El dictador Maduro afianza su poder con la complicidad y el apoyo de Joe Biden
Este martes se conoció que el presidente demócrata planea levantar algunas de las sanciones aplicadas a los miembros del régimen socialista. Además, Estados Unidos celebró el inicio de un nuevo "diálogo" entre la dictadura y la oposición.
El dictador de Venezuela, Nicolás Maduro, está recuperando terreno en la comunidad internacional y afianzando su poder a pesar de que su país vive la crisis humanitaria más grande la historia. Durante años, Maduro estuvo aislado del mundo: la mayoría de países democráticos lo desconocieron como presidente de la República tras realizarse unas elecciones que no contaron con las garantías necesarias. Pero el Gobierno de Joe Biden ha ido suavizando la presión que Estados Unidos impulsó en contra de la dictadura.
Este lunes se registraron dos hechos que le dan estabilidad al dictador y sus aliados. Dos funcionarios estadounidenses informaron que el Gobierno demócrata aliviará las sanciones si Maduro garantiza unas elecciones presidenciales libres, transparentes y monitoreadas internacionalmente en 2024. Al mismo tiempo, se supo que la comunidad internacional acompañará una nueva ronda de conversaciones entre el régimen y una parte de la oposición.
"Dos personas familiarizadas con las conversaciones dijeron a The Washington Post que el alivio de las sanciones se anunciará después de que el régimen de Maduro y la oposición venezolana firmen un acuerdo durante una reunión en Barbados que se llevará a cabo este martes", reseñó el diario El Nacional.
Pero esta estrategia no es nueva. En Venezuela se han realizado al menos 20 diálogos entre la dictadura y la oposición sin lograr acuerdos. El dictador aprovecha ese tiempo para ganar legitimidad y luego da un golpe sobre la mesa de negociación luego de conseguir lo que quería. De hecho, según El Nacional, Maduro da por hecho que existe un consenso para levantar las sanciones. Sin embargo, en el régimen aún no se habla de cambios para lograr unas elecciones democráticas. Por el contrario, lo que hay es una amenaza constante sobre la posibilidad de no permitir la elección primaria de la oposición que está pautada para realizarse este domingo.
La política de presión sobre el dictador
El desconocimiento y la presión contra el dictador se intensificó gracias al respaldo que el Gobierno de Estados Unidos le dio a la oposición venezolana durante la Administración del republicano Donald Trump. El 23 de enero de 2019, Trump reconoció a Juan Guaidó, presidente del Parlamento venezolano, como mandatario interino de Venezuela. La decisión de Estados Unidos se amparó bajo el artículo 233 de la Constitución de la República de Venezuela, que establece que el presidente de la Asamblea Nacional asume las funciones en caso de que haya falta absoluta en el Ejecutivo.
El compromiso de Donald Trump con Venezuela
Desde ese momento, la política exterior de Trump para impulsar la libertad de Venezuela fue más dura. Aumentó las sanciones contra los funcionarios del régimen chavista y las autoridades estadounidenses dieron pasos importantes para acusar formalmente de narcotráfico a varios miembros de la dictadura venezolana.
Las sanciones incluyeron el congelamiento de las cuentas y bienes de los funcionarios. Así como la prohibición de transacciones, confiscación de bienes, embargos de armas y prohibiciones de viaje. Estados Unidos también aplicó sanciones adicionales a las industrias del petróleo, el oro, la minería y la banca.
En paralelo con esas acusaciones, se avanzó también en la investigación de la Corte Penal Internacional contra el régimen por violación de derechos humanos. Cientos de denuncias contra la cadena de mando chavista dieron paso a que Argentina, Canadá, Colombia, Chile, Paraguay y Perú, refirieran la situación en Venezuela a la Corte.
La presión debilitó a la dictadura. Dirigentes opositores insistían en que esa política de Estados Unidos hacia el régimen venezolano se debía mantener hasta lograr un acuerdo político que llevara a la libertad.
