El Vaticano deplora "la ofensa causada a muchos cristianos" en la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de París
“La libertad de expresión, que evidentemente no se cuestiona, encuentra su límite en el respeto a los demás”, expresó la Santa Sede.
Este sábado, el Vaticano expresó su malestar por algunas de las escenas presentadas durante la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de París 2024, calificando una secuencia en particular como una “ofensa” hacia los cristianos. La controversia gira en torno a una parte del espectáculo que hacía una alusión satírica a la Última Cena, el famoso cuadro de Leonardo da Vinci.
Durante el evento, se mostró a un grupo de drag queens, alrededor de una larga mesa, evocando las representaciones tradicionales de la Última Cena, en la que Jesús compartió una última comida con sus apóstoles antes de su crucifixión. Aunque los organizadores del evento negaron que esta representación tuviera intención de burlarse de esta ceremonia religiosa, la polémica recreación ha sido ampliamente considerada como insultante.
En un comunicado emitido y publicado en la página web Vatican News, la Santa Sede lamentó la representación y se alineó con quienes han expresado su descontento. “La Santa Sede, entristecida por algunas escenas de la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de París, no puede sino unirse a las voces que se han alzado en los últimos días para deplorar la ofensa causada a muchos cristianos y creyentes de otras religiones”, señala el comunicado.
El Vaticano también destacó que, en eventos de tal magnitud, que celebran valores universales, no deberían permitirse alusiones que ridiculicen las convicciones religiosas. “La libertad de expresión, que evidentemente no se cuestiona, encuentra su límite en el respeto a los demás”, agregó.
Los organizadores del espectáculo en París defendieron su visión, argumentando que la representación estaba destinada a evocar una festividad pagana en honor a Dionisio, el dios griego del vino y del teatro. Thomas Jolly, el director artístico del evento, señaló que el objetivo era transmitir un mensaje de amor y diversidad. Sin embargo, estas explicaciones no han logrado apaciguar las críticas.
La Conferencia Episcopal de Francia, expresó su “profundo lamento” por las representaciones que consideraron una ofensa al cristianismo. En un giro internacional, el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, le solicitó al papa Francisco que adoptara una postura unificada sobre la controversia, argumentando que la representación socava los principios morales y espirituales. La escena ha suscitado rechazo global, siendo condenada también por el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien la describió como “vergonzosa”.