Así es el complejo entramado de los financistas del caos en EEUU
El financiamiento de las violentas protestas antisemitas y antioccidentales proviene de una telaraña de organizaciones izquierdistas y Qatar. El objetivo de estas manifestaciones, que unen a extremistas de izquierda e islamistas radicales, es fortalecer al ala más progresista del Partido Demócrata.
Las protestas antisemitas y antioccidentales en Estados Unidos son respaldadas y promovidas por una red de agitadores, en gran medida descentralizada, que cuenta con el apoyo político y financiero de varias organizaciones progresistas sin fines de lucro, fundaciones y grupos de dinero negro respaldados en última instancia por grandes donantes alineados con el Partido Demócrata, explica Park Macdougald en un artículo publicado en Tablet a principios de mayo, mientras se estaban llevando a cabo una gran cantidad de protestas contra Israel en algunas universidades.
En las protestas universitarias participaron varios grupos de extrema izquierda, como por ejemplo Antifa, el Partido Comunista Revolucionario Maoísta y el Partido por el Socialismo y la Liberación (PSL) -perteneciente a la Coalición ANSWER-. El 29 de abril, señala Macdougald, poco antes de que asaltantes enmascarados irrumpieran en el Hamilton Hall de la Universidad de Columbia y se atrincheraran en su interior, The People's Forum, un centro afiliado al PSL y financiado por Neville Roy Singham, un acaudalado hombre de negocios que “trabaja estrechamente con la maquinaria mediática del Gobierno chino y está financiando su propaganda en todo el mundo”, según indicó el New York Times en agosto de 2023, instó a sus activistas ir a Columbia para “apoyar a nuestros estudiantes”. Llamamientos similares se hicieron en las redes radicales de la ciudad de Nueva York.
Según un informe del New York Post, el campamento de Columbia fue organizado principalmente por tres grupos: Estudiantes por la Justicia en Palestina (SJP, por sus siglas en inglés), Voz Judía por la Paz (JVP, por sus siglas en inglés) y Within Our Lifetime (WOL, por sus siglas en inglés).
JVP es una organización que forma parte del movimiento Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS). Según NGO Monitor, la agrupación busca generar una grieta entre la población judía estadounidense con el fin de promover el odio a Israel entre los miembros de esta comunidad. Su financiación, señala NGO Monitor, no es transparente, ya que la información financiera disponible a través de documentos públicos del Servicio de Impuestos Internos de Estados Unidos (IRS, por sus siglas en inglés) es limitada. No obstante, algunas de las organizaciones que han financiado a JVP son: la Kaphan Foundation, el Rockefeller Brothers Fund y el Open Society Policy Center del magnate George Soros, entre otras. Además, ha recibido casi 1,500,000 dólares de varios fondos asesorados por donantes, que permiten a los clientes adinerados aportar de forma anónima a través de sus instituciones financieras.
El Jerusalem Center for Public Affairs (JCPA, por sus siglas en inglés) describió al SJP como el principal brazo estudiantil de BDS. Y subrayó que se trata de una red antisemita que apoya el terrorismo, que acosa e intimida a estudiantes partidarios de Israel y opera con autonomía e impunidad en decenas de universidades de todo Estados Unidos. Y agregó que los fundadores, patrocinadores financieros y partidarios ideológicos del SJP han estado vinculados a organizaciones terroristas como Hamás, Hezbolá, la Yihad Islámica Palestina y el Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP).
El JCPA señaló que se trata de un subproducto de Musulmanes Estadounidenses por Palestina (AMP, por sus siglas en inglés), una organización cuyos líderes pertenecían a grupos terroristas, no solamente palestinos. AMP fue fundada en 2005 por exlíderes de las agrupaciones KindHearts, la Asociación Islámica para Palestina (IAP, por sus siglas en inglés) y la Fundación Tierra Santa para la Ayuda y el Desarrollo (HLF, por sus siglas en inglés).Todas ellas fueron acusadas por las autoridades estadounidenses entre 2001 y 2011 por vínculos con organizaciones terroristas islamistas. De hecho, KindHearts, una organización benéfica islámica, fue disuelta en 2012 conforme a un acuerdo con el Tesoro de Estados Unidos, que congeló los activos del grupo por recaudar fondos para Hamás.
