EL FRÍO PROVOCA EL DOBLE DE MUERTES QUE EL CALOR
Por ejemplo, en 2019 Sudáfrica sufrió 453 decesos relacionados con la insolación o golpes de calor, mientras que hubo 8.372 por hipotermia.
Por alguna razón, el frío tiene buena fama. Los abrigos de piel y cuero le dan glamour. La nieve le aporta a la Navidad una magia particular. Y la posibilidad de tomar un café caliente sujetado con las dos manos cumple una función que va mucho más allá que la de estimular el sistema nervioso. Por el contrario, el calor suele ser siempre el villano de todas las películas, el que amenaza el futuro de la humanidad y convertirá la Tierra en un lugar inhabitable. Sin embargo, detrás de todo este relato se esconde un dato contundente: el frío es dos veces más mortal que el calor.
Las alertas sobre el cambio climático y los esfuerzos (al menos discursivamente) de los países por disminuir sus emisiones de gases de efecto invernadero han demonizado la suba de las temperaturas, que por supuesto tienen consecuencias negativas, como el aumento del nivel del mar, los fenómenos meteorológicos extremos y los cambios en la productividad agrícola. No obstante, según un estudio del Centers for Disease Control and Prevention, las muertes que generan las bajas temperaturas son más del doble.
El informe, publicado en julio de 2014, se concentró en el espacio temporal 2006-2010. Durante esos cinco años, analizó la cantidad de muertes al año por condiciones climáticas extremas, obteniendo un promedio de 2.000 decesos al año. De esa cifra total, alrededor del 31% se atribuyó al "calor excesivo", mientras que el "frío excesivo" fue el responsable del 63%. El 6% restante se debió a inundaciones, tormentas o rayos.
Una tendencia global
Complementariamente, una investigación publicada en agosto de 2021 por la revista The Lancet indicó que, tras recopilar datos de nueve países en diferentes años, las temperaturas extremadamente bajas han matado más personas que las altas. Los casos de estudio fueron: Brasil, Chile, China, Colombia, Guatemala, México, Nueva Zelanda y Estados Unidos.
Por caso, en 2019, Sudáfrica sufrió 453 decesos relacionados con la insolación o golpes de calor, mientras que 8.372 por hipotermia. En Nueva Zelanda, se produjeron solo dos muertes por calor, pero 1.191 por frío. Y en en China, el número de muertos por exposición al calor sofocante fue de 46.224, aunque el de fallecidos por hipotermia o derivados fue de 455.735.
Amenaza gradual
Las muertes por calor tienen la particularidad de que se producen de manera más repentina, volviéndolas más visibles: cuando la temperatura del cuerpo sube demasiado, el sistema de regulación interna que mantiene en condiciones tanto al corazón como al cerebro, colapsa rápidamente.
Por el contrario, con el frío el proceso puede darse de forma más gradual. Aunque la hipotermia también puede matar en el acto, la constante exposición al frío inhibe las respuestas inmunitarias, dando paso a infecciones y enfermedades cardiovasculares, respiratorias o metabólicas que son fatales con el tiempo.
En línea con los dos estudios previos, el escritor, profesor y ambientalista danés Bjorn Lomborg aporta un dato que amplía la franja temporal, haciendo una comparación de las muertes por temperaturas extremas entre 1920 y 2022: en el último año, los decesos por condiciones climáticas mortales fueron un 97,7% menos que hace un siglo.
De este modo, puede apreciarse cómo las condiciones heladas fueron y siguen siendo más nocivas que las calurosas. Por ende, a pesar de que es evidente que el cambio climático y el aumento de las temperaturas traerán consecuencias para la humanidad, lo cierto es que al corto y mediano plazo también disminuirán las muertes totales ligadas al clima.