Los horrores de Saydnaya bajo el régimen de Asad: ejecutados y muertos por enfermedad en la prisión más infame de Siria
Tras la toma de control por parte de los rebeldes, se permitió el acceso a la prisión, en la que los sirios ahora buscan a sus seres queridos, en el mismo lugar donde decenas de personas eran ahorcadas a diario.
Tras años de silencio y represión bajo el régimen de Bashar Asad, los sirios han comenzado una angustiosa búsqueda de sus seres queridos desaparecidos en Saydnaya, la prisión más infame del país. Este esfuerzo comenzó tras la caída del régimen, cuando el grupo armado Hayat Tahrir al Sham (HTS) asumió el control del recinto, liberó a los detenidos y permitió el acceso público.
En los últimos días, equipos de rescate, abogados, civiles y milicianos han inspeccionado minuciosamente la prisión, revisando documentos y listas de detenidos. Incluso se han realizado excavaciones en busca de restos humanos, con la esperanza de encontrar pistas sobre el paradero de miles de personas desaparecidas bajo el régimen de Asad.
Un lugar marcado por abusos sistemáticos
Durante años, Saydnaya fue controlada por las fuerzas militares del régimen de Asad, convirtiéndose en un emblema de la brutalidad estatal. En 2017, un informe de Amnistía Internacional reveló que unas 50 personas eran ejecutadas diariamente por ahorcamiento en las instalaciones de la prisión. Estas cifras desgarradoras ilustran la magnitud de los abusos perpetrados en el marco de una vasta red de detenciones arbitrarias, torturas y desapariciones forzadas. En total, decenas de miles de personas fueron desaparecidas en un sistema que orquestó la represión de forma sistemática.
Con la caída del régimen, los grupos rebeldes tomaron el control de Saydnaya, lo que permitió por primera vez a los sirios acceder al lugar en busca de respuestas sobre el destino de sus seres queridos. Sin embargo, Ammar al Bara, un abogado que ha recibido innumerables solicitudes de familias desesperadas, advirtió que el 99 % de los desaparecidos probablemente hayan sido ejecutados o muerto debido a enfermedades.
Un legado de represión
Saydnaya, la infame prisión siria, albergó entre 10.000 y 20.000 detenidos, según estimaciones de Amnistía Internacional. A lo largo de los años, se convirtió en el símbolo más cruel de las prácticas represivas del régimen. Su notoriedad aumentó después de un motín de prisioneros en 2008, que dio lugar a un aumento dramático en el uso de tortura y violencia extrema. Los detenidos, la mayoría de ellos opositores políticos, activistas y civiles detenidos de manera arbitraria, fueron sometidos a condiciones inhumanas, incluyendo golpizas, privación de alimentos y agua, y métodos de tortura psicológica y física.
Hoy, hospitales y morgues en Damasco se han convertido en puntos de reunión para familiares que buscan identificar cuerpos recuperados de Saydnaya.
Las cárceles del régimen de Bashar Asad, junto con el uso de armas químicas y los bombardeos contra zonas controladas por los rebeldes, se han convertido en símbolos globales de su brutalidad. Estos abusos llevaron a varios países a rechazar cualquier acercamiento diplomático con su régimen.El conflicto en Siria dejó cientos de miles de muertos y obligó a más de 12 millones de personas a abandonar sus hogares, generando una de las peores crisis humanitarias de la región.