¿Qué papel juegan los medios en las tensiones raciales?

Un estudio elaborado por la revista Tablet sugiere que se adoptaron "nuevas teorías de la conciencia racial que prepararon el escenario para los últimos disturbios".

No es un secreto para nadie que las tensiones raciales han aumentado en los últimos años y el pico llegó con el caso de George Floyd y sus posteriores impactos sociales. El hecho tuvo lugar a mediados del 2020 y, meses después, la revista Tablet elaboró un estudio estadístico que analizó el rol de los medios de comunicación a la hora de aumentar o disminuir esas tensiones.

El estudio fue publicado por el periodista Zach Goldberg, quien intentó descubrir la relación, si es que existía una, entre los medios masivos de comunicación y el incremento del discurso racial en los últimos años. En particular, se basó en los periódicos más populares de los Estados Unidos, como The New York Times, The Washington Post y The Wall Street Journal, entre algunos otros, como Los Angeles Times.

Los medios masivos de comunicación y las tensiones raciales

Según el autor, la ideología wokecomenzó a afianzarse en las principales instituciones de medios liberales años antes de la llegada de Donald Trump”, la cual “influyó mucho en la respuesta periodística a los movimientos de protesta de los últimos años y su crítica a la sociedad estadounidense”.

Para ejemplificar su punto, mostró un gráfico que refleja la cantidad de veces que los términos “racista” o “racismo” fueron utilizados en los mencionados periódicos desde 1970 hasta 2019 y lo expresó en términos de porcentaje. En 2011, estos términos representaron el 0,0027 % y el 0,0029 % de todas las palabras en The New York Times y The Washington Post, respectivamente. Para 2019, la cifra se situó en 0,02 % en el caso del Times y 0,03 % en el caso del Post, lo que supone un aumento de 700 % y de 1.000 %.

El cambio en el Journal fue un poco más moderado y llegó un año después comparado con los otros periódicos, lo que “sugiere que el Journal de centro-derecha parece reaccionar a las tendencias retóricas e ideológicas sobre la raza presentadas por los dos principales periódicos de izquierda”.

(Tablet)

Goldberg también encontró que, a pesar de que las leyes segregacionistas fueron derogadas a mediados del siglo XX, cada vez más gente encuentra en el racismo “un gran problema” para el país. En el 2011, solo el 35 % de quienes se perciben como liberales blancos sostenían esta afirmación, algo que terminó duplicándose en los años posteriores. Ante la misma pregunta, el 61 % aseguró que el racismo era un “gran problema” en 2015, cifra que aumentó aún más en 2017, 77 %.

“Una posible explicación de estas estadísticas es que Estados Unidos experimentó una explosión de racismo en la última década y que los liberales blancos son el único reflejo de ese cambio. Pero otra posibilidad, quizá más probable, es que las nociones progresistas ascendentes sobre la raza, reflejadas en un ritmo constante de información y editorialización sobre el tema por parte de los principales medios de comunicación nacionales, animaran a los liberales blancos a calificar de racistas un mayor número de comportamientos y personas”, reflexionó Goldberg en medio del escrito.

“En otras palabras, mientras que el mundo puede haber permanecido más o menos igual, los medios de comunicación liberales de élite y sus lectores -especialmente sus lectores liberales blancos- experimentaron un profundo cambio”, sumó.

Para justificar sus dichos, tomó los estudios de Paul Kellstednt, politólogo de la Universidad de Brown, quien sugiere que los cambios en las actitudes raciales siguen cambios en el contenido de noticias relacionadas con la raza. Sin embargo, Goldberg aclaró que sus hallazgos respaldan que los cambios fueron más fuertes entre los demócratas y liberales blancos, más débiles para los demócratas y liberales no blancos, mientras que casi nulos para los conservadores y republicanos blancos.

Mediante un índice casero realizado a partir de un algoritmo desarrollado originalmente por James Stimson, encontró que The New York Times y The Washington Post “están hablando de desigualdad racial y de cuestiones relacionadas con la raza con mucha más frecuencia que desde al menos 1970, y cada vez enmarcan más esas cuestiones utilizando los términos y la jerga asociados a la ‘wokeness’", aunque aclaró que esto no quiere decir necesariamente que su cobertura “esté provocando cambios en las actitudes raciales”.

Sobre el racismo sistémico y privilegios raciales

Goldberg abordó este concepto en sus estudios y, nuevamente, midió cuántas veces fue utilizado por los cuatro periódicos principales. Desde 1970 hasta 2014, la frecuencia de uso combinada de los términos “racismo sistémico”, “racismo estructural” y “racismo institucional”, nunca superó el 0,00006 % de todas las palabras en cualquiera de los cuatro.

(Tablet)

Sin embargo, en 2014 las menciones comenzaron a multiplicarse. Para 2019, la cifra en el Times fue del 0,0004 % de todas las palabras y 0,00056 % en el Post, lo que además significa que los utilizaron diez veces más en comparación con el 2013.

“En otras palabras, los datos sugieren no solo que se ha prestado más atención a las disparidades raciales, sino también que las propias disparidades raciales se enmarcan cada vez más en la teoría del racismo sistémico. Aunque este marco es ahora habitual, no lo era hasta hace pocos años”, analizó Goldberg.

En cuanto al término “privilegios raciales”, encontró que el Post y el Times aumentaron un 1.500 % y un 1.200 % el uso de las palabras “blanco” y “privilegios raciales” entre el 2013 y el 2019. A su vez, la frecuencia con la que “privilegio” compartió el espacio léxico con términos como "blanco", "color" y "piel", alcanzó un récord.

“Además, un análisis de asociaciones latentes en el Times (que se muestra a continuación) muestra que la palabra ‘color’ aparece cada vez más junto en un pasaje de texto con palabras como ‘marginado/marginación’, ‘vulnerable’ y ‘oprimido/opresión’”, sumó.

Conclusiones

Tras analizar las variables, halló que “lo que sugiere la evidencia” es que “las principales publicaciones no solo ampliaron enormemente la definición de racismo y promovieron activamente una visión más racializada de la sociedad estadounidense, en un período que comenzó bajo un presidente negro y durante el cual muchos indicadores mostraron una lenta y frustrante, pero consistente, progreso racial—pero lo han hecho, en parte, al normalizar y popularizar la noción de culpa colectiva de la “gente blanca”.

"Por supuesto que existen desigualdades reales en Estados Unidos, algunas de las cuales se basan en el legado de la discriminación racial. Pero las visiones para transformar el país deben reflejar una imagen lo más completa y precisa posible de la realidad social. Ignorar o suprimir hechos inconvenientes nos deja con una imagen de la realidad que probablemente sea incompleta, errónea y, en consecuencia, perjudicial para el progreso", concluyó.