Suecia despliega al ejército para contener la violencia de las bandas criminales en sus calles

Suecia tuvo políticas de inmigración de puertas abiertas durante muchas décadas y acogió a más inmigrantes que cualquier otra nación europea. Alrededor del 20% de los 10,5 millones de habitantes de Suecia nacieron en el extranjero.

El primer ministro sueco, Ulf Kristersson, convocó al jefe de las fuerzas armadas y al comisario de policía en un intento de frenar la violencia de las bandas, que se ha cobrado al menos 11 vidas sólo en septiembre. Tan sólo en la última semana, dos personas murieron en distintos tiroteos en la capital, Estocolmo, y otra mujer fue víctima del impacto de una bomba mientras paseaba por la ciudad de Uppsala.

"Es un momento difícil para Suecia. Una mujer de 25 años se acostó anoche en una noche completamente normal, pero no llegó a despertarse", dijo el primer ministro Ulf Kristersson durante un inusual discurso televisado a la nación en el que sentenció:

Cazaremos a las bandas, derrotaremos a las bandas.

Para ello, el ejército se desplegara en las calles para colaborar con las autoridades policiales en labores de vigilancia, logística y análisis de la "extremadamente excepcional" situación que atraviesan. Además, se ha comenzado a avanzar una reforma legal ya que, según denunció el el primer ministro, la legislación actual no está "diseñada para guerras de pandillas y niños soldado". Los cambios se centrarían en un endurecimiento de penas en los actos delictivos violentos y reformas en materia de inmigración.

Kristersson formó un gobierno de centro-derecha en minoría tras las elecciones del año pasado con el apoyo de los conservadores, poniendo fin a ocho años de gobiernos socialdemócratas en Suecia. En este sentido, el primer ministro culpó a los gobiernos anteriores de los problemas que atraviesa el país. "Es una política de inmigración irresponsable y una integración fallida lo que nos ha traído hasta aquí", dijo Kristersson, cuya coalición de Gobierno ganó las elecciones en parte con la promesa de frenar la creciente violencia de las bandas y ha puesto en marcha una serie de iniciativas enfocadas a ello, como mayores poderes para la policía y castigos más severos para los delitos con armas de fuego.

Suecia tuvo políticas de inmigración liberales (puertas abiertas) durante muchas décadas y acogió a más inmigrantes per cápita que cualquier otra nación europea durante la crisis migratoria de 2015. Alrededor del 20% de los 10,5 millones de habitantes de Suecia nacieron en el extranjero.

La policía calcula que unas 30.000 personas en Suecia están directamente implicadas o tienen vínculos con la delincuencia de bandas. La violencia también se ha extendido de las grandes zonas urbanas a pueblos más pequeños, donde antes era poco frecuente. "Los conflictos criminales en Suecia son una grave amenaza para la seguridad y la protección del país", dijo el comisionado de la Policía Nacional, Anders Thornberg, en un comunicado.