¿Estados Unidos finalmente pedirá cuentas al Gobierno azerí? ¿O mirará inmutable, una vez más, cómo masacra a los armenios e invade sus tierras con la colaboración de Turquía?

El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, dijo el 13 de octubre que en las próximas semanas Azerbaiyán podría invadir Armenia.

El presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, ha amenazado a Armenia con la guerra en múltiples ocasiones.

Los medios de comunicación pro Erdogan en Turquía también están sonando tambores de guerra. El titular del periódico Türkiye del 3 de octubre se refiere a los armenios de la provincia de Syunik (Zangezur) como "serpientes", "pandillas" y "terroristas". Un titular dice: "El nuevo nido de la serpiente es Zangezur". Afirma, asimismo, que los desplazados de Artsaj (también conocido como Nagorno-Karabaj) están recibiendo entrenamiento militar en "campamentos terroristas en Zangezur". Cuando los medios turcos utilizan tales palabras, su intención es preparar al público para una guerra

El 1 de noviembre, el Instituto Lemkin para la Prevención del Genocidio emitió una alerta de bandera roja "debido a la alarmante posibilidad de una invasión de Armenia por parte de Azerbaiyán en los próximos días y semanas". El gobierno estadounidense también sabe que el próximo paso de Azerbaiyán y Turquía es atacar a la República de Armenia.

Después de asediar y matar de hambre a 120.000 armenios cristianos en la República de Artsaj, en el Cáucaso del Sur, durante nueve meses, el 19 de septiembre de 2023, Azerbaiyán bombardeó a las comunidades de la misma región. Cientos de civiles, incluidos niños, fueron asesinados.

Casi todos los armenios de Artsaj han huido: saben que el ejército azerbaiyano trata con máxima crueldad a los rehenes. Los soldados azeríes, desde que comenzó la invasión, han estado subiendo videos en redes sociales donde aparecen decapitando y mutilando a armenios.

El Instituto Lemkin para la Prevención del Genocidio señaló el 23 de septiembre:

"Hay historias sobre la decapitación de niños en Artsaj, sobre la separación de hombres jóvenes o mayores... Azerbaiyán ha tratado rutinariamente a los armenios con este nivel de barbarie, especialmente en las guerras de 2016, 2020 y 2022. Es un país gobernado por personas que no ocultan su odio visceral hacia los armenios".

Decapitar y mutilar a los armenios parece ser una antigua tradición azerí. Estas acciones son promovidas y recompensadas por el Estado de Azerbaiyán: los soldados que cometen crímenes de guerra comparables con las atrocidades de ISIS son tratados como héroes nacionales. Nunca son procesados, nunca rinden cuentas.

El 19 de febrero de 2004, por ejemplo, durante una clase de inglés de tres meses de duración que formaba parte de un programa patrocinado por la Asociación para la Paz de la OTAN en Budapest, Ramil Safarov, un oficial del ejército azerbaiyano, irrumpió en el dormitorio del teniente del ejército armenio Gurgen Margaryan por la noche y lo mató a hachazos mientras dormía. Safarov golpeó a Margaryan 16 veces en la cabeza y el cuello con el hacha, casi decapitándolo.

Un tribunal de Budapest condenó a Safarov en 2006 por asesinar a Markaryan e intentar asesinar de la misma manera a otro participante armenio del curso, Hayk Makuchian. La sentencia fue cadena perpetua. Sin embargo, Safarov recibió una bienvenida de héroe en Bakú, la capital de Azerbaiyán, cuando fue extraditado en 2012.

Según la antropóloga Sarah Kendzior:

"El 31 de agosto de 2012, Ramil Safarov fue extraditado a Azerbaiyán, donde fue recibido como un héroe. Mientras una multitud adoradora lo vitoreaba, Safarov caminó por las calles de la capital envuelto en una bandera de Azerbaiyán y llevando un ramo de rosas. Fue indultado por el presidente Ilham Aliyev, ascendido de rango y premiado con dinero y un nuevo apartamento por parte del Ministerio de Defensa de Azerbaiyán".

