Xi Jinping amenaza con reunificar China con Taiwán incluso utilizando la fuerza

El presidente del Partido Comunista Chino será el primer líder desde Mao en superar dos mandatos en el poder.

Xi Jinping está a punto de convertirse en presidente de la República Popular China por tercer mandato consecutivo. Será el primer hombre, desde la muerte de Mao, en superar los diez años en el poder en el país asiático. En el discurso de apertura del XX Congreso General del Partido Comunista Chino dejó clara su política: incrementar el poderío militar nacional, mantener la estrategia de Covid Cero y acabar con la pobreza. Y, por supuesto, reunificar China con Taiwán... incluso por la fuerza.

Tras la experiencia de la larguísima dictadura de Mao, los dirigentes quisieron evitar que volviera a suceder algo así. Los sucesores de Mao respetaron esta norma... hasta ahora. La ruptura de Xi Jinping con la norma que limitaba a dos los mandatos de un presidente en China no es algo reciente. Ya en 2018, al inicio de su segundo lustro al frente del gigante asiático, el mandatario comenzó a sentar las bases de su continuidad.

"Una era difícil para China y para el Mundo"

La reelección de Jinping, según recoge The Washington Post en un editorial, "presagia una era difícil para China y para el mundo". Su continuidad en el poder, para este diario y numerosos expertos en relaciones internacionales, "confirmaría que el engrandecimiento nacional y la dictadura, no la cooperación global y los derechos humanos, son sus pilares".

Algo que el propio Jinping confirmó con su discurso durante el acto de apertura del Congreso. "China ha adoptado una postura clara contra el hegemonismo y la política de poder" y "nunca ha vacilado" en su oposición al unilateralismo y la "intimidación", señaló. Una referencia al orden mundial actual, liderado por Estados Unidos, y que Pekín aspira a cambiar.

Conseguir "un ejército de clase mundial"

Para ello, anunció que durante los próximos cinco años, China pondrá especial atención en la "educación de alta calidad" y en la innovación para "renovar el crecimiento" de la economía nacional. Además, el país asiático "acelerará los esfuerzos para lograr una mayor autosuficiencia en ciencia y tecnología", destacó.

Pero, sobre todo, Xi se comprometió a elevar al Ejército Popular de Liberación (EPL) a un "ejército de clase mundial".  "Trabajaremos más rápido para modernizar la teoría militar, el personal y las armas", dijo Xi, según The Associated Press. "Mejoraremos las capacidades estratégicas del ejército" para mejorar su "capacidad de victoria".

"Provocaciones" en Taiwán

En este clima belicista, Xi se refirió a la visita de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, a Taiwán durante el mes pasado, que calificó de "provocación".

Ante las graves provocaciones de las actividades separatistas de las fuerzas independentistas de Taiwán y la injerencia en los asuntos de Taiwán por parte de fuerzas externas, hemos librado con determinación una importante lucha contra el separatismo y la injerencia, demostrando nuestra firme determinación y capacidad para salvaguardar la soberanía nacional y la integridad territorial y oponernos a la independencia de Taiwán. Persistimos en la lucha por la perspectiva de la reunificación pacífica con la mayor sinceridad. Sin embargo, no hay ningún compromiso de renunciar al uso de la fuerza y se mantiene la opción de tomar todas las medidas necesarias.

Cero Covid y el fin de la pobreza

Sin un atisbo de autocrítica, Xi volvió a sacar pecho por su política de Covid Cero, que está recibiendo fuertes críticas por parte de la población, por el coste personal y económico que está suponiendo. Incluso, como recogió CNN, el pasado jueves hubo una "rara protesta" contra la norma. Nada que hiciera titubear al presidente, que insistió en las bondades de la medida: "Al responder al repentino brote de Covid-19, priorizamos a la gente y sus vidas por encima de todo, y perseguimos tenazmente la política dinámica de Cero Covid para lanzar una guerra popular sin cuartel contra el virus".

Lejos de aceptar el daño que esta estrategia está haciendo a una de sus grandes promesas, la eliminación de la pobreza, Xi volvió a ratificarse en ella. En este caso, prometió que el arma que acabe con esta lacra sería la creación de empleo y políticas de "prosperidad común".