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ANÁLISIS

Un nuevo 6 de Enero

La Justicia y la victoria de Donald Trump dan un giro a la narrativa de lo sucedido hace cuatro años en el Capitolio. El presidente electo se comprometió a que el perdón de los condenados sería una de las primeras órdenes ejecutivas que firmará tras jurar el cargo.

Manifestantes a las puertas del Capitolio el 6 de Enero de 2021(Cordon Press)

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Hace cuatro años, el mundo se estremeció ante lo que parecía el asalto al Capitolio por parte de leales a Donald Trump para evitar que éste cediera el poder a Joe Biden. Durante los últimos cuatro años, la narrativa de los medios tradicionales y los demócratas, con comisión parlamentaria incluida, insistieron en este enfoque sobre los hechos, que provocó numerosas condenas de prisión para los participantes o supuestos instigadores, y dos causas -una en Georgia y otra federal con fiscal especial incluido- contra el presidente electo. Una versión que dio un giro tras hacer públicas las grabaciones de seguridad de la Cámara la nueva mayoría republicana surgida de las midterms de 2022 y, sobre todo, tras los últimos fallos judiciales y la victoria del magnate conservador en noviembre.

Cuatro años durante los cuales Trump no ha cesado de denunciar que era víctima de "una caza de brujas" política por parte de los demócratas y de señalar que los condenados por estos sucesos eran "prisioneros políticos". Tras los últimos reveses judiciales a la versión oficial, Trump volvió a insistir en que una de sus primeras órdenes ejecutivas tan pronto como jure el cargo de presidente será firmar el perdón de estas personas.

La versión de la heroica Pelosi se desmoronó

La narrativa oficial, con documental incluido, que presentaba a una heroica Nancy Pelosi deseando "pegar un puñetazo en la cara" a Donald Trump si se presentaba en el Capitolio y enfrentándose a una horda de radicales despiadados con sed de sangre azul, comenzó a desmoronarse como un castillo de naipes cuando Kevin McCarthy hizo llegar a Tucker Carlson las grabaciones de seguridad de lo ocurrido ese día. En ellas se percibió que esa presunta banda asesina no actuó como tal y permitió detectar grietas en la versión aceptada hasta la fecha.

La investigación abierta por la nueva mayoría permitió descubrir aún más incongruencias, así como graves negligencias por parte de las autoridades demócratas que debieron haber garantizado -y tuvieron ocasión para ello- la seguridad del edificio que representa el poder legislativo nacional y de las personas que se encontraban dentro. De hecho, imágenes inéditas recientemente muestran a la propia Pelosi reconociendo a un ayudante que debió haber pedido ayuda militar, algo que el presidente en ese momento, Donald Trump, le ofreció.

Denuncian las irregularidades de la Comisión que 'investigó' el 6 de Enero

Por si fuera poco, la Comisión de investigación montada ad hoc para acusar a Trump y sus seguidores de un intento de golpe de estado ha sido puesta en evidencia por los análisis encargados por la nueva mayoría, cuyo informe indica que se cometieron graves irregularidades y se dieron como verdades graves falsedades que sustentaran el discurso oficial para justificar la apertura de acusas judiciales contra los participantes, instigadores -hay condenados que ni siquiera estuvieron en Washington el día de los hechos- y, por supuesto, contra el presidente electo. De hecho, han dejado la puerta abierta a tomar medidas contra los miembros de esta Comisión e incluso abrir una investigación contra ellos.

Los hechos descubiertos incluyen la eliminación archivos clasificados antes de que los republicanos tomaran el control de la Cámara o la manipulación de testigos. El informe del subcomité encargado de supervisar la comisión incluso recomendó a las autoridades abrir una investigación criminal contra la entonces representante republicana Liz Cheney.

La Justicia y la victoria de Trump, último clavo en el ataúd de la versión oficial

La Justicia, que en un primer momento se apresuró a condenar más de mil acusados, ha comenzado a recular y revisar sentencias, sobre todo tras el fallo del Tribunal Supremo en junio en favor de Joseph Fischer que dio un giro importante a la situación de unos 250 condenados y provocó la "decepción" del fiscal general Merrick Garland

La victoria de Trump ha sido el último clavo en la tumba del ataúd de la versión oficial y de sus consecuencias para los implicados. En lo referente a las causas abiertas contra él, muy debilitadas tras el fallo de la Corte Suprema sobre la inmunidad presidencial, su triunfo en las urnas supuso el archivo de las causas federales pendientes y el adiós del fiscal especial Jack Smith. El juicio en Georgia tampoco atraviesa su mejor momento tras la decisión de un tribunal de apelaciones de retirar a la fiscal de distrito Fani Willis del caso.

El perdón de los condenados, a partir del 20 de Enero

En lo referente a los condenados por su participación o instigación, Trump se ha comprometido a priorizar la firma de su perdón a partir del día 20 de enero, cuando jure su cargo en el Capitolio. El propio presidente electo comentó la posibilidad de montar un pequeño despacho en la escalinata del edificio para comenzar estampar su rúbrica en órdenes presidenciales desde el minuto cero de su nueva presidencia.

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