Este martes, la Casa Blanca anunció un nuevo paquete de ayuda militar de 300 millones de dólares destinado a Ucrania, marcando el primer envío de armamento por parte de Washington desde que se agotaron los fondos en diciembre del año pasado.
Según informaron altos funcionarios de defensa, el paquete será financiado mediante los ahorros generados en contratos previamente concedidos a las fuerzas armadas e incluirá interceptores de defensa aérea, proyectiles de artillería y sistemas blindados.
“Las tropas ucranianas han luchado con valentía y están luchando con valentía a lo largo de esta guerra, pero ahora se ven obligadas a racionar sus municiones bajo presión en múltiples frentes, y ya estamos viendo los efectos en el campo de batalla (…) Eso está costando terreno, está costando vidas y nos está costando estratégicamente a Estados Unidos y a la Alianza de la OTAN”, dijo el asesor de seguridad nacional Jake Sullivan antes de anunciar el nuevo paquete de asistencia a Ucrania.
Según funcionarios, la medida se presenta como una solución provisional, capaz de contener el avance de las tropas rusas durante solo unas pocas semanas. Sin embargo, destinar más dinero a Ucrania se vuelve cada vez más complicado.
Recientemente, el Senado aprobó un significativo paquete de ayuda internacional, que busca destinar un total de 95.000 millones de dólares a países como Taiwán, Israel y Ucrania. En particular, el Gobierno ucraniano se beneficiaría en mayor medida, recibiendo una asignación significativa de 60.000 millones de dólares. Pero este proyecto de ley podría no correr la misma suerte en la Cámara de Representantes debido a que la propuesta deja por fuera esfuerzos para mitigar la crisis fronteriza que enfrenta el país.
Cabe destacar que, desde la invasión rusa en febrero de 2022, la Administración Biden ha enviado más de 75.000 millones de dólares en efectivo y equipos a Ucrania, enfocándose principalmente en operaciones militares, el mantenimiento del Gobierno y necesidades humanitarias.
Mientras tanto, Estados Unidos continúa enfrentando importantes desafíos en materia de seguridad derivados de la entrada de inmigrantes ilegales, el contrabando y otros problemas vinculados a la frontera.
