Alemania presentó su primera terminal de GNL para disminuir su dependencia energética de Rusia

El canciller Olaf Scholz inauguró la estación de gas natural licuado en la ciudad portuaria de Wilhelmshaven.

Es de público conocimiento que la invasión rusa a Ucrania alteró la dinámica de toda Europa. Principalmente en materia energética, debido a la fuerte dependencia del petróleo y, sobre todo, del gas que vendía Moscú a muchos de los países del continente. Alemania fue uno de los que más sintió el impacto, por eso, en una carrera a contrarreloj por la llegada del invierno, salió desesperadamente en busca de nuevos vendedores y, principalmente, formas de recibir el gas (ahora licuado). De este modo, diez meses después de comenzado el conflicto bélico, este sábado el canciller Olaf Scholz presentó la primera regasificadora del país.

Los medios alemanes han cubierto el evento como un gran acontecimiento. La llegada del buque Höegh Esperanza al puerto de la ciudad de la Wilhelmshaven generó, justamente, una importante esperanza. Es que se trata de la primera terminal -aunque temporal- que permitirá al país regasificar el gas natural licuado (GNL) que llega a través de barcos.

"A partir de hoy, nuestro suministro de energía es un poco más seguro e independiente. Se inauguró la primera terminal de GNL en Wilhelmshaven, construida en un tiempo récord y también lista para el futuro con hidrógeno. Pronto seguirán tres más", declaró Scholz tras la presentación. 

Desde que Berlín decidió disminuir la importación, sumado a los recortes y a las amenazas de Moscú de detener el suministro por completo, surgió la necesidad de reemplazar ese gas. Sin embargo, como consecuencia de la política energética de Angela Merkel (quien ató la calefacción de la mitad de los hogares alemanes y el 55% del funcionamiento del sector industrial al gas ruso), el país se vio ante un inmenso problema. Principalmente, en materia de infraestructura.

Durante la última década, Alemania construyó dos gasoductos (Nord Stream 1 y 2) que corren por debajo del Mar Báltico y conectan con Rusia para recibir toda la energía de manera directa. Una apuesta multimillonaria que, con el comienzo de la guerra, quedó en stand by. Merkel, con miras a continuar el negocio con Vladímir Putin por muchos años, no se preocupó en pensar otras formas de recibir el gas. Y ahora, ante la necesidad de importar GNL, el país no cuenta con terminales adecuadas.

El GNL, la salida

La inauguración de Scholz es muy importante, ya que permitirá a Alemania recibir algo de gas natural licuado de forma directa y alquilar menos terminales de países vecinos como Holanda o Bélgica. Por supuesto que se trata de una salida temporal y muy costosa, ya que el Höegh Esperanza es un buque de 300 metros que se alquila por día y solo cubre el 6% de las necesidades, pero lo cierto es que contribuye a la seguridad del suministro. En las próximas semanas, se espera que arriben tres buques más de las mismas características.

A diferencia del envío de gas a través de gasoductos, que es mucho más directo y barato, el GNL necesita de una importante infraestructura para funcionar, tanto del exportador (por ejemplo, Estados Unidos, Qatar o Australia) como del importador (en este caso, Alemania). El país que lo envía debe licuarlo y congelarlo. En ese estado, viaja en buques gigantes hasta el país que lo recibe, que debe descongelarlo y volver a gasificarlo. Todo el proceso es sumamente costoso y requiere de varias terminales como la que anunció este sábado el canciller.