La izquierda censora pone en la mira a la cadena Fox y declara el boicot a sus anunciantes

Se presentan como adalides de la verdad, cuando en realidad lo que quieren es imponer la censura 'woke'.

Activistas radicales buscan hundir Fox News. Con la excusa de que estaría difundiendo fake news, grupos de izquierda llaman al boicot de anunciantes para que no se promocionen en la cadena conservadora. Presumen de haber hecho lo mismo con Breitbart News, el diario de Steve Banon.

El portaestandarte de esta campaña es la organización Check My Ads, dirigida por la fanática Nandini Jammi. Se presentan como adalides de la verdad, cuando en realidad lo que quieren es imponer la censura woke. Es la cultura de la cancelación llevada al sector de la publicidad y el marketing.

Sleeping Giants, la plataforma de boicot creada por Jammi

Además de ser una ultra de izquierdas, Nandini Jammi es una buena conocedora del mundo publicitario. En su web se define como "líder de marketing para nuevas empresas tecnológicas en Londres y Berlín". Junto con el publicista Matt Rivitz, Jammi creó una plataforma con el nombre de Sleeping Giants. Lo que comenzó siendo una campaña en redes sociales acabó siendo un fenómeno premiado con un León de Oro de Cannes y un Premio Webby en 2019.

Los nuevos inquisidores presumen de que muchos anunciantes compraron su mensaje para dejar de poner spots en Breitbart. Las garras de este movimiento de cancelación también alcanzaron a otros programas y medios conservadores o derechistas, como The O'Reilly Factor, Tucker Carlson Tonight, The Ingraham Angle o Infowars. Sleeping Giants tiene una página web donde el lector puede suscribirse a su boletín de noticias y comprar artículos de propaganda: desde mascarillas a camisetas para bebés.

El nuevo objetivo de la ultra Jammi y su banda es acabar con la publicidad en Fox. Mediante cartas a los anunciantes, les presionan para que no se anuncien en ella. Dicen que sus marcas se están promocionando en un medio que incita al odio, al igual que hicieron con Breitbart, del que sostenían que promovía la violencia.

Presión a los anunciantes

En líneas generales, los anunciantes distribuyen sus campañas a través de agencias de medios. Estas agencias compran espacios publicitarios en diferentes medios, y lo hacen en función de la audiencia de cada uno de estos. Los espacios más demandados son los más seguidos, lógicamente. Y se ofrecen a diferentes marcas para diseñar campañas plurales (que abarquen diferentes medios).

En el caso de internet es similar, solo que aquí es prácticamente automático: la llamada publicidad programática. En función de las visitas, los anuncios se colocan en las webs con más clics. Por así decirlo: a más clics, más ingresos. Y ahí es donde decidieron intervenir los canceladores izquierdistas. Tal y como reconocía Matt Rivitz: "Las agencias de medios contratan espacios sin ningún tipo de rigor, independientemente del tipo de contenido que se vierta en las webs". Y, claro, eso a su juicio está mal porque al público hay que enseñarle lo que tiene que ver. Se entiende que los activistas de izquierdas quieren ver mensajes woke. Y que nadie vea otra cosa diferente.

La doctrina de la cancelación está calando hondo, hasta el punto de crear una entidad que canalice estas acciones. Check My Ads Institute es la nueva marca con la que operan estos activistas. Se define como "organismo de control independiente que remodela la industria de la tecnología publicitaria". La clave reside en cómo están remodelando la industria, y en si realmente son independientes.