La justicia ordena a Virginia que restaure a los votantes eliminados de las listas por sospechas de ser no ciudadanos

La juez Patricia Giles prohibió al estado de Virginia purgar las listas de votantes en las que se encontraban cientos de presuntos no ciudadanos. Giles ordenó al estado reincorporar a más de 1.600 personas que ya habían sido expulsadas de esas listas.

La jueza consideró que la purga de las listas de votantes, ordenada el 7 de agosto, se realizó muy cerca de las elecciones presidenciales. La ley federal prohíbe a los estados eliminar sistemáticamente a personas de las listas de votantes dentro de los 90 días previos a una elección.

La decisión de Gile se conoce semanas después de que el Departamento de Justicia (DOJ) demandara al estado por depurar su padrón electoral de cara a las elecciones presidenciales de noviembre. El gobernador del estado, Glenn Youngkin, aseguró que simplemente removieron de las listas a los no ciudadanos.

A principios de agosto, el gobernador de Virginia firmó una orden ejecutiva para actualizar diariamente la lista de votantes en búsqueda de irregularidades, en este caso de no ciudadanos.

La búsqueda consistió en comparar “la lista de personas que han sido identificadas como no ciudadanos” por el Departamento de Vehículos Motorizados del Estado “con la lista de votantes registrados existentes”. Posteriormente, los registradores locales se contactaron con los votantes en duda para informarles que estaban pendientes de cancelación, a menos que comprobaran su ciudadanía dentro de 14 días.

"A menos de 30 días de las elecciones, el Departamento de Justicia de Biden-Harris presenta una demanda sin precedentes contra mí y contra el estado de Virginia, por aplicar adecuadamente una ley de 2006 firmada por el demócrata Tim Kaine que exige que Virginia elimine a los no ciudadanos de las listas de votantes, un proceso que comienza cuando alguien se declara no ciudadano y luego se registra para votar. Los virginianos -y los estadounidenses- verán esto exactamente como lo que es: un intento desesperado de atacar la legitimidad de las elecciones en el Commonwealth, el crisol mismo de la democracia estadounidense", escribió el gobernador en una carta.