Además, se cree que AMP es una continuación disimulada de la IAP, una organización fundada con dinero de Musa Abu Marzook, uno de los principales referentes de Hamás, y se disolvió junto con la HLF.
Macdougald afirmó en su extenso artículo que, actualmente, WESPAC es un patrocinador fiscal del SJP. El autor explicó que un patrocinio fiscal es un acuerdo legal en el que una organización sin fines de lucro más grande patrocina a un grupo más pequeño, esencialmente otorgándole el estatus de exención de impuestos del patrocinador y brindándole apoyo administrativo a cambio de honorarios e influencia sobre las operaciones del patrocinado.
El patrocinador y el patrocinado son la misma entidad, lo que significa que el patrocinador queda exento del requisito de revelar de forma independiente a sus donantes o presentar la documentación correspondiente al IRS. Esto hace que los patrocinios fiscales sean una forma conveniente de enmascarar vínculos entre donantes y causas controvertidas, según el Capital Research Center.
En el sitio web de Influence Watch se señala que WESPAC es una organización sin fines de lucro de centro izquierda que apoya movimientos de defensa de la reforma social. El respaldo de la agrupación al movimiento BDS lo ha puesto en conflicto con la izquierda proisraelí, especialmente con la Liga Antidifamación (ADL, por sus siglas en inglés), que afirma que la gran mayoría de las subvenciones de WESPAC se destinan a grupos que promueven el antisemitismo. Tras la masacre del 7 de octubre, la ADL apuntó contra WESPAC y sus beneficiarios por organizar violentas protestas contra Israel en todo Estados Unidos, que parecían incluir mensajes a favor de Hamás
Respecto del financiamiento de WESPAC, Influence Watch sostiene que en 2021 recibió poco más de 750.000 dólares en contribuciones y subvenciones, y mantuvo activos netos de poco más de 1,000,000 de dólares.
WESPAC también es el patrocinador fiscal de otro grupo involucrado en la organización de las protestas de Columbia, Within Our Lifetime (WOL), indicó Macdougald. Y añadió que la organización ha surgido en los últimos ocho meses como el grupo antisemita más notorio del país, y ha sido excluido de Facebook e Instagram por glorificar a Hamás. El grupo ha estado detrás de una gran cantidad de manifestaciones antiisraelíes que incluyeron vandalismo y bloqueos al tráfico.
Según expresa la ADL, WOL es una organización radical antiisraelí con sede en Nueva York fundada en 2015 que expresa habitualmente su apoyo a la violencia contra Israel y llama a abolir el sionismo.
Desde la brutal masacre terrorista de Hamás en el sur de Israel el 7 de octubre de 2023, WOL y su cofundadora y líder Nerdeen Kiswani han estado compartiendo posiciones antisionistas y antisemitas extremas en las redes sociales, protestas, seminarios web e informes. Además, Abdullah Akl, otro destacado líder de WOL figura como “organizador de campo” en el sitio web de MPower Change, el “proyecto de promoción” dirigido por la activista estadounidense de origen palestino Linda Sarsour. Macdougald sostiene que MPower Change, a su vez, es un patrocinador fiscal de la organización progresista NEO Philanthropy, que junto con su hermana NEO Philanthropy Action Fund, han recibido más de 37 millones de dólares de las Open Society Foundations de Soros solo desde 2021, así como una financiación sustancial del Rockefeller Brothers Fund, la Ford Foundation y la Tides Foundation.
Tides Foundation forma parte de Tides Nexus, que es una de las redes progresistas de dinero oscuro más grandes del país y controla más de 1.000 millones en activos. Según señala Macdougald, entre sus principales donantes se encuentran Soros, Peter Buffett y su Fundación NoVo, el fundador de eBay Pierre Omidyar, el Rockefeller Brothers Fund, la Ford Foundation y el New Venture Fund, controlado por Arabella Advisors -otra potencia demócrata del dinero negro- de Eric Kessler. Por lo tanto, su apoyo llega a varias organizaciones radicales propalestinas que han causado desmanes en las calles y las universidades de Estados Unidos.
