¿Propuesta viable o idea utópica? Todo lo que debes saber sobre la dolarización que propone Javier Milei en Argentina
Erróneamente, muchos han tildado la propuesta del libertario como disparatada. Pero en realidad hay muchas razones que la vuelven viable y una opción sensata que no necesariamente implica que ocurrirá un milagro económico.
Este 19 de noviembre el economista libertario Javier Milei, uno de los fenómenos políticos más importantes de toda la región en los últimos años, se medirá ante el candidato oficialista Sergio Massa para elegir al próximo presidente de la Argentina, un país rico en recursos y territorio que atraviesa una severa crisis económica y social producto de las malas gestiones en las últimas décadas.
Milei, quien surge como una reacción a la política tradicional y se ha viralizado en Estados Unidos por sus enérgicos clips donde ataca a la izquierda de su país (kirchnerismo, peronismo progresista y demás vertientes), prometiendo una reducción masiva del Estado para controlar un notable déficit fiscal, tiene varias propuestas que dividen a la opinión pública en la Argentina. La más importante, sin dudas, es la dolarización del país ante la estruendose caída de la moneda nacional, el peso argentino, cuyo valor es fluctuante y depende mucho de la tasa de conversación que se elige.
Al momento de publicar, el valor del denominado “dólar blue”, que no es la tasa oficial pero sí el valor más real porque es el dólar que se utiliza en el día a día para comerciar, se ubica por encima de los 900 pesos.
La propuesta de la dolarización de Milei es muy polémica incluso entre líderes de opinión, economistas incluso el argentino común. Primero, porque es una propuesta que requiere de una explicación compleja; segundo porque hay mucha desinformación sobre lo que implica o no una dolarización y tercero porque no hay consenso sobre la viabilidad de dolarizar Argentina.
Por ello, Voz Media conversó con diversos expertos, incluyendo ideólogos de la dolarización, para que expliquen lo que significaría un eventual triunfo de Milei y lo que pueden esperar los argentinos de concretarse esta política económica.
¿Qué significa dolarizar un país?
Según explicó a Voz Media Santiago Casas —miembro del equipo de trabajo del reconocido economista Emilio Ocampo, uno de los ideólogos de la dolarización en Argentina que fue fichado por Javier Milei en plena campaña presidencial—, dolarizar una economía implica reconocer al dólar americano como moneda de curso legal.
“Esto se puede hacer de muchas maneras que no necesariamente implica la eliminación de la moneda local. Está, por ejemplo, el caso de El Salvador, que ejemplifica la coexistencia de la moneda americana con la local a una tasa de conversión constante y permanente”, explicó Casas.
“Otros modelos han optado por cambiar la moneda local en su totalidad por dólares emitidos por la FED, por ejemplo, Ecuador. En cualquier caso, la autoridad monetaria local pierde la capacidad de hacer política monetaria”, dijo el experto.
Nicolás Cachanosky, reconocido economista argentino que escribió, junto con Ocampo, la propuesta de dolarización tomada por Milei, conversó con Voz Media y amplió la explicación sobre qué es la dolarización y también los dos principales motivos por los que se debe dolarizar.
“En el caso de la Argentina, una dolarización implicaría la adopción del dólar estadounidense por dos motivos. En primer lugar, la economía argentina ya se encuentra informalmente dolarizada. Los argentinos ahorran en dólares, y cada vez hay más transacciones que se denominan y hacen en dólares. El segundo motivo es para eliminar el descalce cambiario del tesoro, que cobra impuestos en pesos pero debe pagar una abultada deuda externa en dólares”, dijo Cachanosky.
Viabilidad de la dolarización: ¿Un sueño o propuesta tangible?
Para entender la factibilidad de una política monetaria de este calibre es necesario entender que existen varias valoraciones, una es la económica-financiera y otra la política.
Por el lado económico, tanto Cachanosky como Casas coinciden en que un proceso de dolarización en Argentina es factible, incluso contradiciendo a los críticos que dicen que una medida de este estilo es imposible debido a la falta de dólares en el país sudamericano.
Eso sí, los economistas remarcan que la dolarización es viable siempre y cuando haya un presidente en la Casa Rosada dispuesto a hacer cambios estructurales y reformas necesarias para que una dolarización, que no es una fórmula mágica para resolver los problemas financieros de Argentina, llegue a buen puerto.
“Una dolarización en Argentina es posible. Pero esto requiere despejar al menos dos cuestiones. La primera es que para lanzar una dolarización se necesitan menos dólares que lo que los críticos sostienen”, dijo Cachanosky.
