Barbie ya no sólo es una muñeca. Después de muchos años, el conocido juguete de Mattel logró su propia película, que se estrena este jueves 20 de julio. Y es un largometraje que, al igual que Barbie, es perfecto. Desde sus primeros minutos hasta el final se dejan claras las diferencias entre Barbieland y el mundo real. Es un proyecto que sólo podría haber realizado la directora Greta Gerwig y que con la producción de Margot Robbie convierten a Barbie en una de las películas del verano y, seguramente, del año.
Y es que Greta Gerwig es experta en hacer películas con un toque feminista donde critican la sociedad hetero patriarcal. Lo hizo en Mujercitas y en Lady Bird y ahora lo ha hecho en Barbie. En este caso, de forma magistral. La directora ha sabido plasmar a la perfección tanto la ideología de Barbie como la de la sociedad real de la que poco sabe la muñeca. Por eso, Barbie considera que es todo un ejemplo para las niñas. Un pensamiento que Greta plasma en el primer minuto de la película y que acompaña al largometraje a medida que éste avanza.
Ella considera que es toda una inspiración para las distintas mujeres del mundo. No le faltan motivos para ello, Barbieland está repleta de muñecas de diferentes profesiones, tallas y razas. Sin embargo, pronto una muñeca empieza a destacar sobre las demás.
Precisamente la Barbie que no debería: la estereotipada (interpretada por una brillante Margot Robbie). Ella, de la noche a la mañana, comienza a tener defectos de fábrica que la obligan a viajar al mundo real.
Y ahí es cuanto se topa de bruces con la realidad: las mujeres no la adoran, es más, las adolescentes del siglo XXI la odian porque, consideran, ella representa todo lo que está mal en el mundo: el machismo, los problemas medioambientales o el consumismo. Este descubrimiento comenzará a cambiar la mentalidad de Barbie que, no obstante, no dejará de luchar por recuperar esa perfección perdida.
Para ello contará con la ayuda inestimable de Gloria (America Ferrera) y Sasha (Ariana Greenblatt), unas madre e hija con las que se encuentra la conocida muñeca y que harán lo necesario para salvar tanto el mundo real como Barbieland.
No serán las únicas compañeras de Barbie. En esta aventura le acompañará el inseparable Ken (Ryan Gosling) que, a su vez, también hará un descubrimiento sobre el mundo real que le llevará a querer cambiar las cosas en Barbieland y cuyo papel bien merece una película aparte. Mención especial merecen también los directivos de Mattel. Un grupo de hombres que intentar resolver los problemas que Barbie atrae en su mundo de la forma más paródica posible y que, una vez más, demuestran la necesidad de que haya una mujer al mando. Más si hablamos de diseñar muñecas para niñas.
Y es que, al final, ese es el mensaje que deja Greta Gerwig con Barbie. Las mujeres pueden y deben poder estar al mando. Ellas pueden con todo. Desde ser abogada, médica o presidenta. Incluso una Barbie estereotipada, con la suficiente motivación, puede cambiar no sólo Barbieland sino el mundo real. Eso sí, siempre vestida con su característico color rosa. Porque salvar dos mundos no tiene porqué estar reñido con no ir a la moda.
