Estos son los hechos sobre el impeachment contra Biden que los demócratas no pueden negar

A pesar de las críticas, el inicio de las investigaciones del proceso de destitución están plenamente justificadas, según los expertos legales.

El escándalo político más grande de la historia de Estados Unidos, Watergate, no sucedió de la noche a la mañana.

Todo inició el 18 de junio de 1972, con en el diario The Washington Post como protagonista, pues ese día se reveló, con una noticia brevísima, que cinco hombres, uno de los cuales fue empleado de la CIA, habían sido detenidos en la madrugada intentando forzar las oficinas del Comité Nacional del Partido Demócrata en Washington para espiar la campaña del senador George McGovern. Todo esto a semanas de las elecciones generales.

Nadie se imaginaba que esa pequeña noticia, después de varios meses, iba a terminar con la renuncia del presidente Richard Nixon, quien en un principio había negado todo tipo de conexión con "Los fontaneros" que intentaron plantar escuchas en las oficinas del DNC, pero después se vio completamente involucrado en la trama de espionaje más famosa de la historia americana.

Pero antes de la renuncia de Nixon, solo forzada una vez los delitos quedaron completamente expuestos, ocurrió un paso lógico: los comités del Congreso intensificaron las investigaciones para determinar si el entonces mandatario republicano merecía ser destituido por abuso de poder.

Exactamente en este último punto se encuentran los republicanos de la Cámara de Representantes: investigando todas las potenciales conexiones del presidente Joe Biden con los polémicos negocios de su hijo Hunter para determinar la existencia de delitos que justifiquen un impeachment.

Hunter Biden abrazando a su padre, Joe Biden. (Jefe del Estado Mayor Conjunto; Wikimedia Commons)
President Joe Biden hugs his family during the 59th Presidential Inauguration ceremony in Washington, Jan. 20, 2021. President Joe Biden and Vice President Kamala Harris took the oath of office on the West Front of the U.S. Capitol. (DOD Photo by Navy Petty Officer 1st Class Carlos M. Vazquez II)

 

Sin embargo, los demócratas, prácticamente al unísono, han salido al paso del impeachment, catalogándolo como una "caza de brujas" contra Biden e incluso presionando abiertamente a los medios de alcance de nacional para que "intensifiquen" su "escrutinio" contra los republicanos del Congreso por promover un proceso de destitución "basado en mentiras".

Pero los hechos, según los expertos judiciales, están muy lejos del panorama que pintan los demócratas.

Los hechos que los demócratas no pueden negar

La Casa Blanca y el propio Biden han sido un mar de contradicciones al momento de explicar la participación del demócrata en los negocios de su hijo en el extranjero. Primero arguyeron que el presidente no tenía idea alguna sobre los acuerdos comerciales de su hijo, pero después, a medida que avanzaban los informes de los republicanos y la prensa, se desmintieron a sí mismos e impusieron la narrativa de que Joe Biden nunca había participado directamente en los negocios con su hijo. El cambio de discurso es notable y tiene su explicación.

Los republicanos de la Cámara de Representantes, liderados por el congresista James Comer, presidente del Comité de Supervisión, en los últimos meses han publicado evidencia que muestra cómo la familia Biden recibió $20.000.000 procedentes de socios extranjeros de Hunter Biden de países como Rusia, China, Rumania, Ucrania y otros a través de una gran cantidad de cuentas bancarias.

Según James Comer, la razón por la que estos oligarcas extranjeros enviaron dinero a los Biden, a través de diferentes cuentas bancarias difíciles de rastrear, es porque Hunter vendió "la marca" de su padre, quien por entonces fungía como vicepresidente de Obama.

"Durante la vicepresidencia de Joe Biden, Hunter Biden lo vendió como 'la marca' para cosechar millones de los oligarcas de Kazajstán, Rusia y Ucrania. Parece que no se prestaron servicios reales, salvo el acceso a la red de Biden, incluido el propio Joe Biden", dijo Comer en un comunicado de agosto.