“La segunda aclaración es que una dolarización, si bien no necesitar de condiciones ideales, difícilmente pueda hacerlo el gobierno actual de Alberto Fernández. Es importante distinguir la discusión de cómo dolarizar el problema de cuándo dolarizar. Quizás haya al menos dos precios relativos que deben ser corregidos antes o, a lo sumo, a la par de una dolarización. El tipo de cambio oficial y las tarifas de los servicios públicos. No obstante, es importante tener en cuenta que estos dos precios relativos deben ser corregidos independientemente de que se dolarice o no. De hecho, una dolarización puede facilitar morigerar el costo de estas dos correcciones”.
Por su parte, Casas remarcó: “La propuesta desarrollada por Emilio Ocampo y Nicolás Cachanosky demuestra que es posible llevar adelante la dolarización, aún con las condiciones existentes y sin necesitar de un tipo de cambio por encima de la cotización del mercado libre actual. Claramente habrá que llevar a cabo reformas previas, más que nada de reorganización del sistema bancario”.
Sin embargo, estas respuestas hacen que se plantee otra duda: si bien la dolarización es factible, ¿qué otras reformas se deben llevar adelante para que tenga éxito?
Una de ellas es la reducción del asombroso déficit fiscal de Argentina, que se disparó según registros de enero en un incremento interanual del 1.121 %.
Sergio Massa, candidato a presidente nombrado hace meses como ministro de economía, prometió que una de sus prioridades era reducir el déficit, pero durante su gestión, aumentó el gasto público, una medida que va en contra de su supuesto objetivo de reducir dicho déficit.
Por ello, en un país como Argentina, la viabilidad del éxito de una propuesta de dolarización en gran medida depende de la capacidad de Milei para eventualmente reducir el déficit fiscal a través de reformas complejas que implican, por ejemplo, la reducción masiva del Estado.
“La política fiscal no está ligada a la política monetaria”
Martin Litwak, abogado argentino expertos en planificación patrimonial y temas impositivos, conversó con Voz Media y explicó la viabilidad de las medidas correctivas que debe aplicar Milei de llegar a la Casa Rosada para salvar el futuro económico de la Argentina.
“En primer lugar, es importante aclarar que la cuestión fiscal en principio no está necesariamente atada a la política monetaria. En otras palabras, hay países con moneda propia e impuestos altos (como serían los casos de Suecia o Noruega), países con moneda propia e impuestos bajos (Suiza), países sin moneda propia e impuestos altos (Ecuador) y países sin moneda propia e impuestos bajos (Islas Vírgenes Británicas)”, explicó Litwak. “Así las cosas, ya sea que se sigan utilizando pesos, o se pase a usar dólares, euros o yuanes, lo que no hay que hacer es gastar más de lo que se tiene ni cobrarle a la gente impuestos para financiar gastos que no son imprescindibles para que sobreviva un Estado”.
Es decir, el éxito o no económico de la Argentina depende en gran medida de la habilidad política de la potencial Administración Milei para realizar reformas estructurales. Con ello remarca el punto explicado por los economistas anteriores, “la dolarización no es una receta mágica”, sino una política monetaria que, según la propuesta de Milei, podría corregir en dos años el fenómeno inflacionario que se está comiendo los ahorros de los argentinos día a día, pero que tampoco garantiza el éxito económico.
“La dolarización suele servir como una medida de estabilización de una economía en crisis en el corto plazo, pero no suele resolver los problemas de largo plazo. Si estamos preparados para aceptar que Argentina es un país periférico que jamás volverá a estar entre los más ricos del mundo, entonces quizás sea una buena opción. Caso contrario, habría que resolver la inflación de otra manera”, dijo Litwak a Voz Media.
“A modo de ejemplo —continuó el abogado—, Ecuador, varios años después de una dolarización que en su momento implicó una gran pérdida para muchos de sus ahorristas, sigue teniendo un riesgo país altísimo, ha duplicado el gasto público, tiene una economía muy cerrada y no se caracteriza precisamente por su estabilidad política y seguridad jurídica. Respecto del riesgo país, de los cuatro países latinoamericanos que lo tienen más elevado hay dos dolarizados (el ya mencionado Ecuador y El Salvador), uno dolarizado en los hechos (Venezuela) y otro sin moneda (Argentina)”.
Es decir que para Litwak la dolarización está lejos de ser una solución económica y financiera para la Argentina. Lo que sí es imperioso y obligatorio para intentar salvar la economía del país sudamericano, son las reformas del Estado y el recorte del gasto público en un país lleno de planes sociales costosos y un Estado extremadamente presente en la vida cotidiana del ciudadano.
“Más que factible, la reducción del gasto público en Argentina es necesaria, imprescindible, debe ser la única alternativa posible. De hecho, lo es, aunque algunos no quieran verlo”, dijo Litwak. “Argentina necesita bajar el gasto público y reducir los impuestos. Trasladar el dinero del Estado a la gente. O, mejor dicho, dejar de trasladarlo en sentido inverso. Que gasten los ciudadanos en lo que quieran, no el Estado en lo que cree que la gente necesita. Reducir el esfuerzo fiscal que hacen todos los argentinos tiene que ser el primer tema en la agenda de cualquiera de los candidatos”.
