Temores por fraude marcan el rumbo de las elecciones presidenciales en EEUU
Las encuestas reflejan que dos tercios de los votantes temen que el fraude electoral influya en el resultado.
A medida que Estados Unidos se acerca a las elecciones presidenciales, la preocupación sobre la integridad del proceso electoral se intensifica. Las encuestas reflejan que dos tercios de los votantes, incluyendo una mayoría de demócratas, independientes y republicanos, temen que el fraude electoral influya en el resultado. Este clima de desconfianza, que comenzó tras las elecciones de 2020, sigue presente y es fomentado en parte por las reiteradas declaraciones del expresidente Donald Trump sobre irregularidades en ese proceso.
Trump expresó su descontento con la derrota de 2020, afirmando que la suspensión del recuento de votos en la noche electoral fue una afrenta a los derechos de los votantes, creando sospechas de manipulación para favorecer a Joe Biden. Trump ha mantenido esta postura durante los últimos años, movilizando a sus seguidores en torno a la idea de recuperar lo que considera una “victoria robada”.
El voto por correo, eje de la controversia
Uno de los puntos críticos en el debate sobre la seguridad electoral es el voto por correo, una práctica que aumentó considerablemente en 2020 debido a la pandemia. Este método ha sido señalado como vulnerable al fraude por varios sectores, incluyendo estudios anteriores, como un informe bipartidista de 2005 encabezado por el expresidente Jimmy Carter y el exsecretario de Estado James Baker. Según Trump y algunos de sus aliados, los cambios en las normativas de votación durante la pandemia permitieron que las papeletas de votación se enviaran sin las verificaciones de firmas habituales, eliminando así un método clave para evitar fraudes.
Cleta Mitchell, abogada y fundadora de Election Integrity Network, sostiene que diversos grupos activistas influyeron en los sistemas electorales de numerosos estados, lo que, a su juicio, habría comprometido la integridad del proceso en 2020.
“El proceso electoral fue tomado por grupos activistas de izquierda que se habían infiltrado en los sistemas electorales de todo el país en el momento de las elecciones de 2020 (…) y manipularon el sistema electoral de innumerables maneras en un estado tras otro”, expresó.
Medidas y reacciones de los estados
En respuesta a estos temores, varios estados han implementado nuevas normativas para reforzar la seguridad del voto, mientras que otros han tomado decisiones opuestas. California, por ejemplo, aprobó recientemente una ley que elimina el requisito de presentar una identificación para votar, mientras que el Departamento de Justicia ha presentado demandas contra Alabama y Virginia para evitar que estos eliminen de sus listas a votantes no elegibles. Estas medidas, percibidas por algunos como intentos de facilitar el acceso al voto y por otros como una amenaza a la seguridad electoral, han polarizado aún más a los votantes.
Los funcionarios de estados clave como Arizona, Georgia y Pensilvania han advertido sobre posibles retrasos en el anuncio de los resultados, lo que podría intensificar la incertidumbre y aumentar las suspicacias entre los votantes.
Escenario político y posibles consecuencias
El clima de tensión actual no solo afecta la confianza en el proceso electoral, sino que también despierta preocupaciones sobre posibles brotes de violencia política. Estudios sobre elecciones internacionales han demostrado que los retrasos en la entrega de resultados suelen desencadenar disturbios. En países como Honduras y Perú, demoras prolongadas en los recuentos electorales provocaron enfrentamientos y cuestionamientos sobre la legitimidad de los comicios.
Las elecciones de 2024 en Estados Unidos se perfilan como un evento crucial, no solo por los cargos en juego, sino también por el contexto de polarización y desconfianza que rodea el proceso. Para muchos votantes, el resultado será decisivo no solo en términos de liderazgo, sino en la credibilidad y transparencia del sistema electoral del país.