Desde abril de 1961, con el intento de invasión de Bahía Cochinos, nada ni nadie había puesto al régimen comunista cubano en una situación tan difícil como sin duda hizo Oswaldo Payá Sardiñas, líder del Movimiento Cristiano Liberación y creador del Proyecto Varela en 1998. Era una iniciativa que llevaba el apellido del clérigo abolicionista e independentista cubano de primera mitad del siglo XIX, Félix Varela, y que utilizó un resquicio legal que dejaba la Constitución cubana de 1992 para cambiar la forma de gobierno y de Estado.
Según la propia ley, bastaba con recoger 10.000 firmas que respaldaran una propuesta política para que la Asamblea Nacional tuviera que considerarla. Oswaldo Payá consiguió reunir 11.200 firmas y la presentó. Y ahí comenzaron sus problemas. Después de varias triquiñuelas carentes de valor legal, la dictadura comunista desoyó la petición. Pero el movimiento era cada vez más popular fuera y dentro de Cuba, tanto que obligó al propio Fidel Castro a cambiar la Constitución e introducir una enmienda que declaraba al socialismo (en realidad a la dictadura comunista) "irrevocable" en la isla.
Pero Oswaldo Payá Sardiñas se había convertido en un líder político, democrático, pacifista, carismático y peligroso para el régimen. Nacido en La Habana en 1952, había conseguido el premio Sajarov a los Derechos Humanos del Parlamento Europeo en 2002, candidato al premio Noble de la Paz en varias ocasiones y vicepresidente de honor de la Internacional Demócrata de Centro. Una trayectoria que cortó en seco el Gobierno cubano en Bayamo, al este de la isla, el 22 de julio de 2012. Tal y como ahora dictamina la investigación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) hay "indicios serios y suficientes para llegar a la conclusión de que agentes estatales tuvieron participación en la muerte de Payá y Cepero".
La CIDH recomienda a Cuba la adopción de "medidas de compensación económica y satisfacción" para las víctimas de las violaciones de derechos humanos cometidas en este caso, que son las familias de Payá y Cepero, y Ángel Carromero, miembro del Partido Popular de España, que era la persona que manejaba el carro y único superviviente del accidente.
Las declaraciones de Carromero y de un testigo presencial coinciden en afirmar que "no fue un accidente de tráfico, sino que otro auto estuvo involucrado en el choque". La CIDH identificó "múltiples irregularidades y omisiones en la investigación seguida (por la autoridades)", y certificó las amenazas sufridas por Carromero para que confesase que era el único responsable del accidente. Carromero fue culpado en su día por el Gobierno cubano y condenado por "homicidio vehicular". El coche en el que viajaban perdió el control y chocó contra un árbol. Carromero siempre sostuvo, cuando pudo hablar en libertad, que otro automóvil los embistió por atrás, perdió el control de su vehículo y chocaron contra un árbol.
"El Estado cubano es responsable por el asesinato de mi padre, Oswaldo Payá, y de Harold Cepero. Nada podrá compensarnos, pero ahora estamos más cerca de la Justicia que llegará para todos los cubanos cuando se cumpla tu sueño de libertad, papá", aseguró Rosa María Payá, dirigente opositora y fundadora de Cuba Decide.
