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¿El invierno demográfico se asoma en el Golden State? Las estimaciones poblacionales muestran que California perdería una décima parte de su representación en el Congreso en 2030

La emigración, la baja tasa migratoria, la caída de la natalidad y los problemas internos del estado explican esta debacle.

Campamentos de indigentes en Los Ángeles, California. / Wikimedia Commons; Levi Clancy

Campamentos de indigentes en Los Ángeles, California. / Wikimedia Commons; Levi Clancy

Cuando al abogado y escritor R.M.S. Thornton (34) se le preguntó por qué dejaba Carmel (California) para irse a Tempe (Arizona) dejó una analogía peculiar que describe muy bien al Golden State.

“Siempre he pensado que California es como el estereotipo de la chica guapa del colegio. Sabe que es guapa, así que cree que puede salirse con la suya tratando fatal a sus compañeros y que ellos seguirán complaciéndola, comprándole regalos, elogiándola. Sin embargo, ser estéticamente impresionante sólo puede llevarte hasta cierto punto. Con el tiempo, tus compañeros empezarán a darse cuenta de que ya es suficiente”.

Este jocoso símil de Thornton resume varios de los problemas de California.

Primeramente, es un estado muy caro para vivir, y el agradable clima o la rica historia del Golden State simplemente ya no compensa todo el paquete que trae consigo California desde hace años: inseguridad, altos impuestos, baja calidad de vida, crisis de indigencia, calles inundadas de droga y una enorme burocracia.

Estos problemas, cada vez más evidentes, se encargan de expulsar año tras año a más residentes y pone un muro de contención para que gente nueva llegue y disimule un invierno demográfico que se asuma de a poco.

De hecho, la crisis demográfica ya está allí. En 2021, California perdió un escaño en el Congreso de los Estados Unidos, mientras que Texas y Florida, gobernados por republicanos, consiguieron dos y uno respectivamente. Ahora, las estimaciones demográficas son todavía más severas: California podría perder hasta una décima parte de su representación en el Congreso para el 2030. Es decir, 5 de sus 52 escaños.

Y podría ser peor.

4 de 10 californianos quieren dejar el estado

La gran mayoría de los residentes de California, 7 de cada 10, están orgullosos de que su estado sea haya convertido en el bastión progresista de los Estados Unidos junto con New York. Celebran la “inclusividad”, sus políticas woke y su laxo sistema penal.

Sin embargo, a pesar de que se enorgullecen de su estado, no están felices en él y, de hecho, 4 de 10 piensan o se plantean en mudarse a otra región, según una reciente encuesta de Strategies 360 en colaboración con el diario Los Ángeles Times.

Al final, detrás de todo el orgullo progresista, solo el 29% de los californianos dijo sentirse satisfecho con la economía, un descenso de doce puntos porcentuales con respecto al 41 % de principios de 2020.

Además, casi la mitad de los encuestados dijo que se las arreglan o rebuscan para llegar a final de mes, pero luchan por ahorrar dinero o pagar gastos inesperados.

La encuesta muestra lo que es una tendencia clara en el Golden State: desde abril de 2020 y julio de 2022, California se despidió de 700,000 personas más de las que recibió. Un claro declive demográfico que puede seguir abriéndose paso a medida que los residentes, aunque orgullosos, sientan que no pueden prosperar en el estado donde crecieron.

Texas y Florida, principales receptores de californianos

La crisis demográfica en California no es un fenómeno nuevo que vino con la pandemia, al contrario, viene gestándose desde inicios de los 2000, tal y como puede leerse en una entrada de la compañía PODS, especializada en el mercado inmobiliario.

“¿Por qué se va tanta gente de California?”, se pregunta en el artículo. “Por decirlo claramente, la razón número uno es que California es cara. El estado se encuentra constantemente entre los cinco estados más caros del país. Según Zillow, entre 2015 y 2022, el valor medio de la vivienda aumentó un 92 %, casi el doble. El aumento del coste de la vida, la vivienda y el transporte, junto con el aumento de la delincuencia, la contaminación y la congestión, ha provocado que muchas personas se trasladen a ciudades y estados más asequibles”.

Y el estado que más californianos recibe no es, por ejemplo, el progresista Nueva York, sino el conservador Texas, que tiene un costo de vida un 37% más bajo que California, una renta media por hogar de $67.300,20% menos que el Golden State; un valor medio de vivienda de $298.300 dólares, 59% menos que el mencionado estado y una renta media por dormitorio de $1.250,44% menos que en California.

Además de que el costo de la vida es notablemente menor y la calidad también mejora, otra gran razón por la que los californianos abrazan a Texas es porque no hay impuesto estatal sobre la renta.

No en vano, de California no solo salen residentes, sino también empresas.

Un informe de 2022 de la Instituto Hoover reseñó que unas 352 empresas abandonaron California y trasladaron su sede a otro estado entre 2018 y 2022. El patrón se repite con respecto a los residentes: altos impuestos, alquileres costosos y una gran burocracia ahuyentan posibles inversionistas y también genera una fuga de capitales.

