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Ejecutivos petroleros estadounidenses intentaron, sin éxito, persuadir a Trump para que pacte con el régimen de Maduro

Los emisarios sufrieron un revés luego de que el presidente electo eligiera al senador cubanoamericano Marco Rubio como secretario de Estado.

El dictador Nicolás Maduro en una foto de archivo

El dictador Nicolás Maduro en una foto de archivoAFP / Federico Parra

Ejecutivos petroleros estadounidenses están intentando, sin éxito, persuadir al presidente electo Donald Trump para que pacte con el “hombre fuerte” de Venezuela: el dictador socialista Nicolás Maduro.

Según un reportaje exclusivo del Wall Street Journal, los empresarios petroleros están intentando convencer a Trump de que cambie su enfoque sobre Venezuela con respecto a su primera Administración. Estos ejecutivos afirman de si Washington busca un acuerdo con Caracas, logrará conseguir más petróleo y menos inmigrantes ilegales, ya que Maduro podría aceptar a recibir vuelos de deportaciones a cambio de una gran victoria geopolítica y un enfoque menos agresivo de la Casa Blanca.

Sin embargo, los expertos en Latinoamérica indican que un acuerdo con Venezuela sería ineficaz y contraproducente para el objetivo de Trump de frenar la inmigración ilegal, pues diversos estudios indican que la mayoría de los venezolanos están dispuestos a huir del país si el dictador permanece en el poder.

El reporte indica que uno de los hombres que más instó a Trump a negociar con Maduro es Harry Sargeant III, un magnate donante del Partido Republicano que, según el diario, es “conocido por jugar al golf en el club Mar-a-Lago de Trump un día y volar a Caracas al siguiente”.

Sargeant III es uno de los tantos empresarios que se benefició del alivio de sanciones petroleras de la Administración Biden para con el régimen de Maduro. La semana pasada, en el puerto de Palm Beach, desembarcó un cargamento de asfalto venezolano procedente de Global Oil Terminals, parte de un conglomerado de Florida fundado por el empresario que ha intentado convencer a Trump de los beneficios de negociar con Maduro en lugar de deponerlo del poder.

En comentarios al WSJ, Harry Sargeant IV, presidente de Global Oil Terminals e hijo de Sargeant III, afirmó que es “indiscutible que el renovado flujo de asfalto venezolano de alta calidad y bajo coste a EE.UU. ha sido un beneficio para el contribuyente estadounidense”.

Sin embargo, hasta el momento, parece que el presidente electo no ha hecho mucho caso a los consejos de los emisarios pro-Maduro.

Según el reporte, los emisarios y el régimen de Maduro sufrieron un duro revés luego de que el presidente electo eligiera al senador cubanoamericano Marco Rubio como secretario de Estado.

El senador de la Florida es conocido por ser un histórico crítico de los regímenes socialistas de la región, incluyendo Venezuela. De hecho, Rubio ha sido un aliado de los activistas prodemocracia y políticos opositores de Cuba, Nicaragua y Venezuela y es un firme creyente de la estrategia de máxima presión para hacer frente a las tiranías regionales.

La nominación de Rubio, quien debería tener un camino fácil en el Senado para ser confirmado, no es la única señal que indica que Trump no cambiará su visión sobre Venezuela, según el WSJ.

El representante Mike Waltz, de Florida, elegido por Trump como asesor de seguridad nacional, ha sido también un histórico crítico del régimen de Maduro y recientemente fue copatrocinador de un proyecto de ley bipartidista aprobado en la Cámara Baja que prohíbe a Washington contratar a cualquier persona que tenga relaciones comerciales con Maduro.

Waltz también ha elogiado públicamente a María Corina Machado, la líder de la oposición venezolana que actualmente se encuentra en la clandestinidad ante las amenazas constantes de Maduro y sus aliados.

Machado, quien viene liderando un esfuerzo opositor para sacar a Maduro del poder y recuperar la democracia en el país, celebró las designaciones de Rubio y Waltz y felicitó al presidente Trump por su triunfo.

Ana Rosa Quintana, exasesora republicana del Congreso en asuntos del Hemisferio Occidental, dijo por su parte que, si bien Trump dará prioridad a controlar los flujos migratorios y de drogas fuera de Venezuela, es muy difícil que caiga en la “trampa” de ser condescendiente o apaciguador con Maduro.

El pasado 28 de julio, Venezuela fue testigo de un fraude electoral a manos de Maduro y el Consejo Nacional Electoral del país, que anunció, sin pruebas, la “victoria” del dictador sobre el candidato opositor Edmundo González, un hasta entonces desconocido diplomático que fue respaldado por la inhabilitada Machado para que sea la cara de la oposición venezolana en las urnas.

A través de un esfuerzo sin precedentes, la oposición venezolana sorteó los obstáculos del régimen socialista y logró mostrar la evidencia de que González ganó las elecciones por un amplio margen de 2 a 1. Sin embargo, Maduro y sus aliados cerraron filas y, en lugar de reconocer la derrota, ordenaron una ola de represión salvaje contra políticos opositores, activistas y civiles.

Desde entonces, González, que se exilió en España, ha sido reconocido por EEUU y varios países como el presidente electo de Venezuela. 

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