¿El Dobbs de los tratamientos trans a menores?
La mayoría de los jueces del Tribunal Supremo, apoyada en los informes científicos, se muestra favorables a aprobar la ley de Teennesse que prohíbe los tratamientos hormonales de 'cambio de sexo' infantiles. El fallo final afectaría a normas similares aprobadas en otros 25 estados.
El Tribunal Supremo comenzó las vistas del caso que puede convertirse en el Dobbs de los tratamientos trans en menores. Al término de la jornada, la mayoría de los jueces de la Corte se mostraron reacios a anular la ley de Tennessee que prohíbe a este tipo de intervenciones en niños y adolescentes, e incluso obligaron a los representantes de la ACLU y la Administración Biden a reconocer que no previenen el suicidio de quienes se someten a ellas o tienen como resultado su esterilización.
La posición de los denunciantes, que sostienen que la ley de Tennessee viola la cláusula de Igual Protección de la 14ª Enmienda, terminó el día bastante debilitada tras el primer encuentro con los jueces. Lejos de aceptar sus argumentos sobre la supuesta discriminación que sufren los menores a los que no se permite "transicionar" de sexo, los jueces recurrieron a informes científicos oficiales para rebatir sus posicionamientos, evidenciando que sólo están sostenidos por una ideología radical.
Los jueces dejan sin más argumentos que la ideología a los activistas trans
De hecho, sus representantes en la Corte se vieron obligados a reconocer públicamente que que las hormonas transgénero pueden causar infertilidad, que muchísima gente se arrepiente de los procedimientos irreversibles y de consecuencias de por vida a los que se sometieron sin tener madurez suficiente, y que los procedimientos trans no reducen las tasas de suicidio. Un severo varapalo para los activistas de izquierda cuya principal justificación para llegar hasta la última instancia de la Justicia es que estos tratamientos son necesarios y salvan vidas.
En un primer momento, el juez Brett Kavanaugh interrogó a la procuradora general Elizabeth Prelogar sobre los efectos secundarios de los bloqueadores de la pubertad y hormonas de sexo cruzado suministrados a niños. Aunque Prelogar trató de ser ambigua, se vio obligada a reconocer que "los cuidados de afirmación de género con respecto a las hormonas pueden tener algunas repercusiones en la fertilidad. Con respecto al uso de hormonas, hay efectos sobre la fertilidad". La procuradora general apuntó que "hay que asesorarles sobre esos riesgos. Como he dicho antes, entiendo que pueda ser un compromiso difícil, pero no es exclusivo de esta atención".
Las mentiras de la ideología trans al descubierto
A continuación, Alito dejó en evidencia a la abogada de ACLU, Chase Strangio, una mujer que se identifica como hombre, que aseguró que estos procedimientos son clave para reducir la tasa de suicidio con los menores que sufren disforia de género. Strangio aseguró que los padres tendrían que elegir entre un niño trans vivo con los tratamientos o un hijo muerto sin ellos, una referencia traída a la corte por la juez izquierdista Sonia Sotomayor.
Alito pidió al letrado que le facilitara los datos científicos que corroboraban esa afirmación, a lo que Strangio respondió asegurando que "estaba "claramente establecido en la ciencia" que los medicamentos reduce el riesgo de suicidio. Lejos de mostrarse convencido, el juez mostró la página 195 del Informe Cass del Servicio Nacional de Salud del Reino Unido que concluye que "no hay pruebas de que los tratamientos de afirmación de género reduzcan el suicidio".
Strangio se vio obligado a reconocer entonces que "no hay pruebas en los estudios de que este tratamiento reduzca el suicidio consumado", pero apostilló que estos tratamientos "reducirían los pensamientos suicidas". Algo que tampoco tiene ningún respaldo científico en realidad, como acreditan numerosos informes en Europa, muchos de cuyos países están dando marcha atrás en legislaciones sobre esta materia a la vista de los últimos estudios.
Sotomayor: "Todo tratamiento médico tiene un riesgo, incluso la aspirina"
Además, ambos se vieron obligados a reconocer que hay personas que se arrepienten de haberse sometido a estos procedimientos siendo menores y que deben soportar las consecuencias y los efectos secundarios de éstos durante el resto de sus vidas. Los dos representantes de los denunciantes trataron de minimizar su número e importancia, tratando de ignorar el creciente número de demandas de detransitioners que han llevado a los tribunales a los médicos que les sometieron a estos tratamientos e incluso a impulsores de la ideología trans.
La jornada de presentación de argumentos orales dejó claro que lo único en lo que se apoya la izquierda para defender estos tratamientos es la en ideología. Incluso las jueces Sotomayor y Ketanji Jackson, visiblemente molestas por el cariz que estaba tomando la vista, recurrieron al argumentario radical clásico, tratando de minimizar los graves riesgos que conllevan los medicamentos para estos tratamientos. El despectivo "todo tratamiento médico tiene un riesgo, incluso la aspirina" de Sotomayor evidencia su desesperación.
El fallo final -que se espera que llegará sobre junio del año que viene- afectaría a las más de dos docenas de leyes similares aprobadas por otros tantos estados, pudiendo convertirse en el Dobbs de los tratamientos trans.
"Debemos dejar que los niños crezcan sin mutilaciones quirúrgicas ni médicas"
Cole, además, contó su experiencia su experiencia tras tomar fármacos nocivos y realizarse una doble mastectomía, "todo ello antes de tener edad suficiente para sacarse el carné de conducir". "Ojalá hubiera sabido que esos tratamientos no iban a cambiarme de verdad.... En lo único que me estaba convirtiendo era en una mujer insana".