El ocaso de Sundance: de festival 'independiente' a exigir un juramento de lealtad woke a los asistentes

Los promotores del encuentro cinematográfico elaboran un "acuerdo comunitario" que alienta las denuncias anónimas contra quienes se salgan de los estándares.

Gary Geipel fue quien dio la voz de alarma. El asociado senior del Instituto Nacional de Políticas Públicas intentó asistir, virtualmente, al Festival de Sundance y, asombrado por lo que le exigieron, decidió escribir un artículo de opinión en The Wall Street Journal.

Fue gracias a él que se descubrió el "acuerdo comunitario" que todo asistente, ya sea presencial o virtual, debe firmar antes de poder tener el privilegio de ver, en primicia, alguna de las películas participantes en Sundance. Un documento con el que, el Instituto Sundance, alienta a "todos los miembros de la comunidad a seguir la regla de oro: trata a los demás como quieres que te traten a ti".

Un documento ambiguo en Sundance

La organización intenta así propiciar un ambiente favorable para todos los asistentes. Una buena intención, la de evitar "prácticas antirracistas, antisemitas y antidiscriminatorias" que está mal planteada, según alertó Breitbart, ya que los límites no están del todo claros y son bastante ambiguos. Así, por ejemplo, en su página web, el organismo insta a que:

Todos en la comunidad del Instituto Sundance hagan su parte en la creación de un entorno que sea acogedor, seguro e inspirador para todos comprometiéndose a ser:

    • Inclusivo y respetuoso con las personas de todas las razas, etnias, identidad/expresión de género, discapacidad, orientación sexual, nacionalidad, religión, edad, apariencia física y tamaño del cuerpo, idioma hablado y estado migratorio o económico al abstenerse de degradar, discriminar o acosar comportamiento o discurso.
    • Intencional con sus palabras al abstenerse de discursos de odio o acciones de cualquier tipo, incluido el abuso de la función de chat (ej. trolling).
    • Consciente de los límites de los demás al evitar la atención sexual no deseada, el acoso, el acecho y el contacto físico inapropiado de cualquier tipo.
    • Respetuoso con los moderadores, artistas y miembros de la audiencia al abstenerse de interrumpir los cursos u otros eventos virtuales y en vivo.
    • Consciente del poder que tiene al no involucrarse en abuso o intimidación, incluidos los relacionados con la raza, el género, la posición o la riqueza.
    • Respetuoso con la expresión individual y la propiedad intelectual de los demás. También requiere que reconozca que otros pueden tener una idea o concepto de historia similar o igual al suyo.
    • Vigilante en la lucha contra la propagación de COVID-19 al cumplir con las políticas oficiales de salud y bienestar del Instituto Sundance, incluido el protocolo sobre cubiertas faciales.

Denunciar a los agresores de forma sencilla

El problema de este "juramento", según se puede observar en su página web, está en la facilidad que tiene cada persona para denunciar a quien considere un agresor de estas normas. Basta con enviar un email a [email protected] o rellenar un formulario de Google. Y, entonces, el equipo de Seguridad y Pertenencia de Sundance Institute "revisa cada informe de una posible infracción".

Sin embargo, estos límites, al estar tan poco explicados, volvían a dejar varias incógnitas. Una de ellas la llegó a plantear Geipel en su artículo del WSJ:

¿Qué pasa si cometí un desliz y me involucré en "intimidación relacionada con la riqueza", sea lo que sea que eso signifique? Alguien podría quejarse usando un "formulario de informe de nombre opcional" y la queja sería "tomada en serio y revisada cuidadosamente por el equipo de Seguridad y Pertenencia del Instituto Sundance". 

Si atendemos a la página web del acuerdo comunitario, la solución sería sencilla, después de que el equipo de Seguridad y Pertenencia del Sundance Institute investigase el caso, podría decidir la medida que considerase oportuna entre las que, asegura la institución encargada del Festival de Sundance, podría incluirse "la exclusión de los programas, plataformas o espacios del Instituto Sundance, incluida la prohibición total de participar en cualquier programa o evento del Instituto".

Ante esto, Geipel decidió escribir un email preguntando si podría asistir sin firmar ese acuerdo comunitario. La respuesta, que llegó de forma anónima, fue clara: no. ¿La solución? No asistir al Festival de Sundance, una decisión que, el columnista no lo niega, le entristece pero ve necesaria:

Escribir en tiempo pasado sobre Sundance me entristece. Pero más de nosotros, patrocinadores, donantes y especialmente miembros liberales de la junta de organizaciones artísticas, tenemos que aprender a hacernos eco de Aleksandr Solzhenitsyn: "No, no a través de mí".