Las tensiones geopolíticas eclipsan la cumbre climática COP29 y, probablemente, los utópicos planes de la ONU
Francia, uno de los principales impulsores de la agenda climática de las Naciones Unidas, enfrenta un conflicto diplomático abierto con Azerbaiyán, el país anfitrión de la cumbre. Por su parte, Argentina sorprendió al mundo al anunciar la retirada de su delegación.
Desde 1995, la COP ha sido la principal cumbre climática anual para evaluar el progreso de los países que se han comprometido a, entre otras cosas, reducir sus emisiones en el marco de acuerdos internacionales, como el Tratado de París. Sin embargo, la COP29 de este año, celebrada en Bakú, capital de Azerbaiyán, está siendo agridulce para las organizaciones, activistas y gobiernos que luchan contra el “cambio climático”, viendo cómo las tensiones geopolíticas eclipsan el propio transcurso de la cumbre y los planes utópicos de Naciones Unidas sobre la emisión cero.
Desde un principio, las tensiones han sido palpables, principalmente por el país anfitrión, Azerbaiyán, cuyo presidente, Ilham Aliyev, dijo durante el evento que el petróleo y el gas son "un regalo de dios". Por esta postura, considerada incompatible con los objetivos de la ONU y el compromiso del Acuerdo de París, activistas verdes radicales han cuestionado que Bakú sea la sede de la conferencia climática más importante del año. Una de ellas fue la propia Greta Thunberg, quien calificó al país anfitrión como un "petroestado autoritario".
Pero más allá de las críticas a Azerbaiyán por sus políticas favorables a explotar recursos como el petróleo y el gas, otro hecho que ha marcado la cumbre es el conflicto latente entre Francia, uno de los países que más impulsa la agenda climática de la ONU, y el propio país anfitrión.
El caso es que las relaciones históricas entre Azerbaiyán y Francia han sido delicadas debido al respaldo de los galos a Armenia, país rival de Azerbaiyán.
Por ello, no sorprendió que el miércoles, 13 de noviembre, la ministra de clima de Francia, Agnès Pannier-Runacher, cancelara su viaje a la COP29 después de que el presidente Aliyev acusara al país europeo de “crímenes” en sus territorios de ultramar en el Caribe en un nuevo cruce entre ambas naciones. Este mismo año, París ya había acusado a Bakú de interferir y fomentar disturbios violentos en Nueva Caledonia.
Es decir, en un año crucial para las aspiraciones climáticas de la ONU, uno de sus cabecillas, Francia, está en pleno conflicto con el país anfitrión de la cumbre.
Otro claro ejemplo de tensión geopolítica estuvo en el mensaje encriptado del primer ministro británico, Keir Starmer, hacia Estados Unidos, sugiriendo que si Washington abandona su rol de liderazgo dentro de la agenda climática Reino Unido estaría listo para ocuparlo.
Según Starmer, la “lección de la historia” indica que los países que actúan temprano durante las transiciones energéticas obtienen grandes beneficios.
“Desde mi perspectiva, hay dos caminos por delante”, declaró Starmer en una conferencia de prensa en la cumbre de Bakú. “Uno, el camino de la inacción y el retraso, que lleva a un mayor deterioro y vulnerabilidad. Un calentamiento por encima de 1.5 °C expondrá a cientos de miles de personas más en el Reino Unido al riesgo de inundaciones, mayor inestabilidad económica e inseguridad nacional”.
“Y dos, el camino que nosotros elegimos, con los ojos bien abiertos no solo ante los desafíos del presente, sino también enfocados firmemente en las oportunidades del futuro. Este es el camino hacia la seguridad nacional, la independencia energética y la estabilidad económica necesaria para mejorar los niveles de vida de la clase trabajadora”, añadió el primer ministro. “No puede haber seguridad global sin seguridad climática”.
El mensaje de Starmer llegó después de que Donald Trump arrasara en las elecciones presidenciales 2024 y se convirtiera en el nuevo presidente electo. Durante la campaña, el líder republicano prometió que Estados Unidos volvería a salir del Acuerdo de París, tal y como sucedió durante su primer mandato. También se espera que el presidente electo impulse una economía que aproveche sus recursos naturales a través de prácticas como el fracking.
Aunado a ello, algunos países en desarrollo han desviado su postura histórica de suscripción absoluta de los acuerdos climáticos de la ONU. El caso más emblemático es el de la Argentina, país liderado por el presidente libertario Javier Milei.
El propio miércoles, Buenos Aires sorprendió al mundo al retirar a su delegación de la COP29. El vocero presidencial del país sudamericano, Manuel Adorni, afirmó que la medida permitiría al nuevo ministro de Relaciones Exteriores, Gerardo Werthein, “reevaluar la situación y reflexionar sobre la posición”.
“El ministro está retirando a la delegación en virtud de toda una reforma que realizará. No hay mucho más que decir”, dijo Adorni.
Las palabras de Adorni, para algunos analistas, suponen que Argentina podría retirarse del Acuerdo de París, una decisión que generaría, sin dudas, un cambio de paradigma en la región, pues supondría un golpe para los planes globales de la ONU y su agenda climática “común”.
Normalmente, la visión de la organización supranacional no condice con las necesidades soberanas de las naciones en desarrollo, y Argentina podría estar dando un paso histórico al convertirse en uno de los primeros Estados de la región en salirse del Acuerdo de París, el cual ratificó en 2016. Quizás podría ser un impulso para que otros países sigan el ejemplo de Argentina.
De hecho, en declaraciones al The New York Times, el ministro argentino Werthein aseguró que el país está reevaluando su posición en todos los acuerdos climáticos de los que forma parte, incluyendo el Tratado de París, que “tiene muchos elementos” con los que la Administración de Milei no está de acuerdo.
Asimismo, cuando el NYT consultó a Werthein sobre por qué Argentina está revaluando su posición sobre los acuerdos climáticos, el ministro aseguró que el Gobierno argentino no niega la existencia del cambio climático, sino que debate las causas detrás del calentamiento global.
“Tenemos diferentes puntos de vista sobre las razones”, dijo Werthein. “Consideramos que está vinculado a los ciclos naturales y estamos de acuerdo en la necesidad de tomar medidas para mitigarlo”.
Las palabras de Werthein coinciden con la visión del presidente Milei, cuya postura sobre el cambio climático avala la corriente de pensamiento de que el ser humano tiene una incidencia menor sobre el calentamiento del planeta.
La férrea y sorpresiva postura del Gobierno argentino llega justo cuando el presidente francés, Emmanuel Macron, se dispone a hacer un viaje clave a Sudamérica donde se reunirá en Buenos Aires con Milei en la previa de la cumbre del G20, que se realizará en Brasil.
Algunos medios locales revelaron que, durante la reunión, el mandatario francés llevará un reclamo a su homólogo argentino por su postura sobre el cambio climático.