En 2020, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) dictaminó que las acciones de Azerbaiyán equivalían a "aprobar" y "respaldar" el "grave delito basado en un sesgo étnico" de Safarov. El tribunal concluyó que "los actos de Azerbaiyán efectivamente conceden impunidad a Safarov por los crímenes cometidos contra sus víctimas armenias."

"Además, el Tribunal considera particularmente inquietantes las declaraciones hechas por varios funcionarios azerbaiyanos que glorifican a Safarov, a sus obras y su perdón. Deplora también que la gran mayoría de esas declaraciones ensalzan especialmente el hecho de que los crímenes de Safarov fueron cometidos contra soldados armenios, lo felicitan por sus acciones y lo describen como un patriota, un héroe y un modelo a seguir".

Durante una incursión azerí en Artsaj del 1 al 5 de abril de 2016, un miembro yazidí del Ejército de Defensa de Artsaj, Kyaram Sloyan, fue decapitado y mutilado por soldados azeríes. En las redes sociales se publicaron videos e imágenes que mostraban a soldados azeríes posando con la cabeza cortada de Sloyan. El Sunday Times las calificó de "impactantes fotografías-souvenir de soldados azerbaiyanos uniformados posando con la cabeza cortada".

Sloyan fue enterrado nuevamente en la aldea de su padre en Armenia después de que el Comité Internacional de la Cruz Roja recuperara su cabeza y se la devolviera a su familia. "Cuando trajeron el cuerpo, no sabíamos que no tenía cabeza", dijo Kyalash, el afligido padre de Sloyan, al servicio armenio de RFE/RL el 11 de abril de 2016. "Fue muy doloroso descubrir eso. Ayer trajeron la cabeza".

Según diversos reportes, el oficial azerbaiyano que decapitó a Sloyan se convirtió en un héroe nacional de Azerbaiyán. El presidente Aliyev le otorgó una medalla en mayo de 2016.

La Oficina del Defensor de los Derechos Humanos de la República de Artsaj publicó un informe público provisional sobre las atrocidades cometidas por las fuerzas militares de Azerbaiyán durante la guerra de cuatro días en abril de 2016. El texto señala que tanto civiles como militares fueron ejecutados y mutilados por el ejército azerí. Algunos soldados de Artsaj fueron, "junto con otras formas de desmembramiento, sometidos a decapitación". En el informe se publicaron imágenes gráficas de los abusos.

Durante la guerra de Azerbaiyán contra Artsaj en 2020, las cuentas azeríes publicaron una vez más videos en Telegram que mostraban a los azeríes decapitando civiles, soldados y prisioneros de guerra armenios. Uno de ellos era Yuri Asryan, un hombre de 82 años que se había negado a abandonar su aldea cuando se acercaron las fuerzas invasoras el 20 de octubre.

Durante la incursión militar de Azerbaiyán en Armenia en septiembre de 2022, soldados azeríes violaron, mutilaron y asesinaron a una mujer de 36 años que servía en las fuerzas armenias. Luego publicaron un video que demostraba su crimen en redes sociales. La muerta aparece desnuda, con ambos brazos y piernas desmembrados. Le falta uno de los ojos. Un dedo amputado parece sobresalir de su boca y otro, de sus partes íntimas.

El video también incluye a varios otros armenios mutilados y decapitados. Se puede escuchar a los soldados azeríes que graban el video riendo y bromeando de fondo.

Las palabras de Kamil Zeynallı, un atleta azerí con 1,7 millones de seguidores en Instagram, demuestran el camino azerí hacia el "heroísmo" nacional. Zeynalli dijo en una llamada de WhatsApp publicada posteriormente en las redes sociales:

"Derrama la sangre de los armenios. Volverás a nuestro país como un hombre. Serás libre como un hombre. Nuestro presidente [Aliyev] apoya a quienes decapitan a los armenios.

"Quien corte la cabeza a los armenios tendrá a nuestro presidente a su lado."

