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La dinastía Asad en Siria: una historia de violencia, autoritarismo y corrupción

La familia gobernó el país árabe durante 54 años, durante los cuales reprimieron con mano dura a la población y se adueñaron de miles de millones de dólares.

Un cartel con la imagen de Hafez al-Asad y su hijo Bashar en Damasco, Siria, en 2021Louai Beshara / AFP

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Antes de caer recientemente como resultado de la ofensiva yihadista rebelde, la dinastía Asad había gobernado Siria durante 54 años de manera incesante.

El poder de la familia comenzó con Hafez al-Asad, miembro de la minoría del islam alauita -un rama del chiísmo-, que pertenecía al partido socialista Baaz.

Hafez al-Asad participó en el golpe de Estado de 1963, que supuso la toma del poder por la rama regional siria de Baaz, y fue designado como comandante de la Fuerza Aérea, y tres años después se convirtió en el ministro de Defensa tras el golpe de Estado de 1966, cuando los dirigentes tradicionales de la fuerza socialista fueron apartados del poder y Salah Jadid se volvió el nuevo líder.

Tras una serie de luchas internas, Asad asumió el poder en noviembre de 1970 y destituyó a su predecesor Salah Jadid.

Assad instituyó un régimen dictatorial y reprimió brutalmente a la oposición, lo que derivó en la masacre de Hama, en la que murieron miles de personas, que tuvo como objetivo sofocar una revuelta de la comunidad suní, encabezada por la organización islamista radical Hermanos Musulmanes, contra su régimen.

Asad logró reducir el poder de los Hermanos Musulmanes, fortaleció la posición de Siria como una república secular y aumentó la implicación de su país en el Líbano.  

Negociaciones con Israel

El Gobierno de Asad mantuvo contactos con Israel por primera vez en la Conferencia de Madrid de 1991, cuando Isaac Shamir se desempeñaba como primer ministro del Estado judío. 

En 1992, tras la victoria de Isaac Rabin como primer ministro del Estado judío, se iniciaron una serie de contactos secretos y públicos con Siria, que allanaron el camino para la reanudación de las conversaciones en Washington, mediados por el entonces presidente estadounidense Bill Clinton, indicó el medio israelí N12.

En septiembre de 1992, Rabin visitó Estados Unidos por primera vez y declaró estar dispuesto a negociar con Siria sobre el futuro de los Altos del Golán, territorio que el Estado judío capturó en la Guerra de los Seis Días. 

Tras el asesinato de Rabin a finales de 1995, se suspendieron las negociaciones, que fueron reanudadas por el primer ministro israelí Ehud Barak, pero no fueron fructuosas. 

Asad, un sucesor idéntico a su padre

Asad y su esposa Anisa Makhlouf tuvieron cinco hijos: Bushra, Basil, Bashar, Maher y Majid.

Si bien Basil, el hijo mayor, iba a ser el sucesor de su padre, murió en un accidente de tránsito a principios de 1994, razón por la cual Bashar fue elegido para reemplazar al líder sirio. 

Tras ser designado como sucesor de su padre, Bashar al-Asad, que era un estudiante de oftalmología en Londres, Reino Unido, se unió a la academia militar en Homs y en 1999 fue ascendido al rango de coronel en el Ejército de su país. 

Tras su designación, se estimaba que Bashar iba a ser un líder más moderno que su padre, debido a que se trataba de un hombre joven y que había estudiado en Londres, razón por la cual en Occidente había cierto optimismo en cuanto a las relaciones con Siria. No obstante, sus políticas autoritarias y violentas no se diferenciaron mucho de las de su padre. 

La guerra civil en Siria, el punto de inflexión

En el año 2011, como parte de la llamada Primavera Árabe, en Siria se desataron una serie de protestas contra el régimen que derivaron en una guerra civil de 13 años. 

Durante el conflicto, el régimen de Asad generó un gran repudio internacional tras llevar a cabo una represión brutal en la que murieron miles de personas, millones fueron desplazadas y se acusó al Gobierno de usar armas químicas contra sus oponentes.

Como resultado de la represión, la Liga Árabe suspendió a Siria pero volvió a admitirla en 2023. 

Asad cae a pesar del respaldo de Irán y Rusia

Irán y Rusia ayudaron al régimen de Asad a permanecer en el poder durante la guerra civil, mientras Turquía apoyaba a los yihadistas rebeldes. 

En 2020 se había alcanzado un alto el fuego en Siria, pero los combates se reanudaron a finales de septiembre cuando los yihadistas rebeldes lanzaron una dura ofensiva que en pocos días derivó en la caída del régimen y en la huida de Asad a Rusia. 

La obscena corrupción de la familia Asad

Durante sus décadas en el poder, la familia Asad logró amasar una fortuna estimada en miles de millones de dólares mientras que la mayoría de los sirios no tenían acceso a infraestructuras básicas ni alimentos ni agua potable.

El portal de noticias financieras israelí Bizportal indicó que según diversas estimaciones, la familia Asad acumuló una fortuna de 34 mil millones de dólares, que incluye 200 toneladas de oro, 16 mil millones de dólares en efectivo y 5 mil millones de euros. 

El medio isaelí añadió que esta fortuna se encuentra almacenada en lugares como Rusia, Hong Kong y paraísos fiscales adicionales, con el fin de protegerla de las sanciones internacionales.

De acuerdo con un informe publicado en 2012 por la consultora de inteligencia económica Elco, la familia Asad controlaba entre el 60% y el 70% de los activos del país y utilizaron sofisticados mecanismos de lavado de dinero.

Según otros informes, indicó Bizportal, la familia Asad desvió fondos de ayuda internacional mediante empresas fantasmas y organizaciones benéficas falsas.

Además, Maher al-Asad, hermano de Bashar, gestionaba un negocio de contrabando de captagon, una droga muy popular en Oriente Medio.

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