Logros del capitalismo: un iPhone 14 habría costado 101 millones en 1991

La libre competencia permite mejorar los productos y reducir su precio de forma dramática.

El último modelo de iPhone tiene los últimos avances que puede ofrecer Apple en su producto estrella, pero no es barato. Según la web, la versión Pro cuesta 999 dólares, y Pro Max 1.099. Ahora bien, si comparamos el precio con lo que hubiera costado fabricar un teléfono con las mismas características, excepto el tamaño, en 1991, mil dólares pueden parecer una ganga.

American Enterprise Institute (AEI) lleva desde 2014 haciéndose esa pregunta: ¿cuánto costaría en 1991 fabricar un iPhone? Un iPhone 5s, de 2013, costaría 3,56 millones de dólares fabricarlo en 1991. Los avances en los siguientes modelos los harían cada vez más caros de producir en 1991: 12,66 millones el iPhone 7, 28,61 el modelo XS, y 51,62 millones el iPhone 12.

101 millones

Pero el premio se lo lleva el último modelo. Un iPhone 14 costaría 101 millones de dólares. El autor del estudio es Bret Swanson, seniow fellow del AEI. Lo explica así:

El modelo de gama más alta incluye un terabyte de almacenamiento digital, lo que supone 63 veces más que el iPhone original, lanzado en 2007, y que por sí solo habría costado unos 45 millones de dólares en 1991. Si añadimos el procesador A16, el módem 5G, que incluye nuevas capacidades de ondas milimétricas de hasta 500 megabits por segundo, un increíble procesador gráfico y cuatro cámaras que suman 84 megapíxeles, tenemos un dispositivo cuya construcción habría costado al menos 101 millones de dólares en 1991. Y eso sin tener en cuenta la inflación ni incluir la pantalla, el software, los sensores y otros muchos componentes y funciones. Hoy, esta maravilla de 100 millones de dólares se vende por unos 1.000 dólares.

Gráfico de American Enterprise Institute

Gráfico de American Enterprise Institute

Esta evolución muestra la capacidad de una economía libre de mejorar la calidad de vida a un coste cada vez menor. Es una mejora que no captan las estadísticas de precios, porque en la misma rúbrica (televisiones, teléfonos móviles) se incluyen productos que mejoran a una gran velocidad, y que en realidad son muy diferentes de los de hace cinco o diez años.