Gretchen Whitmer "odia" los rumores que la dan como un potencial reemplazo de Joe Biden en la carrera presidencial por la Casa Blanca. Al menos eso es lo que la gobernadora demócrata de Michigan habría expresado a la jefa de campaña del presidente en una llamada telefónica que tuvo lugar después del debate presidencial en CNN.

La llamada entre Whitmer y Jennifer O'Malley Dillon habría tenido lugar la noche del viernes pasado. La gobernadora quiso dejar claro que ella no está detrás de los rumores que la dan como candidata demócrata en la sombra. Son los reportes que dio esta semana el medio POLITICO, que cita el entorno demócrata como fuente. 

Un entorno demócrata nervioso pero paralizado. Si las conclusiones después del debate presidencial fueron generalizadas, el adentro de la formación política se mantiene prudente. Ninguno de los pretendientes a reemplazar a Biden quiere dar el paso y poner en duda el liderazgo del presidente, ya sea públicamente o en privado, por miedo a represalias. 

No sólo sería eso. Dar el paso y presentarse como opción al presidente conlleva también una imagen negativa, de excesiva codicia. Por esto no es de sorprender que Gretchen Whitmer haya desmentido, y posiblemente filtrado dicha respuesta, cualquier información que la dé como reemplazo de Joe Biden. 

Esto crea frustración entre los cuadros del Partido Demócrata. Algunos de sus perfiles de alto rango están atrapados entre la obligación de defender a Biden y el pesar y decepción que trae consigo el candidato presidencial. "La cosa está caliente", aseguró un gobernador demócrata a POLITICO el pasado domingo acerca del sentimiento entre los ejecutivos estatales del partido. "Mucha ansiedad, mucha gente al borde de su asiento".