Trabajo forzado: la industria del panel solar china se vuelve más opaca para esquivar las sanciones

De acuerdo con un estudio reciente, el Gobierno chino se salta las sanciones sobre los productos provenientes de Sinkiang, acusados de usar mano de obra esclava.

Crecen las inquietudes en torno a la industria del panel solar, ampliamente dominada por China. El gigante asiático es uno de los grandes productores de los componentes necesarios para aprovechar la energía solar y, desde hace años, se enfrenta a acusaciones de violaciones de derechos humanos.

En concreto, tanto Estados Unidos como organizaciones internacionales señalaron a China por el uso de mano de obra forzada en la producción de los paneles solares. La región china de Sinkiang está en el centro de estas sospechas, según las cuales la minoría musulmana uigur sería la principal víctima. Tras llevar a cabo sus investigaciones, el Senado aprobó sancionar a China y poner en marcha un bloqueo a los productos provenientes de la región de Sinkiang, lo que afectó en cierta medida a la tasa de mercado del panel solar bajo control chino.

China, dueña del mercado de la energía solar

Pese a esto, un reciente informe de la Sheffield Hallam University indica que China sigue exportando al mundo productos  para la explotación de la energía solar, fruto del empleo de mano de obra esclava, en su mayoría de origen uigur. De acuerdo con el estudio, China se esfuerza por hacer su cadena de suministro cada vez más opaca para disimular la procedencia de los productos sancionados por el Senado. Estos cambios del Gobierno chino impiden en muchos casos que los consumidores o los fabricantes sepan si los componentes que usan para sus instalaciones de energía solar proviene de Sinkiang o si mano de obra esclava estuvo involucrada en su producción.

De acuerdo con el estudio, firmado en parte por investigadores anónimos que temen represalias por parte del Gobierno chino, hay toda una serie de empresas productoras de paneles solares que tienen una cadena de producción de la que se conoce muy poca información. El estudio revisa las cadenas de producción de varias de estas compañías, y a través de su metodología, le da una puntuación para el riesgo que tiene cada una de usar componentes de Sinkiang o fruto de la explotación laboral. De las 16 firmas analizadas, nueve están calificadas con un riesgo alto. Tan sólo tres están supuestamente libres de sospechas.

El principal problema para estas empresas reside en que el silicio policristalino, un componente esencial para la fabricación de paneles solares, proviene casi exclusivamente de China. En 2020, el 45% de la cuota mundial de silicio policristalino provenía de las regiones uigur chinas. Otro 30% de la China interior. Para 2022, la cuota de mercado de las regiones uigur se rebajó al 35%, pero la de la China interior aumentó hasta el 54%. Tan sólo el 11% del silicio policristalino se elaboró en el resto del mundo.

Las empresas revisan sus estándares

De acuerdo con el New York Times, un buen número de las empresas evaluadas por el estudio prometieron revisar las estándares de su cadena de producción, en respuesta a la publicación de la Sheffield Hallam University. Previo a esto, 340 empresas del sector de la energía solar firmaron un memorando para relocalizar sus centros de producción y cesar sus negocios con la región uigur de Sinkiang.

Sin embargo, la gran cuota de mercado que tiene China en este sector dificulta los esfuerzos de las empresas que pretenden "sanear" sus cadenas de producción. De acuerdo con el informe, incluso aquellas compañías que dan servicio a Estados Unidos y Europa se ven salpicadas por este problema y acaban incorporando en sus procesos productos de origen de Sinkiang. Fuera de los componentes, China tiene un control de alrededor del 80% sobre la totalidad de la cadena de producción de los paneles solares, de acuerdo con los datos de la Agencia Internacional de la Energía (IEA).

Durante el mes de mayo, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) llevó a cabo una redada en las instalaciones de JinkoSolar en Florida. Se trata de una de las empresas analizadas en el informe y que tiene titularidad china, pero que se relocalizó a Estados Unidos. La investigación del DHS cree que la empresa importó a Estados Unidos materiales provenientes de la región sancionada de Sinkiang y que clasificó indebidamente los productos, de acuerdo con fuentes cercanas a la investigación citadas por el New York Post. 

Existen algunas iniciativas estadunidenses que pretenden establecer en el territorio nacional varias empresas de fabricación de paneles solares. Sin embargo, estas instalaciones corren el mismo riesgo que las demás. Toda producción de infraestructura solar deberá pasar por China en algún paso de su cadena de producción. Y por tanto exponerse a trabajar con productos que son fruto de la explotación.