Durante décadas ha sido la versión moderna de convertir el plomo en oro, pero su promesa de energía limpia e inagotable está cada año más cerca.

El proceso atómico que impulsa el sol tiene los medios para alterar la forma en que aprovechamos la energía para alimentar nuestro mundo, pero conquistar la física de contener una reacción de fusión ha demostrado ser enormemente difícil. Sin embargo, la nación que genere una reacción de fusión genuina y sostenida será la dueña del futuro.

No hay que confundirla con una bomba de hidrógeno de fisión (que divide los núcleos de los átomos en átomos más pequeños), los físicos explican que una reacción de fusión controlada (que combina los núcleos de los átomos) crea temperaturas de hasta cien millones de grados centígrados. Es difícil concebir el dominio de una reacción que tiene una temperatura casi diez veces superior a la del centro del Sol. Sin embargo, investigadores de varias naciones han creado lo que se denomina un reactor tokamak, que utiliza campos magnéticos enormemente potentes para contener la reacción por milisegundos de tiempo. Parte del reto consiste en cómo utilizar menos energía para crear esa reacción que la necesaria para mantenerla.

La explicación breve y "no física" de este proceso es que permite que la fusión nuclear caliente el hidrógeno a temperaturas extraordinarias que, a su vez, crean un gas de plasma sobrecalentado. La energía y el calor producidos por esta reacción pueden utilizarse en última instancia para generar vapor que haga girar turbinas de cualquier tamaño para cualquier fin. La cantidad de combustible de fusión necesaria para producir enormes cantidades de energía es apenas una fracción de la que requerirían los combustibles fósiles y no genera contaminación en la atmósfera ni residuos radiactivos. Tampoco, para crear la fusión, tendríamos que depender de naciones hostiles para garantizar el suministro de ese elemento siempre abundante, el hidrógeno.

La República Checa, el Reino Unido y Alemania figuran entre los líderes europeos en este campo. Han construido sus reactores tokamak para sondear la mejor manera de aprovechar esta ciencia, con el objetivo de mejorar el mundo. Los checos, en particular, han recibido a miembros del público en su tokamak para ampliar la comprensión pública de su enorme importancia para el futuro.

Se puede suponer sin temor a equivocarse que China, lejos del escrutinio público, tiene la intención de avanzar en su investigación sobre el tokamak: sabe que el mundo libre desconfía, con razón, de su actual dominio de los materiales para la tecnología de energía verde que deseamos los occidentales, incluso aunque ellos sigan construyendo sus centrales de carbón. Según reportes, los chinos ya han batido el récord de duración de una reacción de fusión en su reactor.

Otros países que están investigando reactores tokamak son India, Rusia, Japón y Corea del Sur.

Estados Unidos no se ha quedado de brazos cruzados. El Departamento de Energía ha anunciado un importante avance en el modo en que se encienden las reacciones de fusión, una parte fundamental del proceso. Su comunicado de prensa dice que es un hito histórico que "allanará el camino para los avances en defensa nacional y el futuro de la energía limpia".

Hay un puñado de inventos que han permitido a la civilización reclamar el futuro: el uso del fuego, la rueda y la imprenta, se encuentran entre ellos. Sin embargo, el aprovechamiento de la fusión podría convertir todo esto en una mera nota a pie de página en el avance de los beneficios (y posiblemente, por desgracia, de los no-beneficios) para la humanidad. La pregunta que deberíamos hacernos ahora es: ¿Qué nación tendrá la llave de ese futuro y, al hacerlo, qué exigirá a los que no supieron desbloquear el poder ilimitado del sol?

© Gatestone Institute