Liz Truss, la primera ministra que quiere ser como Margaret Thatcher
Procede de la izquierda. En el camino ha adquirido unos sólidos valores conservadores. Se declara admiradora de la 'Dama de hierro'.
Cualquier nuevo líder del Partido Conservador inglés tiene que pasar por la comparación con la ex primera ministra Margaret Thatcher. Especialmente si se trata de una mujer. Theresa May, líder tory y primera ministra durante la negociación del Brexit, no aguantó mucho tiempo la comparación. Su one nation conservatism era una vuelta al paternalismo de Edward Heath y Iain Macleod que Thatcher, precisamente, había derrotado. Probablemente este no sea el caso de Liz Truss.
Comparación con Margaret Thatcher
Por supuesto, para ser “una nueva Thatcher” no basta con apostar por el liberalismo clásico; hacen falta tener otras cualidades políticas que a la nueva líder tory, y pronto nueva primera ministra, sólo se le pueden presumir.
Hay alguna otra diferencia con Lady Thatcher, de cuya figura política Liz Tuss se declara rendida admiradora. Si la dama de hierro procedía de una familia conservadora, los padres de Liz Truss eran izquierdistas convencidos. Esa es la fe política que heredó, y de la que empezó a zafarse muy pronto. De apoyar al Partido Laborista, pasó a votar a los Liberal Demócratas. Pero en 1996 (a los 31 años), se afilió al Partido Conservador, donde parece haber encontrado su casa.
Carrera en el Partido Conservador
Ahí ha hecho su carrera. Estudió Derecho en la Universidad de Oxford. Trabajó para Shell y para Cable & Wireless mientras forjaba su carrera política, al comienzo sin éxito: perdió dos elecciones seguidas. En esa época, Truss tuvo una relación extramatrimonial con su mentor en el Partido Conservador, el parlamentario Mark Field. David Cameron estaba convencido de su valía, y le introdujo en su ‘Lista prioritaria’. En 2010 entró en la Cámara de los Comunes.
Desde entonces, su carrera no ha dado pasos atrás. Ha pasado de ministerio en ministerio (subsecretaria de Educación, secretaria de Medio Ambiente, secretaria de Justicia, secretaria jefe del Tesoro, secretaria de Comercio Internacional), hasta llegar a su puesto actual como secretaria de Relaciones Internacionales. En ocho años (2014-2022), y en el gabinete de tres primeros ministros, ha adquirido una sólida experiencia de gestión.
Las crisis a que se enfrenta
La va a necesitar. Se enfrenta a varias crisis graves que tiene el país; unas compartidas con el resto de Europa, y otras propias del Reino Unido. La primera es la crisis energética: se estima que los hogares británicos tendrán que pagar una factura de 5.000 libras al año (unos 6.000 dólares) en su factura energética a partir de 2023. Ella ha prometido suprimir la tasa ecológica que recae sobre los productos energéticos, pero va a necesitar más que eso para atender una situación que la prensa califica de “catastrófica”. La semana que viene hará anuncios sobre su política energética.
También tendrá que enfrentarse a la crisis económica, y a la cuestión más acuciante, que es la de la inflación. Truss ha puesto sobre la mesa una medida ambivalente, la de otorgar al ministro de Economía un mayor control sobre la política monetaria. Restarle independencia al Banco de Inglaterra para forzar un control más rápido de la inflación puede sonar bien a quien apuesta por la ortodoxia macroeconómica, pero sienta un precedente que, con otro gobierno, puede resultar peligroso.
El sistema sanitario británico, que es casi exclusivamente público, es una permanente fuente de problemas para todos los gobiernos, que luchan contra la ineficiencia y la mala gestión. En este caso, el National Health System (NHS) está en entredicho por la gestión de la pandemia y por la huida de los médicos y otros profesionales del sistema.
Brexit
El Brexit sigue siendo una de las cuestiones más importantes de la política británica. Liz Truss defendió que el país siguiera en el seno de la Unión Europea, pero luego ha declarado que su posición a favor del ‘remain’ fue un error. Aún así, ha defendido que se debe buscar un entendimiento con los antiguos socios, lo cual despierta el recelo de la parte más euroescéptica de su partido.
Entre otras cuestiones, la relación con la UE tiene incidencia en la política con respecto al Norte de Irlanda y a Escocia. Como ministra de Asuntos Exteriores, Truss ha presionado para que se elimine unilateralmente el Protocolo de Irlanda del Norte, una salvedad del acuerdo comercial que ha llevado a amenazas legales por parte de la UE y ha hecho temer una guerra comercial con el bloque. La opinión pública escocesa es mayoritariamente pro europea, y el Brexit supone un nuevo caso de agravio frente a la Unión. Truss ha vivido sus primeros años en Escocia, y quizás eso le ayude a sortear ese conflicto.
Free Enterprise Group
Truss tiene la firmeza en las ideas conservadoras que poseen quienes antes han pasado por la izquierda. Desde que entró en la Cámara de los Comunes, se hizo miembro de Free Enterprise Group, una organización no oficial de parlamentarios partidarios de la libertad económica. Dentro de lo que permite la fidelidad al gobierno, Truss se ha desmarcado de las medidas más autoritarias contra la pandemia. Y como secretaria de comercio, se opuso a los poderosos intereses agrícolas que exigían una política proteccionista. Entonces perdió, pero no tuvo problema en defender sus principios librecambistas.