Macdougald explica que el establishment progresista no sólo ha apoyado a organizaciones propalestinas. Muchas de estas organizaciones filantrópicas han financiado en gran medida a manifestantes climáticos, como los de Just Stop Oil! y el Sunrise Movement, que produjeron concesiones por parte de la Administración Biden, como la creación del American Climate Corps., un servicio nacional centrado en la prevención del cambio climático. Además, agrega Macdougald, invirtieron grandes cantidades de dinero en Black Lives Matter y varios fondos de fianza asociados al violento verano de 2020.
La lucha interna en el Partido Demócrata
Kyle Shideler, director de seguridad nacional y contraterrorismo del Centro de Política de Seguridad en Washington, D.C. y experto en extremismo doméstico de izquierda, declaró a Macdougald que el objetivo final de la financiación de las protestas antiisraelíes está más relacionado con una lucha de poder interna en el Partido Demócrata que con lo que está sucediendo en Medio Oriente. Según Schideler, existe una lucha de poder dentro del partido, entre el ala más progresista y lo que queda del tambaleante antiguo establishment clintoniano. Y de acuerdo con el ejecutivo, la facción más izquierdista ya ganó y mediante las protestas busca hacerles saber a los miembros del otro bando demócrata que esto es lo que el partido es ahora, por lo que les exige que se adapten a la nueva era o serán destruidos.
Macdougald señala que es aquí donde la financiación de Tides a las protestas juegan un papel significativo. Y añade que la organización se ha integrado estrechamente con la facción ascendente de Obama en el Partido Demócrata.
Macdougald sostiene que no cree que sea una coincidencia que un imperio filantrópico de dinero oscuro vinculado a Obama esté financiando un movimiento de protesta diseñado para socavar el apoyo estadounidense a la guerra de Israel contra Hamás. Además, subraya que una victoria israelí en esta guerra asestaría un golpe al proyecto Obama-Biden de realineamiento con Irán, que sigue siendo el verdadero pero no reconocido plan del actual Gobierno en Medio Oriente.
La influencia de Qatar
El éxito de las despreciables manifestaciones antisemitas y pro-Hamás en las universidades de Estados Unidos está relacionado con el hecho de que no son espontáneas en absoluto, sino que están bien organizadas y financiadas desde el exterior, expresó el Dr. Yaron Friedman, investigador de la Universidad de Haifa, en Israel, en un artículo publicado por el periódico israelí Maariv.
Friedman sostuvo que para revelar quién está detrás de las protestas, es necesario remontarse al año 2019, cuando una coalición de países árabes compuesta por Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Baréin y Egipto boicoteó a Qatar por su apoyo al terrorismo.
A diferencia de lo que sucede actualmente, durante el período del boicot a Qatar, los comentaristas y periodistas árabes publicaban artículos que exponían la propaganda del principado en Estados Unidos y el dinero que invertían los cataríes en el sistema educativo del país norteamericano.
Antes de la reconciliación entre Arabia Saudita y Qatar, la prensa en las naciones que conformaban la coalición contra el principado se ocupaba de dar a conocer la forma en que los Hermanos Musulmanes, una organización islámica extremista, había tomado el control de parte del sistema educativo de Estados Unidos.
Friedman recordó que en julio de 2020, la investigadora emiratí Najat AlSaied publicó un artículo en el periódico Alhurra titulado Qatar y la financiación de las universidades estadounidenses. En su escrito, la académica describió la extraña alianza formada entre la izquierda radical estadounidense y los activistas de los Hermanos Musulmanes en Qatar. Además, señaló que cada vez más profesores y estudiantes que formaban parte de esa alianza se estaban apoderando de la libertad de pensamiento en las universidades de Estados Unidos.
