Reino Unido baja la marcha de su política de EV ante las pérdidas y reclamos de la industria: "Podría obligar a las marcas a retirarse del país"
El anuncio del Gobierno británico se produce luego de que Stellantis anunciara el cierre de una fábrica en el país. Tanto oficialismo como oposición coinciden en criticar la normativa actual para vehículos eléctricos.
Los planes del Gobierno británico para impulsar los vehículos de emisiones cero (ZEV, por sus siglas en inglés) están dañando a la industria. Así lo admitieron desde el propio oficialismo en boca del secretario de Empresa, Jonathan Reynolds, quien esta semana dijo estar "profundamente preocupado" por los efectos nocivos del plan para eliminar la producción de nuevos vehículos de gasolina y gasóleo.
Más que un freno a cero, Reynolds prometió un cambio de marcha: anunció que abriría consultas para diseñar "un camino mejor" para arribar a la misma meta.
Los conservadores tampoco se muestran satisfechos. En un encendido intercambio en el parlamento este miércoles, el líder del Gobierno, Keir Starmer, y la de la oposición, Kemi Badenoch, se endilgaron mutuamente la culpa por los fracasos de la política verde: "¿Mantiene el primer ministro su promesa de prohibir la venta de coches de gasolina de aquí a 2030 aunque se pierdan más puestos de trabajo?", preguntó Badenoch, a lo que Starmer respondió recordándole que los mandatos "fueron introducidos por el anterior Gobierno (que fue conservador)".
El mandato establece un porcentaje de vehículos de emisiones cero que los fabricantes deben vender. Quienes no cumplen, deben pagar una pena. El porcentaje escala año a año, siendo este año un 22% del total de ventas y llegando en 2030 al 80%. El actual Gobierno, sin embargo, se había comprometido a adelantar la prohibición total de coches de gasolina de 2035 a 2030.
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Los números y la industria piden auxilio
El debate se avivó después de que Stellantis anunciara que una de sus subsidiarias, Vauxhall, cerraría una fábrica de furgonetas, poniendo 1.100 trabajos en riesgo. Aunque anunció planes para abrir otra fábrica, sostuvo que el cierre se había producido "en el contexto del mandato ZEV del Reino Unido". Mandato que tildó de "estricto".
El anuncio llegó días después de que Ford informara que suprimirá 800 puestos de trabajo en los próximos tres años para reducir la producción de automóviles eléctricos. Eso sólo en Reino Unido, en Europa eliminará 4.000. Al anunciar los recortes, el fabricante sostuvo que había sufrido "pérdidas significativas en los últimos años", señalando: "El cambio de la industria hacia los vehículos electrificados y la nueva competencia han sido muy perturbadores".
Ford y otros grandes protagonistas de la industria hablan de un desfase entre las obligaciones impuestas desde el Estado y la demanda de los consumidores. Según recoge el medio británico The Telegraph, en lo que va del año sólo el 18% de los cero kilómetro vendidos son eléctricos. Muchos fabricantes, además, han quedado debajo del objetivo de producción.
Lo mismo advirtió este jueves la Sociedad de Fabricantes y Comerciantes de Automóviles (SMMT): "La escasa demanda de vehículos eléctricos y la necesidad de cumplir cuotas de venta cada vez más elevadas costarán a la industria unos 6.000 millones de libras en 2024, y aún más el año que viene, lo que podría tener consecuencias devastadoras para la viabilidad de las empresas y el empleo".
Para suplir la falta de demanda e intentar alcanzar la meta impuesta desde el Gobierno, las empresas han subvencionado a los compradores de sus propios vehículos eléctricos con unos 4.000 millones de libras, aumentando sus pérdidas. La "factura de cumplimiento" total, aseguran desde la asociación comercial, escala "a casi 6.000 millones de libras solo en 2024".
La SMMT no se mostró en contra del objetivo de aumentar la producción EV, pero sí advirtió que "pérdidas de esta magnitud podrían obligar a las marcas a retirarse del mercado británico".