La Cámara de Representantes aprueba una extensión del presupuesto para evitar el cierre del Gobierno

La medida, que debe ser ratificada por el Senado antes del viernes, dará una semana más a los legisladores para alcanzar un acuerdo para financiar el año fiscal 2023.

La Cámara de Representantes aprobó el miércoles una extensión del presupuesto para evitar el cierre del gobierno. La medida, que tiene que ser ratificada por el Senado antes del viernes, otorgará a los legisladores una semana más con el objetivo de que lleguen a un acuerdo para sufragar las arcas de cara al año fiscal 2023 y, así, asegurar el correcto funcionamiento de la Administración federal durante 2023. De esta forma, el presupuesto actual se extendería hasta el próximo 23 de diciembre.

Para sufragar el próximo año fiscal, que va del 1 de octubre de 2022 al 30 de septiembre de 2023, se necesita aprobar un proyecto de ley ómnibus. Si sale adelante, la medida asignaría más de 1.5 billones de dólares para el ejército estadounidense, además de diversos programas no militares. Junto con esto, el proyecto de ley incluiría nuevos fondos de emergencia para ayudar a Ucrania que continúa intentando evitar ser invadida por Rusia.

Los congresistas del GOP, excluidos de la negociación

El proyecto de ley ómnibus no cuenta con la aprobación del Partido Republicano. De hecho, al GOP no se le permitió participar en las negociaciones sobre la medida. A pesar de recuperar el control de la Cámara a partir de enero de 2023, el GOP no participará en el pacto por el que se llegue a un acuerdo para extender el presupuesto del Gobierno. La noticia la dio Elise Stefanik, presidenta de la Conferencia del Partido Republicano. Ella aseguró que, desde el principio, se había negado la participación en las negociaciones a los miembros del GOP:

No se equivoquen sobre este proceso, los demócratas excluyeron a los republicanos de la Cámara de Representantes de estas negociaciones desde el primer día. Los demócratas pasaron los últimos dos años corriendo la cuenta sobre las espaldas de las familias estadounidenses trabajadoras y el pueblo estadounidense acaba de hablar y rechazar esta agenda radical al elegir una nueva mayoría republicana en la Cámara de Representantes.

Junto a ella estaba Kevin McCarthy, el líder republicano de la Cámara de Representantes. Él siempre se mostró partidario de que se aprobase la extensión en el Congreso argumentando la excesiva subida de la inflación:

¿No han aprendido nada en las últimas elecciones? [...] Quieren aumentar el gasto, traer más inflación, crear más 'wokeism' en la legislación que quieren aprobar y ni siquiera dar a los miembros la oportunidad de leerla o verla. Hagamos nuestra factura de gastos en el próximo trimestre.

McConnell, culpable del veto del GOP

Varios republicanos señalan al responsable de que no se les permita participar en las negociaciones sobre los presupuestos: Mitch McConnell. Según aseguraron varios congresistas del GOP a Fox News, el republicano de Kentucky solo debería ayudar a sus rivales a financiar el gobierno hasta mediados de enero. Marjorie Taylor Greener, representante de Georgia, es una de ellas:

Los votantes republicanos lucharon arduamente para recuperar el control de la Cámara de Representantes para quitarles el control del gasto a los demócratas. Mitch McConnell está a punto de quitarle a los republicanos de la Cámara de Representantes el poder de la bolsa el próximo año al hacer un trato sucio con los demócratas.

Chip Roy, congresista de Texas, es otro republicano en contra de la medida. Él considera que los senadores del GOP deberían detener el proyecto de ley: "Los republicanos del Senado deben usar todas las herramientas a su disposición para detener el último estallido de gastos de los demócratas", dijo a FOX News.

¿Qué podría pasar si no se sale adelante la extensión?

Desde que se aprobaron las nuevas leyes presupuestarias en 1976, la administración federal se quedó sin fondos en 20 ocasiones. Es cierto que, la mayoría de esas veces solo duró un día. Sin embargo, el cierre más largo, con una duración de 35 días, se vivió en 2019, cuando Donald Trump era el presidente del país.

Entre las consecuencias de un cierre de la administración están el cese de emisión de pasaportes, el cierre de monumentos y parques nacionales o la paralización inmediata de las operaciones de la NASA, según detalla la guía de información del Gobierno.