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Cómo los aranceles de Trump al acero y el aluminio son un golpe para China

El presidente sigue usando los aranceles para reconfigurar el sistema comercial de Estados Unidos y también como estrategia política.

Donald Trump y Xi Jinping

Donald Trump y Xi Jinping Foto de Ludovic Marin / AFP

El presidente firmó este lunes en la tarde dos proclamaciones oficiales imponiendo aranceles del 25 % a todas las importaciones de acero y aluminio. La decisión hace parte de su promesa de campaña de reestructurar el sistema comercial de Estados Unidos, tratando de proteger a la clase trabajadora que se emplea en estas industrias, pero también es una medida política con la intención de afectar a China. 

Aunque la mayor parte de las importaciones de aluminio y acero vienen de países como Canadá, Brasil y México, y no directamente de China, esta medida en el fondo también busca golpear fuertemente al régimen comunista.

China domina la industria del acero y el aluminio a nivel global

En 2023 su producción de aluminio fue de 41 millones de toneladas métricas, lo que representa un récord, esta cifra es más de la mitad de la producción mundial de aluminio. China es también el principal productor de acero del mundo, en el 2024 produjo más del 50% de la producción mundial total, con alrededor de mil millones de toneladas métricas de acero.

Aunque la mayor parte de su producción de aluminio y acero se utiliza dentro de China, últimamente sus exportaciones han aumentado, en gran medida porque su economía interna enfrenta momentos complicados. Gran parte de ese aluminio y acero, usualmente de bajo costo y poca calidad, se exporta precisamente a países como Canadá y México, que son dos de los principales exportadores de esos metales hacia Estados Unidos.

De modo que México y Canadá consumen el acero y aluminio de China y terminan exportando gran parte de su producción de esos metales hacia Estados Unidos. Es por eso que los productores y sindicatos de trabajadores en los Estados Unidos han alzado sus críticas en contra del aumento de las exportaciones de China de estos dos metales, aunque directamente sus productos no lleguen a nuestro país.

Estos aranceles del 25 % al acero y el aluminio se suman a otros aranceles que afectan, de manera directa, a China. En su segunda semana en la Casa Blanca Trump impuso tarifas del 10% sobre todas las importaciones provenientes de China, eso además de los impuestos que ya estaban vigentes contra el régimen. La administración Biden incluso subió al 25 % los impuestos a productos hechos de acero y aluminio. Tras el anuncio del 10 % de impuestos, la semana pasada, China reaccionó imponiendo aranceles de entre el 10 y el 15 % al gas natural licuado, al carbón, y a maquinaria agrícola entre otros productos americanos.

Los aranceles al acero y al aluminio son una medida que fue utilizada por Trump también en su primer mandato, y responden a su promesa de proteger a la clase trabajadora de la industria que se ve afectada por las importaciones. Aunque China no exporta estos metales a Estados Unidos, en general los fabricantes de aluminio y acero se han quejado desde hace bastante de que la altísima producción de china afecta los precios a nivel internacional e inunda los mercados de sus productos. Mientras tanto, los críticos de los aranceles alertan del aumento de los precios y de cómo el proteccionismo puede afectar a los consumidores en general. 

En los pocos días que lleva en la presidencia, Trump ha utilizado al máximo los aranceles, a veces como herramienta para presionar y conseguir concesiones referentes a las drogas y la migración, pero otras veces directamente como objetivo final para modificar la estructura comercial. Las encuestas muestran que la mayoría de americanos están de acuerdo con los aranceles a China, y más allá de la posición que alguien tenga sobre la utilización de tarifas, Trump está ejecutando lo que prometió en campaña, no hay sorpresas en su actuar.

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