El corralito bancario impuesto por el partido comunista de Cuba agrava la crisis económica de la isla

Empresarios y economistas alertan de que la nueva resolución "es un suicidio" que dificultará el acceso de la población a los alimentos.

La decisión de las autoridades del régimen comunista de Cuba de digitalizar las transacciones comerciales por decreto, obligando a empresas y particulares a realizar la mayor parte de sus operaciones financieras por canales electrónicos, está agravando "la peor crisis económica que ha sufrido la isla desde la caída de la Unión soviética", según los expertos. Varios analistas alertan de que la "bancarización" decretada por los líderes comunistas de La Habana es, de facto, "un corralito" que encarecerá y dificultará aún más el acceso de la población a los alimentos. La "batalla por los dólares" abierta por Miguel Díaz-Canel busca "reducir la disponibilidad de efectivo y que menos personas intenten comprar dólares para poder capturar un poco más de esos dólares para tratar de capturar un poco más de esos dólares".

Obliga a depositar los ingresos en efectivo en el banco en 24 horas

Los funcionarios justificaron esta medida como una forma "de promover las transacciones digitales". Además, con esta iniciativa, pretenden hacer aflorar operaciones de empresas privadas que escapan al control del sistema. Según el régimen, con esta iniciativa los dirigentes de la isla demuestran que "escuchan a los ciudadanos", que se quejaban de la escasez de efectivo disponible y servirá para "protegerles", como se indica en la Gaceta Oficial de Cuba del 2 de agosto.

El incremento del uso del dinero en efectivo en las transacciones económicas y financieras ha provocado un retroceso de los niveles de bancarización e inclusión financiera en el país, a lo que se adicionan los elevados costos asociados a su emisión, transportación, procesamiento y almacenaje, así como la demanda creciente en el número de cajeros  automáticos para la extracción del efectivo.

La nueva orden "aprueba las normas bancarias sobre límites para los cobros y pagos en efectivo en moneda nacional, su depósito, extracción y tenencia".  La medida deroga la resolución 369 de 2021, que establecía un límite de 2.500 pesos cubanos en efectivo en operaciones de compra venta. Desde el pasado sábado, el límite pasa a ser de 5.000 pesos cubanos, pero los ciudadanos tienen la obligación de depositar en su banco los ingresos en efectivo que reciban en un plazo de 24 horas. El inclumpliento de esta orden puede ser causa de la confiscación de los bienes.

"Represión económica" en Cuba

Los críticos denuncian que, en realidad, lo que están haciendo Díaz-Canel y sus colaboradores es tratar de capturar y retener los escasos dólares que hay en la isla. En declaraciones a El Nuevo Herald, varios empresarios, que pidieron no ser identificados, lamentaron que se trata de "una medida populista" que sólo beneficia al propio régimen y hará daño a los ciudadanos de a pie mediante "un corralito". "Esta es una idea descabellada. Una medida populista porque la gente se queja de que no hay dinero en los cajeros automáticos. Pero, ¿qué vas a hacer, parar la economía"?

Yosué Montes de Oca, fundador de la tecnológica AlaSoluciones, señaló a Infobae que "este nuevo cerco (no es el primero) va a impactar directa y rápidamente en el precio de los productos y servicios, además de en el valor de las divisas extranjeras. Denotan una desconexión total con la realidad que existe en Cuba". Por su parte, el economista cubano Elías Amor calificó la nueva resolución como "represión económica". Amor acusa a los líderes del régimen de haber provocado la crisis actual, pero pretenden hacer pagar a los ciudadanos las consecuencias:

El régimen comunista crea los problemas, pero aplica las medidas de ajuste a los otros. Así cualquiera. El incremento de la bancarización de las operaciones financieras, a través de los canales electrónicos de pago no pretende mejorar el servicio para los actores económicos ni tampoco atender sus necesidades crecientes de efectivo. Tan solo hace recaer el ajuste del control monetario sobre la parte más débil y traslada un mensaje: aquí se obedece, siempre, al precio que sea.

Amor, además, señala que la medida no tendrá éxito, puesto que trata de promover la digitalización de la economía -y de las transacciones financieras- de Cuba vía decreto, cuando el país no se encuentra preparado para ello y la mayoría de las operaciones bancarias se realizan con efectivo en las sucursales bancarias. " Es la eterna manía obsesiva del castrismo de que una economía puede funcionar a golpe de publicación de normas en la gaceta oficial. Una idea errónea. Lo normal es observar qué sucede en la realidad y si se tiene que regular, hacerlo interfiriendo de la menor forma posible en esos procesos. Justo lo contrario del castrismo, que lleva 64 años creyendo que una economía se puede controlar y dirigir", analizó el autor del blog Cubaeconomía.

"Apagar un incendio con gasolina"

Una opinión que comparte el también economista Óscar Hernández, que calificó la medida en su cuenta de Facebook como "apagar un incendio con gasolina". Hernández advirtió de que "Aumentar los niveles de bancarización es imprescindible para nuestra economía, pero la Resolución 111 que acaba de liberar el Banco Central es suicida. Intentar aplicar en este momento lo que dicta esta norma va a significar un golpe demoledor para todas las personas: los pensionados, los trabajadores, los pequeños propietarios, los estudiantes, los desempleados, los remesados, todos”.

Ocurrirá una severa reducción de la oferta de importación privada (ya inició la cancelación de contenedores contratados) al verse imposibilitada de cerrar el ciclo, dada la ausencia de un mercado cambiario ‘bancarizado’. Se desbocarán nuevamente los precios de productos que habían comenzado a bajar, se afectarán las producciones nacionales que tenían algún componente importado provisto por el sector privado, se afectarán encadenamientos productivos que beneficiaban al sector estatal. Y así, tras el llamado efecto multiplicador, se agudizará la estanflación en la que nos encontramos con mayores impactos para los de menores ingresos.