Cae el régimen sirio de Bashar Assad
Tras décadas de dominio, Siria finalmente se liberó del yugo del tirano y se adentra en una nueva era llena de incertidumbre y, probablemente, inestabilidad.

Un rebelde alza un arma ante un cartel gigante de Bashar Asad
El régimen de Bashar Asad, quien asumió el poder en el 2000 tras la muerte de su padre Háfez al-Ásad, ha caído tras una ofensiva sorpresa y veloz por parte de los rebeldes yihadistas que ha durado poco menos de dos semanas.
Todo inició hace once días, con una ofensiva en el noroeste de Siria, aparentemente en represalia por el bombardeo de zonas controladas por los grupos armados opositores al dictador sirio. Con el correr de las horas, las fuerzas rebeldes fueron avanzando mientras apuntaban a la capital Damasco como objetivo final. El principio de la caída de Asad ocurrió en Alepo, la segunda ciudad de Siria, tomada por los rebeldes el 29 de noviembre. Luego, cayó Hama, al sur, el 5 de diciembre. Hoy, 8 de diciembre, las fuerzas yihadistas se tomaron la tercera ciudad del país, Homs, y luego entraron a Damasco para reclamar el control de la capital y declarar a Siria “libre de Bashar Asad”.
En un comunicado el domingo, las fuerzas rebeldes también afirmaron que el tirano huyó de la capital. Según datos del sitio web Flightradar, un avión de Syrian Air despegó del aeropuerto de Damasco alrededor de la hora en que se informó de que la capital había sido tomada por los rebeldes.
“Declaramos la ciudad de Damasco libre del tirano Bashar Asad”, escribió el Comando de Operaciones Militares en una publicación en Telegram. “A los desplazados de todo el mundo les espera una Siria libre”.
“Celebramos con el pueblo sirio la noticia de la liberación de nuestros prisioneros y la liberación de sus cadenas y anunciamos el fin de la era de injusticia en la prisión de Sednaya”, dijeron los rebeldes de acuerdo con declaraciones recogidas por Reuters.

Rebeldes viajan en un tanque en la ciudad de Daraa, en el sur de Siria, el 7 de diciembre de 2024
Sednaya es una gran prisión militar en las afueras de Damasco donde el régimen sirio recluía a miles de personas, incluyendo rivales políticos.
Asimismo, el jefe del principal grupo de la oposición siria en el extranjero, Hadi al Bahra, también declaró que Damasco ya está “sin Bashar al Asad”.
Desde hace varias horas, miles de personas se congregaron en puntos clave de Damasco, incluyendo plazas y edificios históricos, saludando y coreando “Libertad”.
Uno de los puntos de encuentro fue la plaza de los Omeyas, un lugar emblemático en el corazón de Damasco donde yacen importantes organismos estatales, como el Ministerio de Defensa y las Fuerzas Armadas sirias.

Civiles y rebeldes celebran mientras se reúnen en el suburbio de Jaramana, en Damasco
Los ciudadanos y rebeldes sirios están destruyendo los carteles del dictador y también disparando al aire para celebrar la victoria.
Mientras miles celebran en las calles de Siria por la caída de al-Assad y los rebeles continúan avanzando para controlar todo el país a medida que el Ejército sirio no presenta oposición, el primer ministro del país, Mohammed al-Jalali, dijo que no huyó de Siria y está dispuesto a "cooperar" con cualquier líder “elegido por el pueblo” y en cualquier proceso de transferencia de poder.
"Este país puede ser un país normal que construya buenas relaciones con sus vecinos y el mundo... pero esta cuestión depende de cualquier líder elegido por el pueblo sirio. Estamos dispuestos a cooperar con él (ese líder) y ofrecer todas las facilidades posibles", dijo Jalali en un discurso transmitido en su cuenta de Facebook.
El comandante de Hayat Tahrir al-Sham, Abu Mohammed al-Golani, principal líder rebelde, habló a los combatientes tras la toma de Homs y les pidió no hacer daño “a quienes abandonen las armas”.
Pero la caída de al-Assad inevitablemente genera incertidumbre en la región, especialmente porque parte de los grupos rebeldes son cercanos al fundamentalismo islámico.
De hecho, la caída de al-Assad provocó sorpresa y temores a las principales capitales árabes y varias potencias globales. Por ejemplo, Qatar, Arabia Saudí, Jordania, Egipto, Irak, Irán, Turquía y Rusia emitieron una declaración conjunta en la que calificaban la crisis de peligrosa y pedían una solución política.
Irán y Rusia fueron las potencias que por mucho tiempo sostuvieron al régimen de al-Assad. Turquía, en cambio, respaldó históricamente a los rebeldes.
Ante la inestabilidad regional, especialmente tras el inicio de las guerras de Israel contra Hamás y Hezbollah, sumado a la guerra entre Rusia y Ucrania, al-Assad quedó expuesto y huérfano de aliados, lo que provocó un asombroso desmoronamiento de su régimen en menos de dos semanas.
El presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, afirmó en un comunicado que Washington no debe meterse en un conflicto ajeno.
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