Asimismo, Devon Archer, ex socio comercial y mejor amigo de Hunter Biden, confirmó con su testimonio al Congreso que, en efecto, el hijo de Joe Biden vendía la influencia de su padre a sus socios en el extranjero.

Fue el propio Archer el que reveló que Hunter puso a su padre en altavoz en una veintena de llamadas con sus socios extranjeros y también dijo que era falso que Biden no tenía conocimiento sobre lo que hacía su hijo.

En este punto, hay un hecho que los demócratas no pueden negar: Joe Biden sabía de los negocios de su hijo y se reunía o conversaba con sus socios.

Pero la evidencia no se queda allí. Los republicanos revelaron la existencia de un formulario FD-1023, emitido por una fuente "altamente creíble" del FBI, donde se señala a Hunter y Joe Biden de haber recibido $5.000.000 cada uno por parte de un socio ucraniano a cambio de favores políticos.

Según el formulario, la persona que supuestamente admitió que realizó este soborno fue Mykola Zlochevsky, presidente y fundador de la empresa energética Burisma, compañía que le pagó a Hunter Biden más de $80.000 mensuales para que sea miembro de su junta directiva.

La denuncia de esta fuente del FBI hizo sonar las alarmas de los republicanos porque Burisma estaba siendo investigada por corrupción en aquel momento por el fiscal ucraniano Viktor Shokin, quien fue despedido por el Gobierno ucraniano por presiones del propio Joe Biden, quien amenazó en su época como vicepresidente de retener ayuda humanitaria para Ucrania si Shokin no era apartado de su cargo.

Allí el hecho es que, según una fuente de larga data y creíble FBI, Joe Biden pudo haber utilizado su influencia política para proteger los negocios de su hijo en el extranjero y haber recibido dinero a cambio de ello.

Estos hechos, según explican jurista y expertos legales como el catedrático Jonathan Turley, quien participó en los procesos de destitución contra Bill Clinton y Donald Trump, son más que suficientes para que los comités del Congreso intensifiquen las investigaciones de impeachment contra Joe Biden.

5 situaciones que deben investigarse

De hecho, según Turley, existen hasta cinco hechos que obligan al Congreso a investigar la destitución de Biden:

  • Las falsas afirmaciones de Biden al público sobre que no conocía los negocios de su hijo
  • Los 20 millones de dólares que fueron pagados a los Biden por socios extranjeros
  • El polémico despido de Viktor Shokin en Ucrania a instancias de Joe Biden y los supuestos sobornos
  • Los correos de Hunter donde declaró en repetidas ocasiones que pagaba a su padre hasta la mitad de lo que ganaba
  • Los esfuerzos de Hunter Biden por ocultar los pagos y la potencial participación de su padre

Para Turley, al igual que con Nixon en 1973, los republicanos tienen razones suficientes para iniciar las investigaciones de impeachment y la actitud de los demócratas junto con la Casa Blanca solo hacen sonar todavía más las alarmas.

“Al parecer, la Casa Blanca está movilizando a los medios de comunicación para impedir cualquier investigación adicional (…) Se trata de una peligrosa erosión de la separación entre la Casa Blanca y el equipo jurídico personal del presidente”, escribió Turley en un reciente artículo de opinión para TheMessenger.

El catedrático explicó que, a pesar de que los medios moldearon una cobertura favorable a la Casa Blanca en torno a los negocios de Hunter Biden, el público no cree en la versión oficial y piensa mayoritariamente que Joe Biden sí estuvo involucrado en los tratos comerciales de su hijo en el extranjero. También opinó que aquellos que arguyen que no hay pruebas suficientes para iniciar las investigaciones de impeachment sufren de "ceguera deliberada".

“El público estadounidense no debería albergar tales dudas sobre la corrupción en las más altas esferas de nuestro Gobierno. Así pues, la investigación de la Cámara sobre la destitución permitirá al Congreso utilizar la cúspide de sus poderes para forzar la revelación de pruebas clave y resolver algunas de estas inquietantes cuestiones”, sentenció Turley. “Puede que no desemboque en un juicio político, pero sí en una mayor claridad. De hecho, es precisamente esa claridad lo que muchos en Washington más temen de esta investigación”.