El antisemitismo se disparó a niveles sin precedentes en Estados Unidos y las universidades son un foco de incidentes

Finalmente, la ADL reconoce el odio a Israel como discurso antisemita, y la cifra que arroja es verdaderamente aterradora. Es una epidemia.

Luego de que el grupo terrorista Hamás invadiera Israel el pasado 7 de octubre, provocando la mayor matanza de judíos desde el Holocausto, Estados Unidos empezó a registrar niveles históricos de antisemitismo.

La invasión de Hamás prendió la chispa de una guerra en Medio Oriente que, poco a poco, ha ido escalando. Israel, por supuesto, respondió con toda la contundencia pertinente a la violencia del grupo terrorista islámico y, al día de hoy, más de tres meses después, nada sugiere que el conflicto vaya a acabar pronto.

La guerra generó discusiones y reacciones más allá de Medio Oriente y, una de las consecuencias inmediatas, ha sido el aumento significativo de las agresiones y episodios antisemitas en todo el mundo. No obstante, una última cifra es realmente aterradora.

La Anti-Defamation League (ADL), una organización judía establecida en Nueva York, que se supone que combate el antisemitismo y defiende los derechos de las comunidades judías en Estados Unidos, reveló en un último informe que solamente entre el 7 de octubre del 2023 y el 7 de enero de este año ha habido en Estados Unidos 3,283 incidentes antisemitas.

"En solo tres meses desde la masacre en Israel, los incidentes antisemitas en Estados Unidos han disparado (...) Esto representa un aumento del 360% en comparación con el mismo período el año anterior [2022], cuando hubo solo 712 incidentes", se lee en el reporte de la ADL.

Paradójicamente, la ADL, que no es precisamente una organización de derecha, ha sido cuestionada fuertemente por no haber registrado en el pasado el antisionismo como antisemitismo. Ahora, algunos miembros de la comunidad, de izquierda, le reclaman a ADL por considerar que los ataques a Israel, el llamado a la destrucción del Estado judío y a la aniquilación de la población judía que habita el Medio Oriente también debe considerarse como antisemitismo.

Según el Centro de Extremismo de ADL, que es el que se encarga de hacerle seguimiento al antisemitismo, los 3,283 incidentes se categorizan de la siguiente manera:

  • 60 incidentes de violencia física.
  • 553 incidentes de vandalismo.
  • 1,353 incidentes de acoso verbal o escrito.
  • 1,317 mítines, que implican retórica antisemita, expresiones a favor del terrorismo en contra del Estado de Israel o el anti-zionismo

Lo que llama la atención es que un porcentaje alto, 505 incidentes, ocurrieron en campos universitarios, mientras que otros 246 fueron en colegios.

Las universidades, caldos de cultivo del antisemitismo

La polémica en torno a las presidentes de las Ivy League, como Harvard o la Universidad de Pensilvania, fue solo un síntoma de un problema abisal en las universidades de élite de Estados Unidos. Como registra la misma ADL, más del 10% de los incidentes antisemitas son en universidades.

Que ante una audiencia del Senado las jefas de Harvard, Pensilvania o el MIT no pudieran condenar el antisemitismo en los campus, dijeran que depende del contexto y se negaran a considerar que violaban los códigos de conducta, exhibe la complicidad tácita entre cierta élite con los ataques.

En una columna en el Wall Street Journal, el autor Charlie Covit escribe que "la presidente de Harvard Claudine Gay fue forzada a renunciar luego de ser acusada verazmente de plagio, pero la crisis que enfrenta la comunidad judía de Harvard no ha desaparecido. Un odio ferviente a Israel ha invadido nuestro campus, ocultando apenas una epidemia de antisemitismo".

"El antisemitismo era un problema mucho antes del mandato de la señora Gay, y también lo seguirá siendo mucho después. Según el ex direector del Museo Judío de París, los judíos eran visto en Europa 'como sujetos etnográficos, figuras exóticas, espejos negativos de Europa'. El historiador de la Northeastern University, Simon Rabinovitch, escribió en Haaretz que los antisemitas alemanes 'argumentaban en contra de la igualdad civil de los judíos basándose en que los judíos siempre habían sido y seguirán siendo extraños orientales en Europa", escribe Covit.

Luego, concluye su columna: "En Harvard, los sionistas son tachados de colonialistas colonos, supremacistas blancos, extranjeros europeos en Israel. La historia no ha cambiado".