big Tech mató la revolución y restauró la oligarquía. Sus monopolistas ven en internet sólo una forma más rápida de hacer llegar a las masas una propaganda más inmersiva.

Los monopolios de las Big Tech despegaron domesticando la web, reduciendo su enorme potencial y diversidad de contenidos a pequeños jardines amurallados que puedan dominar y monetizar. Facebook inhaló la mayor parte de las interacciones sociales en internet y las encerró en su plataforma privada. Google está decidido a hacer lo mismo con el desconcertante desfile de ideas de toda la Red.

Cuando el vicepresidente senior de Google, Prabhakar Raghavan, presentó MUM, sugirió que el objetivo era "desarrollar  una mejor comprensión no sólo de la información existente en la web sino del mundo". Lo que ocurre en internet no se queda en internet.

Los conservadores son una de las barreras culturales porque su existencia es un notable recordatorio de que las Big Tech no lo controlan todo. Aunque sus ejecutivos y empleados son wokes socialmente aislados que operan en grandes centros urbanos, gestionan sistemas que se extienden por todo el país y el resto del mundo. Cuando se encuentran con puntos de vista diferentes, tratan de eliminarlos.

MUM es una herramienta más para imponer una conformidad totalitaria a la diversidad de internet.

Google no quiere que usted piense de forma diferente o por usted mismo. Lo que quiere es que los usuarios callen y escuchen a la Gran MUM.

© Gatestone Institute