Azerbaiyán difunde propaganda mostrándose ante Occidente como una sociedad supuestamente tolerante y multicultural. Esta propaganda es refutada por el hecho de que Azerbaiyán recompensa a los soldados que decapitan a los armenios, entre muchos otros crímenes de guerra.

No hay otro Gobierno que recompense con tanto orgullo a los soldados que decapitan y mutilan cautivos, excepto quizás la Autoridad Palestina y el Estado Islámico (ISIS) .

El uso de las decapitaciones por parte de los yihadistas se basa en las escrituras y la historia islámica:

"Así que cuando [durante la batalla] se encuentren con aquellos que no creen, golpeen [sus] cuellos hasta que, cuando les hayáis infligido matanza, aseguren sus ataduras... Ese es el mandamiento. Si Alá hubiera querido podría haberse vengado de ellos Él mismo, pero ha ordenado la guerra para probar a unos por medio de otros. Y aquellos que mueren por la causa de Alá, Él nunca desperdiciará sus obras." – Corán 47:4, traducción Sahih International

"Sembraré terror en los corazones de los que no creyeron, así que golpeen sus cuellos y quítenles la punta de los dedos." – Corán 8:12.

Las decapitaciones han sido utilizadas habitualmente por los musulmanes en su yihad (guerra al servicio de Alá) contra los no musulmanes desde la llegada del Islam en el siglo VII. (Para ver más ejemplos de decapitaciones y otras formas de violencia por parte del Islam, consulte aquí ).

La guerra de Azerbaiyán contra los armenios es yihadista además de nacionalista. Durante los enfrentamientos en 2020, Erdogan declaró :

"Apoyamos a Azerbaiyán hasta la victoria... Les digo a mis hermanos azerbaiyanos: que vuestra ghazwa sea bendecida".

Ghazwa en el Islam significa una batalla o incursión contra los no musulmanes para la expansión del territorio musulmán y/o la conversión de los no musulmanes al Islam. Erdogan anunció así abiertamente que los ataques contra el territorio armenio constituyen una yihad. Para luchar contra los armenios en Artsaj, a Turquía se unieron también en Azerbaiyán terroristas yihadistas mercenarios de Siria.

Durante la primera guerra de Artsaj (1991-94), que ganaron los armenios, el Dr. Araks Pashayan, experto en Islam político y Azerbaiyán, señaló que "mercenarios de Afganistán, Irán, Estados Unidos, Rusia y Turquía estaban incluidos en el ejército azerbaiyano". "Y, en particular, Turquía e Irán proporcionaron a Bakú instructores militares".

Mohammad Younas estaba entre los miles de combatientes afganos que Hezb-e Islami, un importante partido islamista afgano, envió a Azerbaiyán en la década de 1990 para reforzar a Bakú en su guerra contra los armenios.

"Si es posible, me uniría de nuevo a los musulmanes de Azerbaiyán para defenderlos contra los no musulmanes", dijo Younas a Radio Afganistán Libre de RFE/RL. "Mi verdadera motivación al ir a Azerbaiyán fue participar en una yihad, pero también quería ganar algo de dinero", dijo.

Ante esta barbarie, el mundo observa de brazos cruzados. Tal complacencia ha permitido a Azerbaiyán desplazar por la fuerza a unos 120.000 armenios indígenas de su tierra natal, Artsaj. Los armenios saben lo que sucedería si intentan vivir bajo el régimen azerí.

¿Estados Unidos finalmente pedirá cuentas al Gobierno azerí?, ¿le recortará la ayuda militar? ¿O mirará inmutable, una vez más, cómo Turquía y Azerbaiyán masacran armenios e invaden sus tierras?

Ya es hora de que Occidente sancione al gobierno de Azerbaiyán y lo haga responsable de tratar a los armenios de la manera más brutal. Mientras los gobiernos occidentales continúen su cooperación militar y comercial con Azerbaiyán y hagan la vista gorda ante sus atrocidades, seguirán siendo cómplices de sus crímenes.

© Gatestone Institute