Por ejemplo, la líder venezolana María Corina Machado explicó, en conversación con El Nacional, que las sanciones fueron una demostración de que el mundo democrático está comprometido con el cambio político en Venezuela. Dijo que estas acciones demostraron la determinación de Estados Unidos para contribuir a la restitución de la democracia.
“La decisión del presidente Trump es correcta y oportuna. Su impacto es muy grande y contribuye con el fin de la tiranía. Cuenta con el respaldo de la mayoría de los venezolanos. Es una demostración de que Estados Unidos está comprometido con avanzar en la ruta de la fuerza para liberar a Venezuela”, afirmó Machado.
La complicidad de Biden
Sin embargo, la estrategia cambió cuando llegó Joe Biden a la Casa Blanca. El Gobierno demócrata no sólo se planteó desde el principio una política de diálogo, sino que con sus acciones le permitió al régimen ir regresando al escenario internacional.
Una demostración de ello, fue la presencia de Delcy Rodríguez, vicepresidente de Venezuela, en la Cumbre Regional entre la UE y la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe. Fue recibida con besos y abrazos por diferentes presidentes, pero además se reunió con líderes para impulsar el fin de las sanciones.
Juan González, asistente especial de Biden y director principal del Consejo de Seguridad para el Hemisferio Occidental, adelantó que la política de sanciones contra funcionarios que violan los derechos “no cambiarán el status quo”. “Aquí lo que estamos intentando crear son incentivos para que tomen una ruta diferente; pero la ventana es una que se va a cerrar eventualmente. Y sería desafortunado porque el año pasado -alrededor de un millón de venezolanos- salieron de ese país por la situaciones políticas, económicas y seguridad”, dijo González en una entrevista para el medio Voz de América.
Pero la posición de Biden es algo que ya se había anunciado. Al asumir como presidente de Estados Unidos aseguró que optaría por el diálogo para afrontar la crisis venezolana. De hecho, funcionarios estadounidenses viajaron hace más de un año a Caracas para reunirse con el régimen de Maduro.
Otro hecho que demostró el viraje de la política de Estados Unidos para atender la crisis de Venezuela fue la liberación de los dos sobrinos de Cilia Flores, esposa de Maduro, detenidos en Estados Unidos por delitos de narcotráficos. A cambio, el dictador excarceló a siete estadounidenses, entre ellos cinco exejecutivos de Citgo, detenidos en Venezuela desde 2017.
La Administración Biden insiste en que estas decisiones se tomaron en un intento por lograr el retorno de la democracia en el país sudamericano por la vía de la negociación. Pero no ha dado frutos. Maduro parece tener un dictadura más estable y confiada con el inicio del reconocimiento internacional, mientras la crisis venezolana se profundiza, lo que ha provocado la salida de más de siete millones de venezolanos; según datos de la Plataforma de Coordinación, Integridad y Migrantes de Venezuela.
Justamente, la crisis migratoria que se ha generado en la región es una demostración de que la situación en Venezuela no ha mejorado. Así lo explica David Smolansky, ex comisionado de la Secretaría General de la OEA para la crisis de migrantes y refugiados venezolanos. "1.700 personas por día no se van de un país que se arregló. Nuestra oficina ha recabado al menos 700 testimonios de víctimas de la dictadura y hay una constante: la gente sigue huyendo por la escasez de alimentos, por la escasez de medicina, por la inseguridad, por violaciones sistemáticas a los derechos humanos, amenazas, persecución y el colapso económico", explicó Smolansky en una conversación con El Nacional.
Además, sostiene que la crisis en Venezuela se resuelve solamente con la salida de Nicolás Maduro del poder. "Esto es un deslave humano que tiene una causa muy clara que es un régimen ilegítimo, que es el responsable de la emergencia humanitaria compleja. El régimen tiene como política de Estado la violación de los derechos humanos, es el responsable de que no haya luz, no haya agua, responsable del colapso económico y, además, hizo un pacto con el hampa para que Venezuela sea uno de los países más violentos del mundo", aseguró el dirigente.
Mientras tanto, la Administración demócrata se mantiene “apoyando cualquier conversación que exista entre la plataforma unitaria y el Gobierno de facto” para asegurar un regreso a la mesa de diálogo.