El abogado detalló que los excesivos impuestos convirtieron a la Argentina en un infierno fiscal imparable que solamente sirvió para sostener un excesivo, insostenible e innecesario gasto público.
“No me canso de decirlo: el Estado debería gastar lo mínimo indispensable para funcionar, no más que eso. Pero esto es impensable en un país con la voracidad fiscal que ha desarrollado a lo largo del tiempo Argentina”, dijo.
¿Por qué no salvar el peso en vez de dolarizar?
Entonces, si la dolarización no es una fórmula mágica y las reformas son necesarias para el futuro económico de la Argentina, ¿por qué, entonces, no se debería intentar rescatar el valor del peso argentino en lugar de adoptar una moneda extranjera con todo lo que ello implica (reorganización del sistema bancario, conseguir las divisas, licuar la moneda, entre otras cuestiones)?
Para Cachanosky, esta respuesta se responde desde el punto de vista de la confianza. El peso argentino, hoy por hoy, es una moneda que ni los propios argentinos utilizan para ahorrar o, en muchos casos, comerciar, porque los propios ciudadanos no tienen confianza en las instituciones que emiten el peso ni en las dirigencias políticas que gobiernan el país de mala manera hace décadas.
De hecho, ante la situación de inestabilidad y la propia incertidumbre sobre quién ganará las elecciones, muchos comerciantes en Argentina han dejado de proveer a sus clientes ante la poca certeza de cómo estarán los precios de sus productos para reponer sus stocks.
“Una cuestión con las monedas fiduciarias es que su éxito depende en gran medida de la credibilidad institucional de su emisor, el banco central, y de la dirigencia política. A diferencia del dinero mercancía, como era el caso del oro, el dinero fiduciario no tiene valor intrínseco. Por lo tanto, sin una fuerte base de credibilidad institucional y política es muy difícil salvar al peso”, dijo Cachanosky, quien explicó que adoptar una moneda extranjera no es un estado permanente de la política monetaria.
“Argentina tiene más probabilidades de volver a tener una moneda propia luego de dolarizar que no dolarizado. Una dolarización no tiene que ser un punto de llegada, bien puede ser el paso intermedio necesario para poder implementar otro régimen monetario que en las condiciones económicas e institucionales actuales no es posible”, afirmó el reconocido economista.
En esa sintonía, Casas explicó que la muerte del peso argentino ante la adoptación del dólar es una situación casi inevitable porque el propio argentino ha decidido optar por la moneda americana para ahorrar, en una suerte de dolarización de facto que es un fenómeno político visto en otros países con crisis inflacionarias como Venezuela.
“Partamos de la base de que los argentinos ya están dolarizados de facto porque voluntariamente en su vida privada ahorran en dólares y solamente utilizan al peso (cada vez menos) como mecanismo transaccional. Para que los argentinos vuelvan a creer en el peso serían necesarias décadas de baja inflación y cuidado de la moneda, porque la confianza es algo que se pierde rápido y es casi imposible recuperar. Además, con los problemas fiscales y monetarios existentes es muy difícil pensar que ese sendero de estabilidad pueda darse con el peso”, dijo Casas a Voz Media recalcando: “La dolarización no salvará a la argentina, pero podría eliminar la inflación y cortar con la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores. Para que esta medida sea exitosa deberá ser acompañada de muchas otras medidas que la vuelvan creíble y permanentemente”.
¿Puede Milei dolarizar?
Entendiendo la viabilidad de la propuesta de Milei y las razones detrás de la misma, solo queda una última duda por despejar: ¿El candidato libertario puede llevar su plan a la realidad?
Argentina, gane quien gane el próximo 19 de noviembre, tendrá un problema de gobernabilidad importante y aquí es donde se duda de la habilidad política de Milei para generar consensos y llevar adelante sus propuestas más importantes.
Sin embargo, con el apoyo del ala más liberal de Juntos por el Cambio, encabezada por Patricia Bullrich y el expresidente Mauricio Macri, el candidato libertario, al menos, asegura un fuerte apoyo de una parte de la bancada más importante del Congreso. Aún así, la situación de gobernabilidad pende de un hilo y necesita de algún “político oportunista de los que siempre hay”, explicó Litwak, quien advirtió que el economista “se va a enfrentar a una situación política inédita a partir del 10 de diciembre”.
Por eso el plan de Milei es tan retador. No solo la viabilidad de su propuesta es compleja desde lo económico, sino porque también tiene que luchar en el campo político en un país donde rige una fuerte polarización y seguramente encontrará una oposición fuerte a sus principales reformas desde todos los sectores de la izquierda argentina, los sindicatos y una buena parte de la propia sociedad que no está convencida de sus políticas.