Iraq: 20 años de la guerra de la discordia

La campaña para derrocar a Sadam Husein abrió una profunda brecha entre Estados Unidos y el núcleo duro europeo.

Se cumplen 20 años del inicio de la guerra de Iraq, la última invasión a gran escala llevada a cabo por los Estados Unidos. Al frente de una coalición internacional, el presidente Bush lanzó su campaña contra el terror. Sucedió 12 años después de intervenir su padre en la región para responder a la invasión iraquí de Kuwait. Tras 20 años de este suceso, la opinión pública ha evolucionado hasta condenar el conflicto.

Coincidiendo con este vigésimo aniversario de la guerra, el Senado vota tramitar la revocación de las leyes que permitieron la acción armada en Iraq y que dieron cobertura a la Operación Tormenta del Desierto en 1991 y a la Libertad Iraquí en 2003. La iniciativa del Senado recibió el respaldo del presidente Biden, que prometió firmar el texto en caso de aprobarse. Con 68 senadores a favor de votar anular estas leyes, el Congreso mira hacia el pasado y cierra definitivamente este capítulo de la historia

Operadores buscan crudo de contrabando durante la invasión de Iraq.
(Creative Commons / Matthew Belson )

'Conmoción y pavor'

Previo a la invasión, el presidente Bush consiguió el suficiente apoyo del Congreso, asegurando que el régimen dictatorial de Sadam Husein estaba en posesión de armas de destrucción masiva. En un ambiente marcado por la tragedia del 9/11, la amenaza de régimen de Husein, que tenía una dialéctica beligerante hacia los EEUU por la respuesta internacional a su invasión de Kuwait, y que entorpecía el trabajo de los observadores de paz internacional, fue suficiente para lanzar la invasión.

"Conmoción y Pavor" fue el concepto base de la estrategia de guerra. La invasión del país debía producirse de forma rápida y contundente. Tomar la capital, derrocar al régimen de Sadam y asegurar los recursos e infraestructuras claves del país antes de iniciar un proceso de democratización. La realidad fue mucho más compleja. La guerra se encontró con una fuerte oposición internacional cuando la Administración Bush no pudo probar sus acusaciones sobre las armas de destrucción masiva en posesión del Gobierno iraquí. En 2004, Naciones Unidas, con entonces Kofi Annan a la cabeza de su Secretaría General, terminó condenando la invasión de Iraq y declarándola en contra de los estatutos internacionales.

Bandera conmemorativa de la invasión de Irak.
( Creative Commons / Wolfmann )

 

El conflicto terminó embarrando y la estabilidad regional de Oriente Medio con él. Una vez la invasión de Iraq terminada tomó el relevo la guerra contra los grupos islamistas que se multiplicaron en un país asolado por el conflicto. La rápida ofensiva de 'conmoción y pavor' se convirtió en una larga campaña que duró hasta 2011, en paralelo a la intervención en Afganistán.

La América de 2003 a favor de la guerra

En Estados Unidos, las opiniones acerca de la guerra se dividieron progresivamente. En un principio la Administración Bush logró controlar los apoyos en la opinión y el Congreso. Poco a poco fueron dividiéndose. El propio Tucker Carlson admitió que lamenta no haber sido más escéptico con la invasión en el pasado.

Una encuesta del Pew Research Center (PRC)de 2002 indica que el 77% de los americanos creyó que el régimen de Husein tenía armas de destrucción masiva en su posesión. El 83% opinó que Iraq ayudó a los terroristas en el ataque del 9/11. Y un 75% aseguró que el Gobierno de Saddam Husein daba cobijo a organizaciones terroristas. En 2019, otras encuesta del mismo centro de estudios desveló que el 62% de los adultos americanos cree que la invasión no valió la pena. La cifra aumenta hasta el 64% para los veteranos de guerra.

 

Los costes de la guerra

A medida que la guerra en Irak avanzó el apoyo público cayó en picado según las bajas subían. Desde un 71% de apoyo entre los votantes republicanos, en 2008 el mismo dato se redujo hasta el 40%. Más del 30 puntos de caída en tan solo 5 años. La invasión de Iraq dejó 4.491 bajas entre los militares estadounidenses, la mayor cifra de todos los países de la coalición. Los heridos se contabilizaron en 32.000.

El coste económico de la guerra también fue elevado. La Oficina Presupuestaria del Congreso (CBO) calcula que los gastos relacionados con la guerra en Iraq ascendieron hasta los $2,4 trillones. El gasto se disparó una vez terminada la invasión, en especial a partir de 2012, con el pico de gasto en 2015. Por las fechas se puede deducir que fue la etapa de estabilización del país y la guerra contra el Estado Islámico la que resultó más cara para la entonces primera Administración Obama.

Cementerio musulman en Mosul, Iraq.
( Creative Commons )

 

Iraq sin Sadam

Según las fuerzas americanas se retiraron de un país, llegaron las misiones de formación y entrenamiento de la Unión Europea, OTAN y Naciones Unidas. El país intenta ahora recomponerse después de un convulso episodio de bloqueo político que impedía formar Gobierno. El clérigo chiita, Muqtada Al-Sadr, ganó las elecciones pero sin los apoyos necesarios para auparse a la Jefatura de Gobierno. Después de meses de negociación, dejó la presidencia del Ejecutivo al exministro cercano a Irán, Al-Sudani, quien gobierna el país desde octubre. Sin infraestructuras energéticas suficientes, y con poca independencia de cara a Irán, Iraq tiene ahora el desafío de levantarse de las cenizas de casi dos décadas de conflicto.