Un reporte interno de la Universidad de Columbia denuncia un clima "aplastante" de discriminación antisemita y pide cambios "urgentes"
El Grupo de Trabajo sobre Antisemitismo entrevistó a cientos de alumnos israelíes y judíos sobre su experiencia en el campus después del 7 de Octubre.
"Gente con la que te sentaste en clase, con la que tomaste unas copas, con la que comiste y cenaste al día siguiente te dice que ojalá se muera toda tu familia", relata su experiencia tras el 7 de Octubre uno de los más de 500 estudiantes que compartieron su testimonio con el Grupo de Trabajo sobre Antisemitismo de la Universidad de Columbia. "Hay gente que me escupió, que me gritó".
En un nuevo reporte, su segundo, los miembros del equipo de trabajo recopilan casos "aplastantes" de acoso, ostracismo, violencia verbal y física contra alumnos judíos e israelíes. Algunos, incluso, "parecen casos de violación de la ley estatal o federal".
El reporte describe un clima de miedo, con estudiantes que incluso evitan caminar solos en el campus. "Muchos estudiantes describieron caminar por los pasillos como una rutina dolorosa", explica. Hubo casos, dice, de alumnos que reportaron "que les arrancaron collares del cuello y los empujaron contra las paredes mientras volvía a sus dormitorios el viernes por la tarde o cuando iban camino a la sinagoga".
"Empezaron a aporrear su puerta a todas horas de la noche, exigiéndole que explicara las acciones de Israel. Se vio obligada a abandonar la residencia".
Los incidentes no se limitan a las áreas comunes, sino que también se reportaron dentro de grupos estudiantiles, aunque estos tuvieran poco que ver con Israel, Palestina o la región; redes sociales, con mensajes como "si apoyas a Israel eres un pedazo de mugre que ni siquiera merece ser llamado 'humano'... te deseo un sufrimiento y dolor enorme"; e incluso dentro del aula:
"Algunos estudiantes informaron de que en las sesiones sobre derechos humanos del plan de estudios básico, durante la primera semana del año del Máster en Salud Pública, un miembro del profesorado presentó contenidos preocupantes. En la primera sesión, el profesor habló extensamente, por nombre, de los donantes judíos de la Universidad de Columbia, uno de los cuales da nombre a la escuela y otro a uno de los edificios de la escuela; el miembro de la facultad calificó a estos hombres judíos de "ricos capitalistas blancos" que "blanquean" "dinero sucio" y "dinero manchado de sangre" en Columbia".
Importa quién eres
El reporte insiste en precisar que la discriminación es contra judíos e israelíes por quienes son y no por lo que piensan o hicieron. Un estudiante que participó en protestas pro-Palestinas fue llamado "Judenrat", "desgracia" y "judío que se odia a sí mismo".
Otro contó que también es "parte de la comunidad queer", que había sido "muy acogedora" hasta que se dio cuenta de que era judío. "Eso es especialmente doloroso", explicó, "porque un grupo que se supone acepta a todo el mundo me está rechazando".
Inacción institucional
Más formación, una definición clara de "antisemitismo", reglas para los grupos estudiantiles… El grupo de trabajo propone una "amplia gama de respuestas" para hacer frente al auge antisemita en el campus, algunas individuales y muchas institucionales.
La respuesta del personal fue, en muchos casos, insuficiente, con algunos miembros "no dispuestos a reconocer el antisemitismo sufrido por los estudiantes" y otros "minimizando sus preocupaciones, reaccionando con lentitud e ineficacia incluso ante las violaciones más claras".
"Más de una vez los estudiantes preguntaron si alguien tenía que recibir un disparo o una puñalada para que la universidad reaccionase".
El reporte recoge el testimonio de miembros de la institución educativa que por toda respuesta sugirieron a los alumnos que fuesen al psicólogo, como si el problema fuese de la víctima. Como si "simplemente tuviesen que aprender a aceptar y vivir con las experiencias antisemitas".
También hubo casos de estudiantes que no estaban seguros a quién o cómo denunciar los ataques. En este punto, los investigadores detallan que lo adecuado sería acudir a las oficinas de los decanos, los Defensores del Pueblo o las oficinas DEI (diversidad, equidad e inclusión). La respuesta de estas, señalan, fue muchas veces insuficiente.
"Los supuestos 'organigramas' de la universidad en los que se señala a los administradores judíos, las caricaturas en las que se compara a los israelíes con zorrinos... se hacen eco de bulos tradicionales".
Sobre las diversas oficinas DEI en Columbia añade que, en general, no añaden el odio a los judíos como una de sus preocupaciones. "Esta omisión alimenta la percepción de parcialidad basada en la idea de que los judíos son opresores en un pensamiento binario opresor/reprimido, por lo que no pueden ellos mismos ser víctimas de discriminación", explica el grupo de trabajo. Mientras que, "para otros, la omisión simplemente indica la notable falta de preocupación por los estudiantes judíos".
Necesidad de cambio
"Hay una necesidad urgente de remodelar las normas sociales cotidianas en todos los campus de la Universidad de Columbia. Pero estamos muy lejos de ello", reconoce el informe. "Los problemas que hemos encontrado son graves y generalizados".
El grupo de trabajo anunció que su siguiente informe se centrará en las clases y el currículo. Mientras continúa la pesquisa interna, Columbia también enfrenta investigaciones del Congreso y la Administración.