Donna Perry, el asesino trans de Spokane, mató a sus víctimas por ser "más atractivas de lo que él podría llegar a ser", según expertos

Los criminólogos que participaron en el documental "Making a Serial Killer", sostienen que Perry envidiaba la apariencia de las prostitutas asesinadas.

Vuelve a las portadas el caso de Donna Perry, la asesina trans de Spokane, que mató en los años noventa a tres prostitutas antes de lanzarlas al río. El motivo son las declaraciones de los criminólogos que analizaron en caso para un documental de Apple Tv. De acuerdo con estos expertos, una mezcla de celos y resentimiento fue lo que motivó la muerte de las tres mujeres en 1990.

El caso de Donna Perry tardó muchos años en resolverse. Los cuerpos de Yolanda Sapp, Nichie Lowe y Khatleen Brisbois fueron encontrados en las orillas del río Spokane, estado de Washington, entre febrero y mayo de 1990. Sin embargo, el asesino Donna Perry no fue arrestado por este caso hasta 2017.

Una mente trastornada

Donna Perry, anteriormente llamado Douglas, es un hombre atormentado por una infancia llena de abusos. Diez años después de producirse los asesinatos de las tres mujeres, se sometió a una operación de cambio de sexo en Tailandia y pasó a figurar como mujer. Previo a ser arrestado por los tres asesinatos, ya era conocido por los servicios de Policía debido a repetidos delitos menores de posesión indebida de armas.

Desde un primer momento, se descartó que Perry hubiera transicionado para evitar la responsabilidad por sus crímenes. La investigación indicó que Perry sufre de un trastorno mental grave. Disocia por completo su identidad masculina del pasado con la femenina presente.

Celos por la apariencia femenina

De acuerdo con el criminólogo y experto en el caso Brian Federick, Perry habría escogido a sus víctimas en función de su aspecto. "Me imagino que también había un poco de celos", declaró el experto en el documental. "Escogió a algunas víctimas atractivas, quizá más atractivas de lo que él podría llegar a ser como Donna, y sintió que estaban desperdiciando esa belleza dando sexo a otros hombres que no tenían necesariamente el propósito que él tenía. Estaba orientado a un objetivo".

En 2017, Perry fue condenado a tres cadenas perpetuas en el estado de Washington, sin acceso a la libertad condicional. Cumple condena desde entonces en un centro penitenciario para mujeres en Gig Harbor, Washington.