La joven, presentada como un ícono de la “resistencia contra la ocupación israelí”, terminó de sacarse la careta llamando al exterminio de los judíos.

Una inocente y joven cara bonita con un bello cabello al viento, oprimida por el ejército de una fuerza ocupante que la detiene después de que esta inocente niña se desquitara cacheteando a uno de los soldados sedientos de sangre. Este es, sin lugar a duda, el guion de la película creada por Amnistía Internacional, un movimiento supuestamente encargado de defender los derechos humanos.

La víctima en cuestión es Ahed Tamimi, una palestina que durante su adolescencia fue filmada abofeteando y pateando a soldados israelíes, al tiempo que incitaba a la violencia contra ellos en Cisjordania. En marzo de 2018, la muchacha, de entonces 17 años, fue condenada a ocho meses de prisión por cuatro cargos de agresión a un oficial y a un soldado de las FDI, incitación a la violencia contra las fuerzas israelíes e interferencia en las operaciones del Ejército.

Desde entonces, la bella joven se convirtió en un ícono de la causa palestina, sirviendo de esta manera a la propaganda antiisraelí, propaganda de la que, como no podía ser de otra manera, se hizo eco buena parte de la prensa occidental y Amnistía Internacional, que exigía que fuera liberada dando a entender que se trataba de una niña inocente que sólo golpeó a soldados porque estaba desesperada.

Los pedidos por su pronta liberación estaban a la orden del día y, tras ser excarcelada, su imagen como ícono de la resistencia contra la opresión estaba por doquier. 

De hecho, incluso llegó a aparecer en la tapa de la revista de moda Vogue de Arabia, con sus rulos al viento y su bonita cara de dulce niña, una imagen por la que tanto habían luchado los defensores de los derechos humanos de Amnistía Internacional. Propaganda y marketing a pedido del terrorismo palestino, ya sea de Hamás o de Fatah (principal movimiento de la Autoridad Palestina). 

En lugar de exigir un cambio educativo y cultural en Gaza y Cisjordania, buena parte de la prensa occidental, la ONU y organizaciones como Amnistía Internacional prefieren ser engranajes de la propaganda palestina para perpetuar el conflicto. El precio lo pagan los israelíes, lo pagan los palestinos y lo paga el mundo entero.

Eso sí, lo que olvidó mencionar Amnesia Internacional… es decir, Amnistía Internacional, es lo que con buen tino señaló Robert Spencer, director de Jihad Watch, en un artículo publicado en PJ Media. El académico recordó que el padre de Tamimi fue condenado en 2012 por exhortar a jóvenes a arrojar piedras contra tropas israelíes. Su hermano fue condenado en agosto de 2018, dos meses antes de que Ahed se convirtiera en una heroína de Vogue por arrojar piedras a soldados de las FDI. Además, el miembro más famoso de su familia, la tía Ahlam Tamimi, ayudó a asesinar a 16 civiles israelíes en la pizzería Sbarro de Jerusalén el 9 de agosto de 2001. Ahlam recibió múltiples cadenas perpetuas por parte de un tribunal israelí por su rol en aquella masacre, pero fue liberada en 2011 como parte del intercambio de prisioneros por el soldado israelí Guilad Shalit. Luego viajó a Jordania, donde se convirtió en una personalidad de los medios y en una heroína nacional. Desde entonces, Amán ha rechazado todas las solicitudes de extradición presentadas por Estados Unidos, donde figura en la lista de los más buscados del FBI porque entre las personas que murieron en el atentado había ciudadanos estadounidenses.

Ahora bien, esta joven víctima de cara bonita, de facciones inocentes y de rulos al viento, tal vez no era lo que Amnesia… perdón, Amnistía Internacional, pensaba. Bueno, en realidad quizá sí sabía pero prefirió mirar para otro lado. Recientemente, en un claro apoyo a los terroristas de Hamás, Ahed llamó al genocidio de los judíos. “Nuestro mensaje a los colonos: los estamos esperando en todas las ciudades de Cisjordania, desde Hebrón hasta Yenín. Los masacraremos y dirán que lo que Hitler les hizo fue una broma. Beberemos su sangre y nos comeremos sus cráneos. Vamos, los estamos esperando”, manifestó.

Esta es Ahed Tamimi, y siempre ha sido así. El adoctrinamiento en el odio que sufren los palestinos desde que nacen genera la perpetuación del conflicto, ya que personas como esta joven crecen deshumanizando a los judíos y apoyando su exterminio, que los vecinos de Israel no dudarían en llevar a cabo si se les permitiera hacerlo, así como el islamismo radical en el mundo no dudaría en someternos a todos si pudiera. 

Sin embargo, en lugar de exigir un cambio educativo y cultural en Gaza y Cisjordania, buena parte de la prensa occidental, la ONU y organizaciones como Amnistía Internacional prefieren ser engranajes de la propaganda palestina para perpetuar el conflicto. El precio lo pagan los israelíes, lo pagan los palestinos y lo paga el mundo entero.