Aileen Getty, la heredera de una fortuna petrolera detrás del ataque a La Mona Lisa

El fondo Climate Emergency Fund, fundado por la filántropa, financia a una docena de grupos ambientalistas alrededor del mundo. Sus ataques cada vez son más extremistas.

La ONG francesa Riposte Alimentaire (Respuesta Alimentaria) reconoció la autoría del último ataque contra una obra de arte en nombre del ecologismo. Fue el fin de semana, en el Louvre, París, contra uno de los cuadros más famosos del mundo -si no el que más-:

Riposte Alimentaire tiene por objetivo "catalizar revueltas populares masivas en los próximos años". "Nuestra exigencia es simple: crear un sistema de Seguridad Social para la alimentación sostenible". El grupo se declara heredero de Dernière Rénovation, que buscaba presionar al Gobierno de Emmanuel Macron para que se comprometiera a renovar los sistemas térmicos de las viviendas. A fines del año pasado, declaró el fin de su activismo. Nuevo año, nuevo objetivo, métodos similares: 

Todavía "Dernière Rénovation" en su web, el grupo reconoce que es una de las iniciativas de la A22 Network. Esta red internacional asegura tener proyectos similares en una docena de países. Detrás se encuentran apellidos como Kennedy y Getty, este último especialmente cuestionado en los últimos años: Aileen Getty es la heredera de la fortuna petrolera de Paul Getty. 

¿Petróleo contra petróleo?

Getty nieta financia la red internacional de organizaciones activistas por medio del Climate Emergency Fund (CEF). Otra fundación que lleva su apellido, fundada y presidida por ella, reconoce

Aileen proporcionó la subvención fundacional para establecer el Fondo de Emergencia Climática (CEF), un esfuerzo para apoyar las voces activistas que exigen una respuesta más urgente a la emergencia climática.

La CEF comparte en su web un artículo del reportero Julian Wyllie en el que se asegura que Getty aportó $500.000 de los $600.000 dólares del fondo en 2019, cuando daba sus primeros pasos. De acuerdo con el mismo reportaje, los otros dos fundadores son el inversor Trevor Neilson y Rory Kennedy, hijo del senador Robert F. Kennedy y la activista Ethel Kennedy. 

La agresividad de algunas de las protestas organizadas por los grupos ecologistas llevaron a la especulación de que algunos magnates petroleros financiaban a estas organizaciones para desprestigiar al propio movimiento ecologista. Uno de los fundadores de la institución renunció, justamente, por la impopularidad y nocividad de un activismo -según confesó luego- cada vez más extremista. 

Wildcatter J. Paul Getty, abuelo de Aileen, se convirtió en el hombre más rico del mundo tras alcanzar un acuerdo petrolero con Arabia Saudita, de acuerdo con Forbes. Fue entre 1960 y 1970. Sus hijos heredaron miles de millones de dólares por medio de un fideicomiso en Getty Oil, empresa que vendieron a Texaco. 

En su reporte de los Getty, Forbes cita Getty Oil como “fuente de la riqueza” de la familia. En 2015 la ubicó como una de las 60 más ricas del país, cifrando su patrimonio en $5.400 millones

Aileen Getty salió al cruce de la teoría sobre su supuesta estrategia para desprestigiar al movimiento anti-petróleo: "A menudo la gente se plantea teorías sobre mi motivación para participar en el movimiento por el clima. Mi motivación es clara: lucho por un planeta habitable para mi familia y la suya. No me quedo en el pasado. Busco construir un futuro mejor".  

De esa manera defendió sus donaciones -o inversiones, según se mire- en un artículo en The Guardian, en el que aplaudió el ataque de Just Stop Oil contra Los Girasoles de Van Gogh. Getty sostuvo que no financia “directamente” a los grupos y que no controla qué acciones toman. Sin embargo, Just Stop Oil es una de las doce organizaciones beneficiadas por la CEF. 

Los cuestionamientos a la filántropa no acaban allí. Desde los propios círculos ecologistas sostienen que no hace suficiente y critican su estilo de vida, revelada en titulares como: "Brad Pitt cambia de casa con la heredera de Getty Oil". La nueva mansión le costó a Getty $39 millones, el actor pagó  $5,5 millones, de acuerdo con el artículo del New York Post.

Las cabezas de la hidra

En Estados Unidos conocemos este conglomerado como Declare Emergency. Como indica su nombre, la organización quiere presionar al presidente para que declare la emergencia climática.   

En Italia, Alemania, Canadá y Austria se les conoce como Última Generación, aunque cada uno en sus respectivos idiomas. En Nueva Zelanda, como Restore Passenger Rail. En Suiza, Renovate Switzerland, en Dinamarca, Nødbremsen (La Pausa de Emergencia), en Suecia, Återställ Våtmarker (Restaurar los Humedales) y en Noruega, Stopp Oljeletinga! (Frenen la Explotación Petrolífera). Aunque el más conocido está en Reino Unido: Just Stop Oil

El fundador arrepentido

Trevor Neilson renunció a su cargo en la CEF en 2021. "Se ha convertido en disrupción por disrupción", sostuvo el año pasado en conversación con el periódico británico The Times. Era la primera vez que el californiano explicaba el descontento con la organización activista que ayudó a fundar. 

"Creo firmemente que se ha convertido en algo contraproducente, y creo que eso lo tiene que decir alguien que ha estado involucrado desde los inicios", aseguró tras argumentar que el activismo ecologista estaba perjudicando la vida de los ciudadanos más que persuadiéndolos de que se unieran a la causa. Esto, reconoció, estaba volviendo impopulares a grupos como Just Stop Oil. Una encuesta de YouGov del año pasado parece darle la razón: el 68% de los británicos desaprobaba al grupo inglés financiado por la CEF. 

Neilson sigue defendiendo el activismo ambientalista, pero cree que el tiempo de las medidas radicales ha llegado a su fin. "Bloquear puentes es mucho más fácil que construirlos y eso es lo que tenemos que hacer si queremos tener éxito", sostuvo. Luego explicó que se comprometió con la causa cuando los incendios en California pusieron en riesgo su casa en Malibú hace más de un lustro y que cuando ese año conoció a Roger Hallam, co-fundador de  Extinction Rebellion y Just Stop Oil, ese lo llamó "capitalista de m*****". 

Desde que dejó su cargo, Nielson vio cómo la de la CEF financiaba a organizaciones cada vez más extremistas, de acuerdo con el Times.