ANÁLISIS
La Segunda Enmienda como escudo: ciudadanos legalmente armados detienen más tiroteos que la policía
Tomando su seguridad en sus propias manos, civiles lograron evitar 58 tiroteos masivos entre 2014 y 2023, según el CPRC. "Estos resultados ponen de relieve una realidad que a menudo se ignora: los propietarios de armas responsables salvan vidas", sostuvo el presidente de la organización, John R. Lott.

Convención nacional de la Asociación Nacional del Rifle
Un buen ciudadano con un arma, ¿puede detener un tiroteo? La pregunta se encuentra en el centro del debate sobre la Segunda Enmienda, que garantiza el "derecho del pueblo a poseer y portar armas".
Algunos casos donde el interrogante halló respuesta positiva se conocen a nivel nacional, como el de Elisjsha Dicken, veinteañero que previno una masacre en Indiana. Quienes abogan por más controles a la posesión de armas, sin embargo, aseguran que son episodios aislados. El buen samaritano Dicken, como se le conoció, sería, entonces, como en la parábola, un caso único.
Una nueva investigación del Crime Prevention Research Center (CPRC) a partir de casos reportados por la prensa a lo ancho y largo del país busca desmentirlos: en las zonas donde se permite portar armas, los estadounidenses de a pie frenaron más tiroteos y con menos errores que la Policía.
"Buenos ciudadanos" vs uniformados
Entre 2014 y 2023, ciudadanos armados detuvieron 180 de 515 tiroteos activos. Considerando sólo las zonas donde se permite portar armas, la cifra quedó en 158 incidentes de 307. Es decir que, en aquellas áreas, ciudadanos con licencia frustraron más del 51,5% de los ataques. El otro 44,6% quedó en manos de la Policía.
El CPRC profundiza en aquella comparación: los oficiales tuvieron casi seis veces más probabilidades de morir en las refriegas y 17 veces más probabilidades de salir heridos.
"Los agentes suelen estar en desventaja porque sus uniformes los convierten en objetivos obvios, mientras que los civiles pueden detener a un atacante antes de ser advertidos", explicó John R. Lott, Jr. presidente de la CPRC, en una pieza para The Federalist. "Los civiles no consiguen detener todas las situaciones de tiradores activos, pero la alternativa está lejos de ser la perfección".
Los incidentes recopilados también revelan que los civiles hirieron a menos inocentes. De hecho, en sus casi 200 intervenciones exitosas, lastimaron a uno. En cambio, en cuatro ocasiones las balas de la policía alcanzaron accidentalmente a transeúntes, matando a dos oficiales e hiriendo a dos civiles.
Aquellas cifras ponen en cuestión una de las principales preocupaciones de quienes argumentan por más controles a la portación: al carecer del entrenamiento de los agentes, los ciudadanos armados representarían un riesgo mayor para sus pares. Otro argumento postulado con frecuencia desde el mismo campamento es que los ciudadanos entorpecen la labor profesional de las fuerzas del orden. El estudio señala lo contrario: en ningún caso un ciudadano armado interfirió con el trabajo de la Policía.
¿Qué es un "tirador activo"?
Aquel es solo uno de los datos de criminalidad recopilados por el buró, cuyos reportes son tenidos como una de las fuentes más confiables del Gobierno federal, a pesar de cuestionamientos recientes sobre su fiabilidad y correcciones elaboradas por la propia agencia.
Evitando tiroteos masivos
Enfurecido por su desafortunada noche, Angel Alamo-Contreras salió del club nocturno Gold Nugget, en Panama City, Florida, fue a su carro, agarró un arma y empezó a disparar a mansalva hacia el local. Otro cliente, Glen Kippel, de 29 años y con permiso para portar armas, devolvió fuego, hiriendo y matando a Alamo-Contreras. Dentro del local había varios clientes y empleados.
Ocurrido a inicios de 2023, aquel es uno de los ataques recogidos por el CPRC en el que un ciudadano armado previno lo que podría haberse convertido en una masacre. En total, recoge otros 57 casos similares.
"Estos resultados ponen de relieve una realidad que a menudo se ignora: los propietarios de armas responsables salvan vidas", comentó Lott, Jr sobre los resultados del reporte. "Quienes tienen permisos para portar armas no son vigilantes imprudentes, sino ciudadanos respetuosos de la ley que intervienen en momentos de crisis cuando los segundos importan y la policía está a minutos de distancia".
De aquellas casi 60 de masacres evitadas, los datos oficiales del FBI ignoraron más de la mitad. Unos 36 incidentes que forman parte de los más de 126 tiroteos activos que no figuran en el conteo oficial.

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El problema de los datos
Mientras que el CPRC reportó que ciudadanos armados detuvieron el 35% de los tiroteos, el FBI les responsabilizó por sólo el 4%. ¿A qué se debe esta amplia brecha? La organización ofrece dos explicaciones: episodios ignorados y mal clasificados.
En un caso, por ejemplo, la agencia habría anotado como "personal de seguridad" a un hombre, Jack Wilson, que mató a un agresor en una iglesia en Texas. Contactado por el CPRC, Wilson dijo ser un feligrés que había defendido a su comunidad de forma voluntaria.
En cuanto a los episodios registrados por la prensa pero no por el FBI, los investigadores señalan que aunque la primera fuente puede servir para cuestionar y enmendar los registros oficiales, tampoco es infalible: "No hay razón para pensar que los medios de comunicación cubren todos los casos en los que los civiles detuvieron atentados".
El número total de tragedias evitadas por ciudadanos armados permanece, por tanto, esquivo. Aunque al menos podría sumar otros 28 casos a su marca: el CPRC los excluyó del reporte final a pesar de haberlos registrado porque el tiradora fue detenido antes de que llegara a apretar el gatillo.