La Dra. AlSaied sostuvo que bajo el pretexto de la "corrección política" y el supuesto "pensamiento racista", se oprimía a los académicos que intentaban expresar una opinión que diferente a la de los profesores y estudiantes que formaban parte de la alianza de la izquierda y el islamismo radicales. En su escrito, la investigadora mencionó datos impactantes del Ministerio de Educación de Estados Unidos, según los cuales en 2019 las instituciones educativas estadounidenses recibieron más de 1.000 millones de dólares de financiación externa, especialmente de Qatar.
En 2012, Qatar Foundation, la institución internacional catarí de educación, gastó al menos 1.500 millones de dólares para financiar iniciativas educativas en 28 universidades de todo Estados Unidos y se convirtió en el mayor financista externo de educación en los en el país nortamericano. AlSaied reveló además que el principado gastaba regularmente 405.000.000 de dólares al año para financiar actividades en seis universidades estadounidenses que tienen sucursales en Doha, la capital del país del Golfo.
Friedman subrayó en su artículo que, desde ya, no se trata de un regalo, ya que Qatar utiliza las actividades que promueve y las investigaciones que financia para difundir su ideología islamista. El investigador agregó que el principado es un país basado en una doctrina wahabí extremista y que el jeque Tamim bin Hamad al-Thani, actual emir de Qatar, estuvo profundamente influenciado por la ideología del jeque Yusuf al-Qaradawi, uno de los líderes de los Hermanos Musulmanes que trabajó en Qatar hasta su muerte en 2022.
AlSaied afirmó en su artículo que la propaganda catarí tenía como objetivo glorificar al principado y difamar a sus rivales, principalmente a Arabia Saudita, Egipto, Emiratos Árabes Unidos y Baréin. Y añadió que el dinero de Qatar estaba destinado a financiar a los Hermanos Musulmanes en Estados Unidos y a la izquierda radical en ese país.
La académica sostuvo además que Qatar fortalecía a los progresistas estadounidenses debido a que los conservadores se oponían a Doha y apoyaban a sus rivales, incluida Arabia Saudita.
Según un informe reciente del Washington Free Beacon, Qatar ha invertido 5.600 millones de dólares en 81 universidades estadounidenses desde 2007, incluidas las más prestigiosas: Harvard, Yale, Cornell y Stanford.
En el reporte también se hace referencia a la financiación de actividades académicas por parte de otros países, como Arabia Saudita, Omán y Turquía, aunque en cantidades significativamente menores. De acuerdo con el informe, estas actividades financiadas por Qatar y estos otros países de Medio Oriente promueven el odio hacia los valores de la cultura occidental, como la libertad de expresión y los derechos de las mujeres.
De acuerdo con un informe del Departamento de Educación de Estados Unidos de 2020, muchas de las donaciones entregadas a instituciones académicas estadounidenses fueron entregadas por naciones abiertamente hostiles al país norteamericano.
El informe del Washington Free Beacon indicó además que los donantes de Medio Oriente, especialmente Qatar, financiaban actividades antiisraelíes, incluso antes de que comenzara la guerra en Gaza tras la masacre del 7 de octubre perpetrada por Hamás.
La extrema izquierda y el islamismo radical quieren que EEUU cambie de bando
En conclusión, el financiamiento de las violentas protestas antisemitas y antioccidentales proviene de una telaraña de organizaciones izquierdistas y Qatar.
El objetivo de estas manifestaciones que unen a extremistas de izquierda e islamistas radicales es fortalecer al ala más progresista del Partido Demócrata y que Estados Unidos retire el apoyo a Israel para alinearse con los enemigos del mundo libre.
Si bien es comprensible que los islamistas radicales estén interesados en la destrucción de Estados Unidos, es llamativo que la extrema izquierda continúe actuando de una manera que, de tener éxito, derivaría en la destrucción de los valores de la libertad que incluso le impedirían seguir existiendo. En otras palabras, la extrema izquierda no entiende que su accionar podría conducirla a su propio exterminio.