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Mirando hacia el este por la calle 7 desde Broadway, centro de Los Ángeles, 2009. Al fondo se ve el Wilshire Grand Hotel. (Fuente: Downtowngal - Wikimedia Commons)

El segundo estado que más californianos recibe no es otro que Florida, quizás el más pujante de toda la unión en los últimos años bajo el liderazgo de Ron DeSantis.

A pesar de que el mercado inmobiliario en el Sunshine State desde el 2016 aumentó considerablemente sus valores y que los floridanos ganan menos que los californianos anualmente, el costo de vida es mucho menor en Florida y los precios de vivienda siguen siendo un 50% menor a lo que se consigue en el Golden State.

Además, la gran diferencia de Florida y California no pasa simplemente por el factor financiero, con menos costo de vida o impuestos más bajos, sino por el estilo de ambos estados: hoy por hoy Florida es uno de los estados más libres de la unión. Durante la pandemia, mientras en California imponían mandatos de vacuna, mascarillas y confinamientos, el republicano DeSantis abría la economía y dejaba que la gente decidiera libremente qué hacer con su cuerpo en materia de salud.

¿Los inmigrantes pueden salvar la crisis de natalidad?

Es curioso, Estados Unidos está atravesando una de las peores crisis fronterizas de su historia. Recientemente, la pequeña ciudad de Eagle Pass, en Texas, de unos 29.000 habitantes, tuvo que declarar estado de emergencia porque una oleada de 11.000 migrantes en las ultimas dos semanas se estableció dentro de su territorio.

Es tanta la cantidad de migrantes que cruzar la frontera que, dentro de Texas, incluso, se estableció una favela conocida como Colony Ridge que se estima tiene entre 50.000 y 75.000 migrantes ilegales.

El fenómeno migratorio traspasa incluso zonas fronterizas. La Ciudad de Nueva York está completamente colapsada. Sus autoridades demócratas, que la habían declarado santuario, ya piden por favor que no lleguen más inmigrantes desde la frontera.

California, un estado fronterizo, seguramente está sufriendo un problema similar con la inmigración… ¿O no?

De acuerdo con un reporte del diario The New York Times, el Golden State, de hecho, no está sufriendo la crisis migratoria como sí otros estados fronterizos como Texas o Arizona, y la razón es porque ya California no es atractiva para los inmigrantes como antes.

“Una de las principales razones por las que California ha evitado una crisis es que el estado ya no atrae a tantos inmigrantes como hace décadas, cuando era uno de los principales destinos para las personas que se trasladaban a Estados Unidos”, se lee en las páginas del NYT. “A partir de la década de 1990, el elevado coste de la vida en el estado, unido a la plétora de oportunidades de empleo en el Cinturón del Sol y en otros lugares del país, llevó a los que cruzaban la frontera a buscar otros destinos”.

Y lo que es una pesadilla para Texas y Nueva York, que ya no quieren saber absolutamente nada de recibir migrantes en voz de sus propias autoridades, para California podría ser una solución, porque un crecimiento migratorio podría paliar otro de los grandes déficits californianos: la crisis de natalidad.

De acuerdo con un estudio del Public Policy Institute de California, la natalidad del Golden State se desplomó.

La tasa de natalidad de California, que registra los nacimientos por cada 1.000 residentes, está en su nivel más bajo en más de un siglo, y el número de nacimientos cayó de un máximo en 1992 de 613.000 a 420.000 en 2021.

El estudio explica varias de las razones, entre ellas, que hoy por hoy las mujeres jóvenes en California tiene menos oportunidades de casarse que hace 20 años y que el aumento de la natalidad mismo, como el registrado en la década del ochenta, coincidió con la afluencia migratoria que hoy ha caído drásticamente.

En el propio New York Times se explica otro factor: en la actualidad los estadounidenses, especialmente los californianos, quieren tener hijos a edades más tardías.

“Los demógrafos afirman que las generaciones más recientes han esperado más tiempo para formar una familia, ya que los futuros padres han tenido que hacer frente al aumento del coste de la vida y de los niveles educativos. La edad media para ser padre en California aumentó de 28 años en 2010 a 31 en 2019”, reseñó el diario.

Esta realidad, cruda, será muy difícil de cambiar incluso con políticas diseñadas para apoyar a la familia, algo que no luce prioritario para las autoridades progresistas de California.

Entonces, a medida que las calles se vuelven más inseguras, llenas de drogas y de tiendas de personas sin hogar, los residentes huyen a estados con mejores oportunidades y economías más sólidas. Los que se quedan, en cambio, luchan para sobrevivir y no planifican su vida en torno a forjar familias y tener hijos. El resultado es lo que estiman los estudios: un invierno demográfico hostil que irá reduciendo la representación de California ante el Congreso.

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