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Europa rectifica: cada vez más países proscriben sus tratamientos médicos trans para menores de edad

Después de Finlandia, Inglaterra y Suecia, Noruega se une a la lista de países europeos que dan marcha atrás y prohíben las terapias de afirmación de género con hormonas.

Clínica Tavistock, principal centro de reasignación de género en Reino Unido.

(Cordon Press)

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Los gobiernos europeos se replantean sus políticas trans para menores de edad. Después de avalanchas de informes médicos por parte de las agencias especializadas, los legisladores echan el freno y excluyen a niños y niñas del acceso a hormonas y bloqueadores de la pubertad. Este método, avalado bajo el llamado Protocolo Neerlandés, era hasta ahora el más común en Europa para abordar la disforia de género. Aquellos países que ahora se niegan no son los más conservadores o estrictos con el transgenerismo. Todo lo contrario. Fueron pioneros en su día, y ahora quieren dar marcha atrás.

El último de ellos fue Noruega, de quien su Agencia de Investigación Médica declaró que el uso de bloqueadores de la pubertad en menores podía resultar extremadamente nocivo. No hay evidencia científica de que estos tratamientos sean positivos para los menores.

"La base de conocimiento, especialmente el conocimiento basado en la investigación para el tratamiento de afirmación de género (hormonal y quirúrgico), es deficiente y los efectos a largo plazo son poco conocidos", aseguró el último informe de la Agencia de Investigación Médica de Noruega. De acuerdo con la misma institución, el 75% de los menores a quien un psiquiatra diagnostica con disforia de género, ya contaba con alguna enfermedad mental o trastorno en su historial. Dependiendo del país, el diagnostico de la disforia suele ser una condición legal para acceder a los tratamientos hormonales. Pero contar con trastornos previos a la disforia puede resultar contradictorio, de acuerdo con expertos como la finlandesa Riittakerttu Kaltiala.

"Detransiciones" y arrepentimientos

Según los datos de la clínica Tavistock del Reino Unido, entre 2009 y 2018 hubo un incremento del 5.337% del número de chicas jóvenes derivadas a la unidad de tratamiento de género. Un 80% de los menores de edad con disforia de género logran superar el diagnóstico una vez terminada la pubertad y de forma natural, sin necesidad de tratamiento médico. El 50% de los menores de edad que pasa por una transición médica pide abandonarla debido a que no alivia su disforia de género. Con estos datos se puede entender por qué los tratamientos están en entredicho en tantos países.

Según estos datos anteriores, que recoge la asociación española Amanda (Agrupación de Madres de Adolescentes y Niñas con Disforia Acelerada), el principal problema de respaldar legalmente estos tratamientos está en la naturaleza propia de los adolescentes. Los casos son aún más graves cuando la legislación del país en concreto permite a los menores de edad acceder al tratamiento hormonal sin la autorización de sus padres o tutores legales. La influencia de los medios de comunicación y las redes sociales juega también un importante papel.

No es un camino exento de riesgo médico. En el caso de la reasignación de sexo de varón a mujer, hay graves peligros para el paciente de sufrir enfermedades hepáticas, trombosis o hipertensión arterial, además de todas las secuelas psicológicas. En el sentido inverso se añade la alta probabilidad de padecer infertilidad. Si las recomendaciones de la Agencia de Investigación Médica de Noruega son tenidas en cuenta, los legisladores podrían dar marcha atrás en estas políticas y tomar un mismo camino que Reino Unido, Suecia y Finlandia.

Inglaterra:

El Servicio de Salud inglés ( NHS) comunicó en el mes de junio que ya no seguirá administrando bloqueadores de la pubertad a menores de edad tal y como estuvo haciendo los años anteriores. De acuerdo con el NHS, no hay suficientes pruebas acerca de los beneficios y consecuencias del uso de estos fármacos en las terapias de identidad de género.

En Inglaterra se toma esta decisión después del cierre de la clínica Tavistock, quien en concierto con el NHS daba cobertura psiquiátrica para avalar los tratamientos trans en menores. El centro estuvo en el centro de varias polémicas, especialmente después de hacerse pública la historia de Keira Bell, quien a los 16 años fue tratada con bloqueadores de la pubertad y años después desveló los terribles efectos negativos que tuvo en su vida.

Suecia:

Suecia se convirtió en el primer país del mundo que legalizó la reasignación de género en 1972. En 2012 dio un paso más y llegó al Parlamento una ley para permitir el cambio de género a los 12 años además de la transición médica a partir de los 15 años. Todo sin necesidad de consentimiento parental.

En 2022, el Gobierno Sueco decidió poner fin a la cobertura de estos tratamientos en su sistema público de salud después de que la principal agencia médica del país ratificase un informe en contra de los beneficios de la reasignación médica de género.

Finlandia:

Este país nórdico también decidió retroceder en su legislación para poner fin a los tratamientos hormonales en menores de edad. Como muchos otros países, Finlandia adoptó el protocolo neerlandés de bloqueadores de la pubertad, pero a partir de 2015 sus expertos médicos comenzaron a desaconsejar el uso.

A principios de 2023, Finlandia decidió así cambiar su ley Trans, que fechaba de 2002, para ampliar la cobertura legal a muchos procesos de cambio de género, pero que dejaba fuera de este tema a los menores de edad. Aunque los activistas trans pidieron que se rebajase la edad mínima para acceder a tratamientos hormonales a los 15 años de edad, el Gobierno pretende mantener este cambio. En el centro de estos cambios estuvo la doctora Riittakerttu Kaltiala, principal experta en pediatría trans de Finlandia y jefa de uno de los dos centros del país especializados en estos cuadros médicos. Kaltiala aseguró en diferentes ocasiones que la narrativa del "transición o suicidio", vehiculada por los activistas a favor de la inclusión de los menores de edad en los tratamientos hormonales es "desinformación intencionada" y que "difundirla es irresponsable".

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