El asesinato de JFK, sesenta años de misterio
Seis décadas después del asesinato del presidente John F. Kennedy en Dallas, Texas, las teorías sobre quiénes y qué intereses estarían detrás de su muerte siguen evolucionando.
El 22 de noviembre de 1963, el presidente Kennedy se encontraba en el segundo día de un viaje de dos días a Texas con el propósito de iniciar de manera oficial su campaña de reelección para 1964. Seguramente no imaginaba que estaba viviendo sus últimas horas.
Había ido a San Antonio, Houston y Fort Worth el día anterior; se despertó en Fort Worth esa mañana y, después del desayuno, tomó un vuelo de 15 minutos hasta el aeropuerto Dallas Love Field. Tras arribar, los Kennedy, acompañados por el Gobernador de Texas John Connally y su esposa, iniciaron un recorrido de 10 millas por el centro de la ciudad que los dirigiría a una comida en el Dallas Trademark Center.
La comitiva de Dallas y el magnicidio
Unas doscientas mil personas se habían congregado para ver pasar y ovacionar a la pareja presidencial. La caravana estaba terminando con tal éxito que la primera dama de Texas Nellie Connally se volteó hacia Kennedy y le dijo: “Señor Presidente, no podrá decir que Dallas no lo ama”. Esas fueron las últimas palabras que, según Stephen Fagin, Curador del Museo del Sexto Piso en la Plaza Dealey, escuchó el presidente Kennedy instantes antes de recibir los disparos que le arrebataron la vida.
El ataque ocurrió a plena luz del día, a las 12:30 pm y a la vista de todos. La limusina presidencial descendía sobre la calle Elm, en la Plaza Dealey, cuando se escucharon los disparos y se desató el caos. El agente del Servicio Secreto Clint Hill, quien viajaba con el equipo de seguridad en el vehículo de atrás, brincó al auto presidencial para intentar proteger al presidente y a la primera dama. El auto presidencial salió a toda prisa hacia el Hospital Parkland.
Mientras tanto, el resto de los agentes intentaba determinar de dónde habían surgido los disparos. Les tomó 45 minutos descubrir la escena del crimen en el sexto piso del edificio de la esquina, que servía como depósito de libros de texto de Texas. Ahí los investigadores encontraron detrás de unas cajas de libros, una ventana abierta en una de las esquinas, donde yacían tres casquillos de rifle. Minutos después localizaron el rifle italiano Carcano M91/38 presuntamente utilizado por Lee Harvey Oswald. Segundos después del ataque, Oswald fue confrontado por un agente de seguridad mientras intentaba salir del edificio, sin embargo, como él era empleado del lugar, no lo consideraron sospechoso. Fue hasta que Oswald asesinó al oficial de la Policía de Dallas J.D. Tippit, ese mismo día, en el área de Oak Cliff, que la atención se centró sobre él. Noventa minutos después del ataque contra el Presidente Kennedy, Lee Harvey Oswald fue arrestado en el interior de un cine sobre el Boulevard Jefferson, donde intentaba esconderse.
La muerte de Kennedy
En el Hospital Parkland, el doctor James Carrico y un grupo de alrededor de doce médicos, hicieron todo lo posible por salvarle la vida al presidente, pero debido a la magnitud de las heridas que recibió, fue imposible. Una de las balas le dio en la cabeza, volándole la parte posterior derecha del cráneo, mientras que, según la versión oficial, la otra entró por la parte posterior de su cuello y salió por su garganta. En esta última herida los médicos le realizaron una traqueotomía, sin embargo nada funcionó; treinta minutos después del ataque, a la 1:00 pm, el presidente John F. Kennedy fue declarado muerto.
El anuncio de la muerte del presidente Kennedy conmocionó no sólo al país sino al mundo entero. La presión recayó ese momento en el entonces vicepresidente texano Lyndon B Johnson, quien tomó rápidas y controversiales decisiones, que han sido cuestionadas por muchos, como el hecho de que no se le practicara la autopsia al cuerpo de Kennedy en Dallas, como lo establecía la ley de Texas.
La sucesión de Kennedy y la muerte de Lee Harvey Oswald
Unas horas después del asesinato del presidente Kennedy, Lyndon B Johnson fue juramentado como el nuevo Presidente de los Estados Unidos por la juez Sarah Hughes, a bordo del Air Force One antes de despegar del aeropuerto Dallas Love Field. Esa, por cierto, ha sido la única ocasión en que una mujer ha juramentado a un presidente de los Estados Unidos. En una escena que parecía sacada de una película, la primera dama Jaqueline Kennedy, en medio del dolor y el caos, presenció el nombramiento del nuevo presidente, llevando aún encima la sangre de su difunto esposo, quien no pudo terminar su mandato.
Dos días después del ataque, el principal sospechoso del asesinato de Kennedy, Lee Harvey Oswald, fue asesinado en el cuartel de la Policía de Dallas ante la mirada atónita de los oficiales que lo custodiaban para trasladarlo a la corte y de los periodistas que cubrían el caso. Jack Ruby, propietario de un club nocturno, le disparó a quemarropa. Paradójicamente, el 25 de noviembre de 1963, estaban siendo velados el Presidente John F. Kennedy, el oficial de la Policía de Dallas J.D. Tippit, y el asesino de ambos, Lee Harvey Oswald.
En medio del dolor por el asesinato de Kennedy, muchos vieron la acción de Ruby como heroica. El Museo del Sexto Piso aún conserva decenas de cartas de apoyo que fueron enviadas a Ruby mientras se encontraba en la cárcel. Entre ellas, un telegrama de Western Union que fue enviado por un detective de la policÍa de Nueva York en el que decía que Ruby debía recibir la Medalla de Honor del Congreso por haber asesinado a Oswald.
¿Quién está detrás de la muerte de Kennedy?
Por otro lado, y con el paso del tiempo, comenzaron a propagarse teorías conspirativas sobre quiénes y qué intereses podrían estar detrás del asesinato del presidente más joven en ser electo, y morir, de los Estados Unidos de Norteamérica. Para la mayoría de los estadounidenses, la idea de que un ex Marine de 24 años, por sí solo, hubiese sido capaz de cambiar así la historia de los Estados Unidos, es inconcebible. Según un estudio publicado hace días por Gallup, el 65% de los estadounidenses cree que hubo una conspiración para asesinar a John F. Kennedy.
¿Cuba, Rusia, la CIA? Lo discutimos en nuestro reportaje especial “El asesinato de JFK, 60 años de misterio”.