El harakiri del GOP en la Cámara de Representantes

Tras el anuncio del adiós de McCarthy y la expulsión de Santos, los republicanos quedan con una exigua mayoría, lo que ahonda la ingobernabilidad de las distintas corrientes del partido.

El Partido Republicano se está suicidando en la Cámara de Representantes. La división entre los miembros de la formación conservadora en el hemiciclo está impidiendo al GOP aprovechar la exigua mayoría con la que cuenta incluso en votaciones clave como si realizar un impeachment al secretario del DHS, Alejandro Mayorkas. Es más, en varias ocasiones el voto de al menos 8 representantes republicanos ha permitido a los demócratas tumbar a un speaker, expulsar a un congresista republicano o aprobar incrementos del gasto al Gobierno. Por si fuera poco, la diferencia con la cuentan los conservadores podría verse reducida a un solo escaño en las próximas fechas tras el anuncio oficial del adiós del exspeaker Kevin McCarthy y las salidas anunciadas del demócrata Brian Higgins y el republicano Bill Johnson antes del final de la legislatura.

Una precaria mayoria de un escaño

Tras la expulsión de George Santos y el anuncio de que McCarthy dejará el Congreso, la mayoría de los republicanos estará en el alambre en la Cámara Baja. Notablemente enfadada, la legisladora conservadora Marjorie Taylor Greene advertía tras la destitución del legislador por Nueva York de que los tres votos de mayoría con los que contaban en ese momento se reducirían a dos en breve por la salida inmediata de otro miembro... y eso si todos los representantes del partido acudieran a las votaciones y votaran en mismo sentido. Algo que parece obvio pero, que, atendiéndonos a las votaciones clave, no sucede tan a menudo. Sus augurios se han visto incluso superados tras el adiós del exspeaker a final de año.

Con McCarthy y Santos fuera, el equilibrio de fuerzas queda en 220 escaños para los republicanos y 213 para los demócratas. La mayoría necesaria baja a 217, pero hay que tener en cuenta que los votos como "presente" o las ausencias pueden incluso reducir aún más el número de votos requeridos para sacar adelante o rechazar iniciativas, complicando la aritmética para los líderes del GOP. Algo que se agravaría aún más en el caso de que el asiento del congresista expulsado acabara en manos del Partido Azul en la elección especial del 13 de febrero del próximo año.

La división entre las distintas corrientes del partido ha otorgado grandes triunfos a sus adversarios, a pesar de estar en minoría. Gracias a la iniciativa del legislador por Florida Matt Gaetz y al voto de ochos legisladores republicanos, los demócratas se cobraron la cabeza de una pieza de caza mayor: el speaker Kevin McCarthy. Los legisladores progresistas no tuvieron reparos en votar en bloque por su destitución cuando el principal motivo de ésta fue la negociación de varias leyes -en especial la Resolución de Continuidad- que permitían aumentar el techo de la deuda y evitar el cierre del Gobierno.

Doble vara para los legisladores demócratas

Asimismo, fueron los votos de 105 representantes conservadores los que permitieron a los 212 legisladores demócratas conseguir la mayoría suficiente para expulsar a Santos de la Cámara. Curiosamente, los criterios morales por los que el congresista por Nueva York perdió su escaño antes de que un juez lo declarara culpable no parecen aplicarse en el caso de los progresistas.

Por ejemplo con las acusaciones de corrupción al senador Bob Menéndez, las sospechas de que el matrimonio Pelosi se benefició de información privilegiada para ganar una fortuna en bolsa, las pruebas de que Adam Schiff mintió y presionó a los medios y redes sociales para esparcir el bulo de la colusión rusa, Swalwell y su espía china o las polémicas que han protagonizado varios miembros del grupo socialista The Squad, como la ayuda de la representante Rashida Tlaib a participantes en una marcha antiisraelí para que pudieran acceder a dependencias del congreso. La activación de una alerta antiincendios por parte de Jamaal Bowman antes de una votación crucial y sus mentiras para justificarse ni siquiera serán investigadas por la Cámara.

De hecho, para conseguir que el pleno censurara a Tlaib por sus actos hicieron falta dos votaciones, puesto que un nutrido grupo de representantes republicanos se negó a apoyar la moción de Taylor Greene.

Preocupación y desconcierto entre los votantes del GOP

Los tiros en el pie de los representantes republicanos están alarmando a sus votantes, que ven cómo varios de los principales objetivos de su partido están en peligro. Por ejemplo, el impeachment a Mayorkas por la inacción frente a la crisis fronteriza o al propio presidente Biden a la luz de los descubrimientos que varias comisiones están sacando a la luz sobre los negocios de la primera familia. Como recoge Taylor Greene en un tuit:

Los votantes republicanos quieren que detengamos la agenda de los demócratas comunistas y que responsabilicemos a los demócratas, NO que destruyamos nuestra mayoría y no hagamos nada para responsabilizar a los demócratas.