Tenancingo, el “pueblo proxeneta” de México que trafica niñas a New York
Se dice que en este pequeño municipio del Estado de Tlaxcala uno de cada diez habitantes funge como proxeneta dedicándose al horrible crimen de la trata de personas.
Desde los años setenta Tenancingo, un pequeño municipio ubicado a dos horas en auto de Ciudad de México, se convirtió en una suerte de “pueblo proxeneta” donde ser un “padrote” es, prácticamente, una de las aspiraciones máximas para los jóvenes de la ciudad.
Los “padrotes” —un término local atribuido a los proxenetas—, se posicionaron en Tenancingo como los “hombres exitosos”; con el poder para organizar fiestas parroquiales, influir en la política local, dar empleo en sus actividades criminales, comprar autos de lujo y ser prósperos económicamente. Todo esto a cuestas del horrible crimen que implica la captación de mujeres y niñas, que luego de ser manipuladas y acicaladas por los padrotes son vendidas y traficadas por diversas ciudades de México y Estados Unidos como esclavas sexuales.
Un pueblo casi fantasma
Tenancingo podría ser un pueblo mexicano común, con sus iglesias, plazas y poca concurrencia. Pero no lo es.
La ciudad empezó a ganar notoriedad y llamar la atención de los medios de comunicación internacionales a principios de los 2.000, cuando el Centro de Derechos Humanos Fray Julián Garcés de Tlaxcala denunció la situación sobre la trata de personas en la zona. De allí en adelante, la verdad sobre este pequeño pueblo empezó a salir a la luz, poco a poco.
De acuerdo con un extenso reportaje del diario El País, el tráfico y la esclavitud sexual están institucionalizados. Las estadísticas, aunque inexactas y difíciles de comprobar por el carácter clandestino de la actividad, muestran que aproximadamente una de cada diez personas en la localidad se dedican al proxenetismo y una cantidad importante de jóvenes (en ese momento cuatro de cada cinco) veían a los padrotes como sus modelos a seguir, una situación provocada porque la trata se ha transmitido de generación en generación a través de familias dedicadas a esta actividad criminal que ha extendido sus tentáculos hasta Houston, Atlanta y, especialmente, New York.
Una historia de mentiras, corrupción e invisibilización
“Los padrotes han desarrollado un modus operandi consistente en viajar a pueblos de estados mexicanos pobres como Puebla, Veracruz y Chiapas, y encontrar chicas vulnerables. Exhiben sus coches y joyas y las seducen. En algunos casos, pasan meses acicalándolas, pero en otros son sólo días”, escribe Ioan Grillo, autor del más reciente trabajo de investigación sobre este pequeño municipio del Estado de Tlaxcala.
Grillo explica en su amplio artículo que entrar en Tenancingo es muy complicado para los foráneos, ya que la mafia de la trata de personas está muy bien organizada y tiene ubicados solapadamente a varios vigías a lo largo de la entrada del pueblo que están atentos para “cantar la zona” o dar aviso de los movimientos extraños en la ciudad.
Esto coincide con el testimonio de Irene Herrerías, la Fiscal federal de la Procuraduría de Atención a Víctimas del Delito (Províctima), quien en 2012 le dijo a la BBC que el plan de vigías era tan eficaz que, cuando llegaban al pueblo, la escena del crimen estaba prácticamente levantada.
"Hemos recibido denuncias anónimas de ese lugar, pero cuando intentamos hacer el operativo para rescatar a las mujeres nos encontramos con una red de halcones que vigilan desde un pueblo antes y advierten de la llegada de cualquier auto ajeno a Tenancingo", dijo Herrerías. "Cuando llegábamos al lugar ya no estaban las víctimas ni los tratantes".
Por ello, para llevar adelante su trabajo de investigación, Grillo tuvo que permanecer en las sombras, sin llamar la atención.
Mientras explica sus conversaciones con investigadores de la zona, el periodista detalla que es muy posible que los padrotes hayan comprado a policías, políticos y hasta fiscales, generando que la impunidad y corrupción proliferen en el pueblo evitando la correcta aplicación de la ley.
