Portavoces de Hamás confiesan que el objetivo del grupo terrorista no es ayudar a los palestinos sino mantener “un estado permanente de guerra con Israel”

“Conseguimos volver a poner la cuestión palestina sobre la mesa, y ahora nadie en la región vive en calma”, dijo un portavoz.

La terrible masacre del pasado 7 de octubre al sur de Israel dejó la friolera de 1.400 personas asesinadas y más de 200 secuestrados por las fuerzas terroristas de Hamás. La operación, mortífera e inesperada, lejos de ser un mal cálculo de violencia para provocar a Israel, fue un éxito que tenía como objetivo principal desestabilizar el statu quo en la zona y volver a definir los objetivos reales de Hamás como grupo armado.

De acuerdo con un amplio reportaje del diario The New York Times, Hamás mantuvo en secreto la cruenta operación en Israel con sus dirigentes en el extranjero e incluso aliados militares claves como Hezbolá para mantener el hermetismo sobre la misma y evitar cualquier tipo de filtración.

“En semanas de entrevistas, dirigentes de Hamás, junto con funcionarios árabes, israelíes y occidentales que siguen la pista del grupo, dijeron que el ataque había sido planeado y ejecutado por un estrecho círculo de comandantes en Gaza que no compartieron los detalles con sus propios representantes políticos en el extranjero ni con sus aliados regionales como Hezbolá, dejando a la gente fuera del enclave sorprendida por la ferocidad, la escala y el alcance del asalto”, se lee en las páginas del medio.

La movida, según informa el Times, superó ampliamente las expectativas del grupo terrorista en cuanto a bajas y retenidos y además sentenció por completo varios conflictos internos de la organización, que había caído en una indefinición sobre si sus objetivos históricos habían cambiado tras convertirse en la fuerza controladora política de la Franja de Gaza.

Según el Times, muchos miembros dentro de la organización terrorista consideraban que su misión como grupo armado que buscaba destruir a Israel para darle forma a un Estado palestino estaba quedando rezagada. La masacre del mes pasado cambió esa percepción interna.

De acuerdo con Khalil al-Hayya, miembro del órgano máximo de dirección de Hamás, para la organización terrorista era fundamental “cambiar toda la ecuación y no limitarnos a un enfrentamiento”.

“Conseguimos volver a poner la cuestión palestina sobre la mesa, y ahora nadie en la región vive en calma”, le dijo al-Hayya al Times.

De acuerdo con el periódico neoyorquino los líderes de Hamás se sorprendieron con el número de asesinatos que lograron durante la masacre y atribuyeron el éxito de la incursión a la poca oposición que hubo en las fronteras, lo que les permitió tomar posiciones rápidamente en las comunidades cercanas y bases militares.

Taher El-Nounou, asesor de medios de Hamás, también reveló al Times una de las verdaderes motivaciones detrás de la masacre del 7 de octubre: pasar a una situación de guerra permanente.

“Espero que el estado de guerra con Israel se convierta en permanente en todas las fronteras y que el mundo árabe nos apoye”, dijo El-Nounou.

Sin embargo, la revelación más fuerte y polémica estuvo a cargo del propio al-Hayya, quien afirmó que Hamás como organización no está trabajando para apoyar a los palestinos con estabilidad o recursos, sino para cumplir con sus objetivos de destruir a Israel.

“El objetivo de Hamás no es dirigir Gaza y llevarle agua y electricidad y cosas así”, dijo al-Hayya. “Hamás, el Qassam y la resistencia despertaron al mundo de su profundo sueño y demostraron que esta cuestión debe seguir sobre la mesa”.

“Esta batalla no fue porque quisiéramos combustible o trabajadores. No buscaba mejorar la situación en Gaza. Esta batalla es para derrocar completamente la situación”, sentenció.