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Australia y los Juegos Olímpicos: el ejemplo de cómo subir del inframundo al Olimpo

Los oceánicos viraron su historia en Atlanta 1996, cuando comenzó a ser uno de los referentes olímpicos. En París 2024, superaron su récord de medallas de oro.

La delegación australiana en los Juegos Olímpicos de París 2024AFP

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En torno a 27 millones de australianos han visto cómo sus deportistas en los Juegos Olímpicos de París 2024 han logrado batir su récord personal de medallas de oro. En total, la delegación se subió a lo más alto del podio en 18 ocasiones. Si a ellas añadimos las 14 de plata y las 14 de bronce que se colgaron al cuello, regresan a casa con 46 distinciones. Únicamente Estados Unidos, China, Francia y Gran Bretaña  sumaron más que Australia.

Por detrás de los australianos, en el medallero están posicionados países que les duplican en población -sea el caso de Corea del Sur e Italia- o que su número de censados es considerablemente superior, como Japón, Brasil o Alemania.

Australia, un crecimiento olímpico exponencial

Desde que comenzó la era moderna de los Juegos Olímpicos con Atenas 1896, Australia pasaba casi desapercibido en cada edición que se celebraba: salvo en contadas ocasiones como, por ejemplo, en Melbourne 1956 (35) -en la que ejerció de anfitrión-, Los Angeles 1982 (24) o Barcelona 1992 (27)- los oceánicos no solían conseguir más de 15 medallas.

El punto de inflexión llegó en Atlanta 1996. El Comité Olímpico Australiano aumentó de manera notable su delegación: pasó de contar con 295 deportistas a Barcelona 1992 a disponer de un equipo conformado por 424 deportistas en la capital de Georgia. Ese incremento conllevó que las posibilidades de obtener una medalla aumentasen, aunque las pruebas son iguales para todos y premia el esfuerzo que se aplique y el trabajo que hay detrás.

En Atlanta 1996, la representación australiana logró mejorar considerablemente su rendimiento y volvió a su territorio con 9 oros, 9 platas y 23 bronces. Es decir, 41 medallas, 14 más que las que obtuvo en la anterior edición de los Juegos Olímpicos. A partir de ahí, consiguió mantener la tendencia, salvo en un par de ocasiones donde sufrió un pequeño traspié.

Si en Atlanta 1996 fue donde su historia cambió, cuatro años después fue el clímax de la delegación oceánica. Y encima en casa. Llegaron los Juegos Olímpicos de Sídney 2000, segunda vez que Australia ejercía como anfitrión -la primera vez fue Melbourne 1956- y la ilusión era visible. Los australianos rindieron como se les exigía, y lograron el que, hasta hoy, es su mejor casillero: 58 medallas, repartidas en 16 oros, 25 platas y 17 bronces.

En Atenas 2004 se subieron al podio en 50 ocasiones y en Pekín 2008, 46. El bajón se produjo en Londres 2012 (35) y en Río de Janeiro 2016 (29). En Tokio 2020, el equipo australiano se colgó la medalla 46 veces.

Sin contar las que ha conseguido en París 2024, Australia cuenta con 543 medallas: 164 oros, 170 platas y 209 bronces.

El agua, clave para los australianos en París 2024

Como de costumbre, gran parte de las medallas que ha logrado la delegación oceánica en los Juegos Olímpicos de París 2024 han sido en pruebas de agua. Principalmente, en natación. De las 46 distinciones, 19 han sido en esta modalidad -siete oros-. Destacaron Ariarne Titmus, Kaylee McKeown y Mollie O'Callaghan, que se alzaron con varias medallas cada una.

En otras pruebas acuáticas, Australia consiguió medallas en vela, piragüismo en eslalon, piragüismo, surf y remo. El resto de veces que el equipo australiano logró subirse al podio fue en las competiciones de atletismo, BMX, ciclismo en ruta, skateboarding, tenis, equitación y tiro.

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