El reportaje también detalla que New York es el principal destino en Estados Unidos para las niñas y mujeres traficadas desde Tenancingo.
De hecho, a pesar de que la impunidad es uno de los graves problemas de la pequeña ciudad mexicana —entre 2017 y 2022, los investigadores del estado de Tlaxcala abrieron 52 expedientes sobre padrotes, pero solo uno ha llevado a una sentencia de prisión—, al menos en New York decenas de traficantes sexuales han recibido duras sentencias y varias víctimas han podido ser rescatadas.
“Los tribunales estadounidenses han condenado a más de cincuenta hombres de Tenancingo por tráfico de mujeres y niñas menores de edad para venderlas con fines sexuales en Estados Unidos, especialmente en New York. Otros siguen en libertad y la ciudad produce una proporción sorprendentemente alta de los traficantes sexuales más buscados por el ICE”, se lee en el reportaje de Grillo.
Otro sitio habitual donde las mujeres y niñas son vendidas una y otra vez para mantener relaciones sexuales es la afamada zona de La Merced, de Ciudad de México.
En cualquiera de los casos, los padrotes y los transportistas son los que ganan la mayor parte del dinero, ya que las mujeres y niñas traficadas no tocan prácticamente nada de las ganancias. Apenas reciben, bajo coacción en su mayoría, comida y vivienda.
Y cuando se habla de niñas, no es una exageración.
“Alrededor de una cuarta parte de las mujeres que la policía rescata del tráfico sexual en Tlaxcala son menores de 18 años; en 2021, fueron 11 de 48. Además, muchas de las adultas rescatadas pueden haber sido reclutadas cuando eran adolescentes”, escribe Grillo, quien entrevistó directamente a algunas de las víctimas de esta práctica que relataron versiones similares de manipulación, chantaje y coacción para ser esclavizadas sexualmente.
¿Todo está perdido?
Si bien todo luce cuesta arriba para las familias honestas de Tenancingo, que los jóvenes hayan vivido en condiciones negativas y en ambientes sin valores no significa que eso no pueda corregirse a tiempo.
Por ello, hay organizaciones como Cauce Ciudadano, que trabajan en pro de prevenir la violencia de los jóvenes mexicanos y durante años impartieron cursos a habitantes de Tenancingo logrando cambiarles su visión sobre la trata de personas, una práctica que habían naturalizado.
Grillo también detalla en su reportaje que hay muchos mitos y verdades sobre la horrible ruta de tráfico sexual que va desde Tenancingo hasta New York. Leyendas que hay que derribar para poder derribar, de una vez por todas, a la mafia de los padrotes.
Uno de esos mitos, escribe el periodista, es que se exagera la cifra de dinero que produce la trata y la esclavitud sexual en esta pequeña localidad de poco más de 11.000 habitantes, valorada en mil millones de dólares en algunas páginas masivas de Internet.
Grillo explica que esto es un punto vital, pues a pesar de que los padrotes son grandes jugadores en su pueblo, se le está atribuyendo una fuerza que no tienen, pues están muy lejos de tener un poder económico y político como el de los grandes narcos, que han sido derrocados en ocasiones por las autoridades mexicanas.
De hecho, para Emilio Muñoz, coordinador del Centro de Derechos Humanos Fray Julián Garcés de Tlaxcala, es posible, mediante una buena aplicación de la ley del gobierno mexicano y la policía, desmantelar varios de los clanes familiares dedicados al tráfico de mujeres y niños en Tenancingo.
Para ello, Muñoz hay tres pasos claves para aplastar este temible tráfico sexual: “Más trabajo de prevención enseñando a las niñas a evitar los padrotes; mejor apoyo a las víctimas; y enjuiciamientos más fuertes. La gente tiene que presionar para que estas cosas sucedan”.
"Los gobiernos van y vienen. Pero necesitamos que las comunidades tomen conciencia y exijan que se aborden estos problemas", sentenció Muñoz.